EL PAíS
› EL MEDICO ROBERTO QUIÑONES ESTUVO EN LA CANCILLERIA
Una preocupación a la carta
Quiñones y su abogado Eduardo Valdés se reunieron con funcionarios de Cancillería. El médico insistió en su deseo de reunirse con Kirchner y en acceder a la carta que envió Fidel Castro.
› Por Fernando Cibeira
El médico Roberto Quiñones, su esposa Verónica Scarpatti y su flamante asesor jurídico y ex asesor de Rafael Bielsa, Eduardo Valdés, estuvieron ayer en Cancillería para avanzar en las gestiones por el viaje familiar a La Habana para visitar a la médica Hilda Molina. Quiñones insistió ante los funcionarios que lo recibieron con su idea de reunirse con el presidente Néstor Kirchner y con acceder a la carta que envió Fidel Castro en la que garantiza el libre tránsito de su familia en la isla. En Cancillería quedaron en hacer averiguaciones y darle una respuesta en una nueva reunión que mantendrán el martes próximo, pero ambos deseos parecen de difícil concreción. En ese caso, es probable que el viaje vuelva a postergarse.
Quiñones y Valdés anunciaron el martes en una conferencia de prensa que la esposa y los dos hijos del médico viajarán en la primera semana de mayo a Cuba para visitar a Molina. En un primer momento, Quiñones también iba a viajar, pero luego mantuvo una conversación con su madre y su abuela, Hilda Morejón –que ayer cumplió 86 años–, que lo hizo cambiar de parecer.
La posibilidad del viaje familiar a la isla estuvo abierta desde un primer momento, pero Quiñones se decidió recién ahora dado que la posibilidad de que Fidel Castro le permita salir a Molina asoma muy lejana. Una de las preocupaciones que los visitantes llevaron ayer a la Cancillería tenía que ver con la cobertura que el gobierno argentino le brindaría a la familia de Quiñones en Cuba.
A Quiñones y Valdés los atendieron el representante especial de Derechos Humanos de la Cancillería, Horacio Méndez Carreras, y el asesor Jorge Cardozo. El encuentro se extendió por una hora y media y quedaron en repetirlo la semana que viene, ya con Bielsa de vuelta en el país. Durante la reunión, contó un participante, hubo momentos tensos y hasta algún desborde emotivo. Por otro lado, fue la vuelta de Valdés a la Cancillería luego de haber sido despedido, justamente por su participación en el caso Molina. Luego de la reunión, Quiñones y su mujer salieron a la calle con muy mala cara.
“La preocupación por la situación de la familia de Quiñones en Cuba es absurda y nunca estuvo en cuestión. La familia de Quiñones es argentina y, obviamente, en caso de sufrir algún inconveniente tendrán la asistencia de nuestra embajada como la tienen los miles de turistas argentinos que van a Cuba cada año”, explicó una fuente de la Cancillería.
Otro de los temas que se trató en el encuentro tuvo que ver con la famosa carta que Fidel le envió a Kirchner el 14 de diciembre pasado en la que, en lenguaje diplomático, descartaba la posibilidad de que Molina viaje a Buenos Aires a conocer a sus nietos y que, en cambio, no había problemas para que los Quiñones se trasladaran a La Habana y se movieran con absoluta libertad. Ahora Quiñones quiere reunirse con Kirchner para que le muestre esa carta o bien obtener una copia de ella. Dice que quiere conocer el alcance real de esa garantía de libre tránsito a la que se comprometió Fidel Castro y qué aclara sobre su situación en particular, ya que es un disidente.
En el tanteo, ambos pedidos se toparon con una negativa. Kirchner tendría disposición a reunirse con la familia, pero recién en mayo, una vez que vuelvan de La Habana. Además, los funcionarios de Cancillería le explicaron que la correspondencia entre dos jefes de Estado debe mantenerse en reserva y no tiene por objeto que se ande mostrando por allí. Igual, quedaron en hacer las consultas correspondientes.
Si se frustra la reunión con el Presidente, es probable que también se caiga el viaje. “La garantía para la familia es que los reciba Kirchner. Tienen miedo de viajar a Cuba”, explicaron cerca de ellos.
El objetivo declarado del reencuentro familiar luego de una década de separación es que Molina conozca a los nietos –Juan Pablo y Roberto Carlos– que hasta ahora sólo vio en fotos. Sin embargo, ayer la doctora habló desde Cuba y dijo que la reunión será “un poco artificial” porque no estará también su hijo. En la habitual mezcla de emoción familiar con conceptos políticos con que los Molina-Quiñones se refieren a su caso, la doctora anunció que “continuará luchando para viajar libremente sin obstáculos políticos de ninguna índole”. También pidió “al pueblo argentino” que no la abandone.