EL PAíS
› OPINION
La lógica del crecimiento
› Por Luis Bruschtein
Muchos de los economistas que respaldaron el modelo neoliberal dicen que la reactivación otorga más derechos a los acreedores externos y presionan para que el Gobierno mejore su oferta. Hay un conflicto de intereses y ellos se asumen como portavoces de los demandantes, en este caso, los tenedores de bonos privados, y acusan al Gobierno de maltratarlos.
La reactivación disparó también otra demanda, la de los trabajadores, que reclaman su porción en el reparto. Esta escalada podía ser ordenada o no, pero era inevitable que se diera. Los mismos economistas que reconocen derechos a los acreedores que aceptaron las reglas de juego de grandísimos riesgos con altísimos intereses rechazan en cambio el derecho de los trabajadores y ponen el grito en el cielo por el conflicto salarial. Dicen que los aumentos estimulan el empleo en negro y anulan la posibilidad de nuevas inversiones en ampliación de instalaciones, por ejemplo.
Pero si el Gobierno paga más de lo que ofrece de la deuda, que ya es muchísimo, y mantiene congelados los salarios, lo más seguro es que se planche la reactivación. No hay que ser un gran economista para verlo.
En los últimos años, el Gobierno otorgó varios aumentos salariales por decreto. Y aun así, los salarios en promedio no alcanzaron a recuperar la capacidad adquisitiva que habían perdido desde 2001, cuando ya estaban muy deprimidos. Por el contrario, desde ese año hasta ahora, el promedio de ganancias de la mayoría de las empresas creció el 45 por ciento. Y en algunos rubros específicos, hasta el 300 por ciento.
Los salarios soportaron la depredación de las políticas neoliberales y luego la de la crisis. Y con la reactivación, cuando las empresas obtuvieron importantes ganancias, ni siquiera pudieron recuperar los valores del 2001. Los aumentos benefician al trabajador en blanco, pero tienen también un efecto de arrastre para los que están en negro porque se viene de un atraso muy fuerte. Y ese dinero va al consumo y al mercado interno, lo que beneficia al desocupado porque se generan más fuentes de trabajo.
El reclamo de aumento salarial no tiene nada de descabellado como quieren presentarlo algunos medios junto con los economistas que piden que se pague más a los acreedores de la deuda. El reclamo salarial tiene la lógica de la reactivación. El congelamiento del salario y el aumento del pago de la deuda tiene la lógica del vaciamiento recesivo. Lo cierto es que el problema se ha instalado en la sociedad después de muchos años. Y las perspectivas pueden ser dos: la proliferación de conflictos o el funcionamiento de un sistema de paritarias democrático y representativo.