EL PAíS
› MENEM REGRESO AL PAIS, ATACO
DURAMENTE AL GOBIERNO Y REIVINDICO AL SUYO
Como si nada hubiese pasado en la Argentina
Lo recibieron su hermano y su sobrino y algunas de las caras conocidas del menemismo: Zulemita, Aráoz, Barra y Patti. En el acto que hizo frente al PJ local, dijo que el gobierno de Kirchner ataca “a las Fuerzas Armadas, a las de seguridad y a la Iglesia”.
› Por Luis Bruschtein
Dos días después del 20 de diciembre, la fecha que en el 2001 significó el estallido en pedazos del modelo económico y social del que fue su principal abanderado, regresó ayer al país el ex presidente Carlos Menem, tras permanecer nueve meses en Santiago de Chile a raíz de una investigación judicial que le hubiera deparado la cárcel. Menem fue calurosamente recibido por la gente que lo esperaba en el aeropuerto de La Rioja y encabezó una multitudinaria caravana de vehículos. En el acto que se realizó en el centro de la capital riojana, se expresó en duros términos contra el gobierno de Néstor Kirchner y defendió a rajatabla las políticas neoliberales y el alineamiento internacional incondicional junto a los Estados Unidos que impulsó durante su gestión. “Tenemos que incorporarnos al ALCA”, exhortó, al tiempo que preguntó “¿por qué tantos ataques a las Fuerzas Armadas, a las fuerzas de seguridad y a la Iglesia?”
Las fechas y las alegorías estuvieron a la orden del día porque la llegada del ex presidente Menem quiso ser una especie de recordatorio del regreso del general Perón a la Argentina hace más de 30 años, pero las falsas comparaciones con el faraón Ramsés por su longevidad y con Perón por su peso en la Argentina siempre resultan fallidas. Ni faraón ni Perón, el retorno de Menem no pudo siquiera concitar la presencia de políticos importantes de otras fuerzas políticas nacionales ni del justicialismo y ni siquiera de todo el justicialismo riojano, ni de todo el viejo menemismo de hace dos años.
Las compañías más destacadas fueron la de su hermano Eduardo Menem y la de Luis Patti. Cuando el avión privado que lo trajo de Santiago de Chile aterrizó ayer en el aeropuerto de La Rioja, un poco más de mil personas se habían agrupado para esperarlo. Además de su hija Zulemita, que viajó ayer a la mañana sin su hijo Luca, que quedó a cargo de su abuela, y que regresa hoy a Buenos Aires, la comitiva que lo recibió estuvo formada por su sobrino, el diputado Adrián Menem, Armando Gostanian, Chiche Aráoz, los ex senadores Alberto Tell y Héctor Maya, Alejandro Tfeli, Rodolfo Barra, Paco Mayorga y el ministro riojano de Seguridad Social, Jorge Maza.
Las radios locales habían dicho que a su arribo el ex presidente besaría la tierra riojana, al estilo de las visitas papales, y decían también que al pasar por la catedral iría “a tomar gracia del Santo”, por San Nicolás, pero los apretujones y la demora de la gran caravana que se formó para acompañarlo en su trayecto hasta la ciudad impidieron ambas demostraciones de agradecimiento y religiosidad.
Los grupos que se encontraban en el aeropuerto, integrados por personas del Peronismo Popular, la corriente menemista en el justicialismo, que habían llegado desde Córdoba, y de otros lugares del país, pero no constituían un número importante. Pese a ello, cuando Menem se asomó a la escalerilla del pequeño jet, la gente irrumpió en la pista y se apretujó para saludarlo. Una imagen de yeso pintado de la Virgen del Valle de Catamarca fue acercada por algunos simpatizantes a la camioneta que abordó Menem junto con su hermano Eduardo y gran cantidad de miembros del Comando Retorno que vestían camisetas negras.
La pequeña cantidad de personas que había en el aeropuerto hizo pensar que la caravana también sería menor. Sin embargo, se incorporaron numerosos vehículos, además de los ómnibus que habían traído simpatizantes del interior de la provincia, así como de Córdoba y Tucumán, y la columna se hizo muy extensa, encabezada por la camioneta que llevaba a Menem en la caja posterior. Los locutores radiales señalaron que la caravana era mucho más grande que la que acompañó al presidente Kirchner hace quince días durante su visita a La Rioja. Muy pocas pintadas y pasacalles con la consigna “Menem Vuelve, Comando del Retorno” se podían ver en las calles riojanas, sin que se viviera un clima de expectativa como en otros momentos de la carrera política del ex presidente Menem. Sin embargo, la caravana y el acto que se realizó en la avenida Perón, en el centro de la ciudad, fueron importantes en cuanto a la asistencia de público.
Desde el cuartetazo “Que vuelva Carlos”, instrumentado por bombistos y trompetistas populares, hasta la consigna “Se siente, se siente, Menem presidente” acompañaron la caravana y se hicieron escuchar durante el acto. En el trayecto a la ciudad, una mujer que asomaba la cabeza por la ventanilla de una camioneta cuatro por cuatro gritaba: “Que se vaya el Anticristo”, haciendo referencia supuestamente al presidente Kirchner.
En estos días se pasó por la televisión local un mensaje navideño de Menem donde anunciaba su regreso y aseguraba que nada le había hecho cambiar de ideas ni de principios. A juzgar por el contenido de su discurso es evidente que no ha cambiado su manera de pensar.
Los primeros oradores del acto fueron su hermano Eduardo, quien denunció una campaña de persecusión contra Carlos Menem orquestada por los medios nacionales, por algunos políticos y por miembros de la Justicia. Y afirmó que el retorno de su hermano echaba por tierra esa campaña de difamación, al tiempo que lo exhortaba a hacerse cargo de la conducción del Movimiento Justicialista. La segunda oradora fue la ex diputada Alejandra Oviedo, quien habló en nombre de la militancia y reivindicó la figura de Menem como una de las más importantes en la política argentina.
Sin embargo, el eje del discurso de Menem fue algo que los oradores anteriores habían omitido: la defensa de su gestión entre 1988 y 1999, a la que definió como “la década más brillante de nuestra Patria”. A partir de allí arremetió con índices económicos y sociales que avalaban sus palabras. “No pagan a nadie –acusó al gobierno por la deuda externa–, cobran impuestos antojadizos y saquean el salario de los trabajadores, con eso consiguen el superávit, qué me vienen a hablar de que esto es un gobierno justo, y esto no se arregla con una limosna de 150 pesos, sino con trabajo”, señaló, haciendo recordar sus promesas de salariazo y revolución productiva. “Lo único que hicieron con la devaluación y la pesificación fue mandar a los trabajadores a la pobreza; estos no saben un pito de nada”, expresó entre el ruido de bombos y el grito de “Y pegue, y pegue Carlos pegue” y “Es para Kirchner que lo mira por TV”.
Tras el acto, el ex presidente participó en una cena con sus seguidores más cercanos y luego se retiró a su casa de Anillaco, La Rosadita.
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