Dom 09.01.2005

EL PAíS  › SE REALIZO UN ESCRACHE EN LA CASA DE ANIBAL IBARRA

Reclamo de Justicia puerta a puerta

“Algo tiene que cambiar. Tiene que haber responsables. Alguien tiene que ir preso por tanta muerte”, gritaba Nadia, mientras descargaba con un aerosol su furia por la muerte de su novio y de su hermano. A pesar de los adoquines que destilaban con todas sus fuerzas un calor asfixiante y a pesar del temor a que la violencia fuera testigo de otra marcha, un centenar de chicos participó ayer de un escrache frente a la casa de Aníbal Ibarra. La consigna de Justicia no pudo llegar a la puerta del jefe de Gobierno porteño. Un gran despliegue policial y el interés de los jóvenes por evitar cualquier choque con las fuerzas de seguridad dieron por terminada la marcha, en medio de una desconcentración pacífica y silenciosa.
Alrededor de 400 personas se hicieron presentes en la esquina de Triunvirato y Monroe, para participar del escrache organizado por la Comisión de Jóvenes Autoconvocados por la Masacre de Cromañón. Pese a que fueron comunicados, la mayoría de los familiares de las víctimas de la tragedia no participó. Tampoco se vieron banderas de agrupaciones políticas. Justamente el encuentro quiso evitar cualquier intento de politización del reclamo. Los que se hicieron presentes fueron la Red de Asambleas Juveniles, las Asambleas de Almagro y Villa Urquiza, y representantes del Frente de Trabajadores Combativos de La Matanza.
“Que se vayan todos.” La consigna, que parecía desgastada hasta el 30 de diciembre, fue retomada con fuerza por las cientos de voces jóvenes que clamaban un cambio. Además del reclamo en donde responsabilizaron al empresario, Omar Chabán, y al jefe de la Ciudad, Aníbal Ibarra, por las 191 muertes, la protesta denunció a través de un comunicado hecho por la Comisión la “cacería humana” que llevó adelante la policía en la marcha del jueves. Algo de lo que tampoco quedó indemne el flamante secretario de Seguridad porteño, Juan José Alvarez. “Hombre del duhaldismo y responsable directo de la masacre de Puente Pueyrredón” consignaba el documento.
En contraste con la modesta convocatoria y la tranquilidad que caracterizó a la columna que atravesó varias calles durante casi una hora, cuatro cordones de policías y hasta un helicóptero cercaron de azul la casa de Ibarra. Al ver el operativo, la agrupación se plantó en la esquina durante unos pocos minutos. Sin embargo, el corto tiempo alcanzó para captar la atención indiferente de varios vecinos de Villa Ortúzar.

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