Los cuatro militares chilenos acusados de un episodio de espionaje, cuando en el 2003 ingresaron al consulado argentino de Punta Arenas, fueron condenados con una pena de 61 días de prisión. Así lo resolvió la Corte de esa ciudad austral, de acuerdo a la informado por la prensa trasandina.
La decisión del fuero militar afectó al teniente coronel Víctor Poza, al mayor Rodrigo Acuña, al suboficial Luis Robles y al cabo Luis Espinosa, los tres primeros miembros del ejército y el último de la fuerza aérea, según la versión digital del diario chileno El Mercurio.
Los cuatro militares fueron dados de baja por sus respectivas instituciones tras la difusión del incidente ocurrido el 9 de noviembre del 2003, cuando el cónsul argentino, José Basbus, encontró a un hombre con quien forcejeó dentro de la misión diplomática. Pese a que intentó detenerlo, el hombre escapó, pero dejó sobre un escritorio aquello que pretendía llevarse: fotocopias de documentos confidenciales, filmaciones de los sectores de seguridad del consulado y un documento de identidad y un permiso de arma de fuego a nombre de Luis Alberto Robles Riscus.
También se encontraron dos camperas y un maletín, en cuyo interior estaba la documentación de Robles Riscus, y una cámara filmadora que había sido utilizada, según consta en el videocasete encontrado en su interior, para registrar las dependencias del consulado y de sus áreas.
Por entonces, el gobierno argentino consideró el hecho como “serio” y prefirió bajar el tono, evitando hablar en todo momento de “incidente diplomático”. Aún así se generó cierta tensión entre ambos países, que finalmente se evaporó cuando el presidente Néstor Kirchner y su par chileno Julio Lagos volvieron a verse la cara.
El gobierno de Chile pidió disculpas por el episodio y expresó que “lamentaba y condenaba los hechos acontecidos”, así como también reiteró su voluntad de “continuar estrechando las relaciones de transparencia” entre ambas naciones.