Lun 20.12.2004

EL PAíS

Dos distritos clave ponen en crisis el sueño radical

En la provincia de Buenos Aires, los intendentes del Grupo Olavarría extienden su rebelión a Córdoba y La Pampa. En Capital se consolida La Causa, que quiere un frente con los progresistas.

› Por José Natanson

Llega la Navidad, después Año Nuevo y ya está encima el 2005, un año electoral que asoma complicado para los radicales que aún quedan en pie. Preocupado por un partido que se deshilacha, Angel Rozas enfrenta problemas graves en los dos distritos más importantes del país. En la provincia de Buenos Aires, el Grupo Olavarría prepara una reunión junto a intendentes de Córdoba y La Pampa con el objetivo de extender el foco rebelde a otros distritos. En la Capital Federal, la fuga aparece por izquierda: la semana pasada, un grupo integrado por Gustavo López, Silvana Giudice y Luis Brandoni anunció su voluntad de construir un frente progresista con otras fuerzas, aun a costa de romper el partido.

El desafío porteño

Junto a Córdoba, la Capital Federal fue durante años un distrito clave para el radicalismo, cuya hegemonía recién comenzó a debilitarse a partir del ascenso del Frepaso. En las últimas elecciones, sin embargo, la dupla Cristian Caram-Nito Artaza apenas obtuvo el 2 por ciento de los votos, confirmando la decadencia general. Y, como suele suceder en estos casos, las complicaciones exacerbaron los conflictos internos.
El lunes pasado, un grupo de radicales lanzó La Causa, una corriente interna integrada por el secretario de Cultura porteño, Gustavo López, la diputada Silvana Giudice, el actor y ex diputado Luis Brandoni y el titular del Comité Capital, Jorge Casabé. En la presentación, los referentes de la nueva agrupación explicaron que aspiran a conformar un gran frente de centroizquierda junto al socialismo y el ibarrismo, un objetivo que no se aceptará sin polémicas: Aníbal Ibarra ya anunció su voluntad de unir fuerzas con Néstor Kirchner en las elecciones del año que viene e incluso mencionó como candidato a Rafael Bielsa. “Nosotros no vamos a dejar de buscar un proyecto progresista porque el kirchnerismo esté ahí, ni vamos a girar a la derecha por oportunismo. Vamos a insistir con nuestra posición, y si tenemos que hacerlo sin el partido lo haremos”, explicó López.
Preocupado, Rozas siguió de cerca los planes del núcleo rebelde, cuya voluntad frentista choca con la decisión del chaqueño de recuperar un rol de oposición fuerte: Rozas preferiría la propuesta del sector de Enrique Nosiglia y Rafael Pascual, que buscan una candidatura moderada –tipo Enrique Olivera o Ricardo Gil Lavedra– que permita discutir con el gobierno por derecha y explorar alianzas con dirigentes como Ricardo López Murphy.
La situación llegó a tal punto que la semana pasada Rozas amenazó con intervenir la UCR porteña, cuyo presidente es parte del grupo rebelde. “Ahora no se anima, pero por ahí lo hace en el verano. En ese caso vamos a presentar un recurso judicial”, explicó Silvana Giudice.

La disputa bonaerense

El Grupo Olavarría nació como la confluencia de unos 15 intendentes y un puñado de legisladores, ávidos de ensayar una alianza con López Murphy y disconformes con la conducción del Comité Provincia, que permanece en manos de Margarita Stolbizer, pero que tiene a Federico Storani y Leopoldo Moreau como sostenes políticos.
Lanzado a toda orquesta, el agrupamiento comenzó a generar dudas en algunos de sus fundadores. Por ejemplo, los intendentes Gustavo Posse y Enrique García no parecen tan convencidos de las ventajas de gastar energía política en el emprendimiento: su preocupación no pasa por las elecciones del año que viene, donde se renuevan sólo cargos legislativos, sino por las del 2007, en las que deben pelear su reelección. De todos modos, otros integrantes de la formación original insisten. El jefe comunal de Olavarría, Helios Eseverri, y los legisladores Graciela Di Leo y Juan Pedro Tunessi preparan una reunión junto a intendentes de dos provincias donde la UCR conserva cuotas importantes de poder municipal: Córdoba y La Pampa. La idea es construir una corriente sólida, con algún despliegue territorial, para negociar con más fuerza con López Murphy o incluso con Mauricio Macri.
Rozas, que en un principio quiso contenerlos, ahora no sabe bien qué hacer con ellos: su apuesta es curiosa y consiste en que el tándem Storani-Moreau, con los que venía enfrentado, haga valer su peso interno para alinear a su partido detrás de la candidatura de Stolbizer.

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