EL PAíS
› EXCLUSIVO: QUE VA A DECLARAR TELLELDIN ANTE EL TRIBUNAL
El famoso tema de los dólares
El acusado de preparar la Trafic usada en el atentado a la AMIA confirmará que el juez Galeano le pagó, dirá que la Van no era usada y hablará por fin de los policías involucrados.
› Por Raúl Kollmann
Hay dos cosas seguras que dirá: que el juez Juan José Galeano le pagó 400.000 dólares por declarar, y que la carrocería del coche bomba es la que siempre dijo que fue. Sobre el pago, dará todos los detalles, incluso que el magistrado le prestó un celular para comunicarse con su hermano Eduardo, que estaba junto al Banco de Quilmes de Ramos Mejía para verificar que efectivamente le hubieran entregado los primeros 200.000 dólares. Además, por primera vez va a revelar que le hicieron firmar un año más tarde un escrito en el que admitía haber recibido ese dinero como parte de la recompensa. Respecto de la carrocería, Telleldín explicará técnicamente por qué el peritaje de Ciadea, la empresa que fabricó la Renault Trafic, determinó que la camioneta era del ‘91 mientras que la Gendarmería afirma que fue fabricada en el ‘89. Según Telleldín, Ciadea tiene razón y eso probaría que el vehículo fue parte del robado a un disc jockey de apellido Sarapura, como él siempre afirmó. Hay otra cosa, el punto clave, del que hablará: si dijo o no dijo la verdad cuando afirmó que le entregó la camioneta a policías. Sobre ese elemento fundamental, Telleldín no suelta prenda. Se mantiene en el hermetismo más absoluto, aunque dice que lo abordará en la audiencia del juicio oral.
Carlos Telleldín es el hombre clave del caso AMIA porque supuestamente tuvo en su poder el motor que apareció entre los escombros de la mutual judía hasta ocho días antes del atentado. Hasta ahora, declaró que armó la camioneta con ese motor y con una carrocería robada al disc jockey Sarapura, pero que la tuvo que entregar a un grupo de policías -encabezado por el otrora poderoso comisario Juan José Ribelli– para que lo dejaran seguir adelante, sin detenerlo, con sus negocios ilegales.
Los defensores de los policías sostienen que Telleldín cobró por incriminar a los uniformados y hasta hace poco tiempo tanto el juez Galeano como quienes defienden a rajatabla la investigación –los fiscales y la DAIA– aseguraban que de ninguna manera se le había pagado al Enano, como le dicen a Telleldín. En los últimos tiempos cambiaron su ángulo: “Si se le pagó fue para que dijera la verdad”.
En su declaración ante los jueces Gerardo Larrambebere, Miguel Pons y Guillermo Gordo, El Enano contará una historia llamativa. Dirá que le pagaron los 400.000 dólares y que un año más tarde, en 1997, le hicieron firmar una especie de escrito en blanco, un recibo de que cobró parte de la recompensa. Según dice Telleldín, ese escrito ya tenía las firmas del ex ministro del Interior, Carlos Corach, y de su abogado Víctor Stinfale. Además, El Enano va a enumerar la forma en la que se armaron declaraciones y reconocimientos preparados previamente.
Este punto desatará sin dudas una enorme polémica y posiblemente complique la situación del juez Galeano en la causa que se le sigue por irregularidades en la investigación. La pregunta es si está bien darle parte de la recompensa a un hombre considerado cómplice del atentado y, sobre todo, hacerlo en secreto, sin que haya aparecido claramente en el expediente judicial.
De todas maneras, aunque la cuestión del pago puede jugar un papel importante en el juicio, no deja de ser un aspecto lateral. La clave está en dos preguntas: ¿Fue la camioneta armada por Telleldín la que explotó en la AMIA? ¿El Enano se la había entregado a los policías?
- Telleldín dice que armó la camioneta con un motor que había comprado y una carrocería robada al disc jockey. Pero los investigadores dicen que el Enano miente porque la carrocería que apareció en la AMIA tenía puerta lateral y la de Sarapura no. La primera era del ‘89 y la segunda del ‘91. La única explicación de esas mentiras –dicen los fiscales– es que Telleldín fue cómplice del atentado.* Telleldín exhibirá una pericia de Ciadea que demostraría que la camioneta era ‘91, contradiciendo así al estudio de la Gendarmería que sostiene que era ‘89 o anterior.
- Sin embargo, es posible que El Enano cuestione toda la investigación oficial en este punto, sugiriendo que el motor y la carrocería fueron plantados para incriminarlo en el atentado. En las últimas semanas, en el juicio quedó cuestionada el acta por el cual se certificó el hallazgo del motor: hasta quienes la firmaron reconocieron que las cosas ocurrieron distinto y que no vieron el momento en que se encontró. Igualmente, otros testigos siguen sosteniendo que el motor sí estaba entre los escombros.
- Es posible que Telleldín juegue otra carta. “A mí el motor me lo entregó Alejandro Monjo, un hombre estrechamente ligado a la Policía Federal. Yo nunca verifiqué el número. No descarto que me lo hayan entregado cambiado. Hay un antecedente. Un tiempo antes me entregó un Renault 12 también con el motor cambiado. Eso está en una causa judicial.” Esta variante significará una enorme tormenta en la causa porque deriva sospechas sobre un hombre muy adinerado –Monjo– que en su momento fue investigado por liderar una mafia dedicada a la comercialización de autos quemados o chocados y que después se rearmaban con partes robadas. Monjo, curiosamente, tenía una medalla de felicitación de la División Robo de Automotores de la Policía Federal, lo cual mostraba sus influencias. Hay otro indicio clave: existen elementos que apuntan a policías de la Federal como quienes retiraron la Trafic del estacionamiento cercano a la AMIA el día anterior a la explosión.
De todas maneras, una de las claves de la declaración de Telleldín será si ratifica o rectifica que le entregó la camioneta a los policías. Todo indica que confirmará sus dichos, pero en el entorno del Enano hay un gran mutismo. Los fiscales sostienen que esa entrega está probada, más allá de lo que diga Telleldín. Los defensores aseguran lo contrario: la evidencia sobre la entrega está únicamente en la declaración de Telleldín, de dos integrantes de su banda y tal vez de dos testigos de identidad reservada que todavía no se sabe si son o no creíbles.
Más allá de lo que digan las partes, lo concreto es que las defensas festejarán si Telleldín da marcha atrás con su declaración y los acusadores celebrarán si ratifica que les entregó la camioneta a los policías.