Mié 22.12.2004

EL PAíS

Una secretaria de De Santibañes que sigue estando bajo sospecha

La Cámara Federal anuló el sobreseimiento de Gladys Mota por falso testimonio. La mujer había desmentido la declaración del arrepentido Mario Pontaquarto sobre las coimas en el Senado.

› Por Victoria Ginzberg

Gladys Mota fue la secretaria privada del ex jefe de la SIDE Fernando De Santibañes y pudo haber sido una testigo clave en la causa por los sobornos en el Senado. Pero sus lagunas y contradicciones hicieron que terminara denunciada por falso testimonio. El juez Jorge Urso había desvinculado a la mujer de esa acusación, pero la Cámara Federal consideró ahora que esa decisión fue prematura y ordenó que esa investigación siga en pie.
La citación de Mota como testigo en la causa de las coimas en el Senado produjo, en enero de este año, una gran expectativa. El “arrepentido” ex secretario parlamentario Mario Pontaquarto había asegurado que recibió de la mano de la mujer los cinco millones de pesos destinados al pago de los sobornos para los senadores a cambio de la aprobación de la Ley de Reforma Laboral. Pero la ex secretaria de De Santibañes –que seguía cobrando un sueldo de más de 4000 pesos del ex señor Cinco– aseguró que no había visto a Pontaquarto mientras trabajaba en la SIDE. Cuando le mostraron un registro que señalaba que el 22 de agosto de 2000 el “arrepentido” había sido atendido por “Gladys”, la mujer afirmó que había otras personas con ese nombre que trabajaban en el organismo de inteligencia.
En ese momento los fiscales Eduardo Freiler y Federico Delgado y el fiscal Nacional de Investigaciones Administrativas, Manuel Garrido, pidieron que Mota sea denunciada por falso testimonio debido a las contradicciones y numerosos “no me acuerdo” que había en la declaración. Urso sobreseyó a la secretaria de De Santibañes luego de corroborar que había otras dos empleadas con ese nombre en la SIDE. Pero los camaristas Gabriel Cavallo y Horacio Vigliani sostuvieron que “esa circunstancia no alcanza para despejar la hipótesis delictiva investigada”. Es decir que el hecho de que hubiera otras empleadas llamadas Gladys no implica que Mota no haya sido quien atendió a Pontaquarto. Los magistrados consideraron que debían producirse nuevas medidas de pruebas, por ejemplo que debían ser citadas a declarar las otras dos Gladys.
El sobreseimiento de Mota implicaba en cierta forma restarle credibilidad a Pontaquarto, ya que los testimonios de ambos habían quedado en contradicción, con el agregado de que con el suyo el ex secretario parlamentario se había autoincriminado.
El arrepentido declaró cuatro veces en el expediente principal sobre los sobornos a los senadores. La última vez fue hace dos semanas, cuando se presentó ante el nuevo juez del caso –Daniel Rafecas– y ratificó el relato que había hecho ante Rodolfo Canicoba Corral. Según relataron investigadores del caso, Rafecas consideró “creíble” la declaración de Pontaquarto. También a Canicoba Corral le había parecido sólida la versión del ex secretario parlamentario, lo que le llevó a procesar al arrepentido, a De Santibañes y a los ex senadores José Genoud y Emilio Cantarero. Pero la Cámara Federal anuló esa medida y ordenó una serie de medidas que actualmente está llevando a cabo Rafecas.

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