Mar 08.02.2005

EL PAíS

“Ningún oficial de la ESMA podía ignorar”, afirmó Daleo en España

Graciela Daleo declaró ayer en el juicio contra el ex capitán Adolfo Scilingo. Sabato no pudo dar testimonio por teleconferencia.

“Ningún oficial de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) podía ignorar que allí funcionaba uno de los mayores centros clandestinos de detención, tortura y desaparición durante la dictadura militar”, señaló ayer la ex detenida desaparecida, Graciela Daleo, ante el tribunal que juzga en Madrid al ex capitán de corbeta argentino Adolfo Scilingo. Por otra parte, no se pudo realizar por teleconferencia la declaración desde Argentina del escritor Ernesto Sabato, por razones técnicas y de salud del testimoniante. Para hoy se espera que el tribunal español recoja otros testimonios desde Argentina por esta vía.
Daleo, sobreviviente de la ESMA, declaró en la decimocuarta jornada del juicio por genocidio, terrorismo y tortura que se sigue al ex represor Scilingo, quien cumplió tareas en la ESMA entre 1977 y 1978. La mujer, que era militante peronista, vinculada a la organización Montoneros, estuvo secuestrada allí entre el 18 de octubre de 1977 y el 20 de enero de 1979.
El ex capitán Scilingo declaró en forma voluntaria en 1977 ante el juez español Baltasar Garzón, quien recogió su testimonio y al mismo tiempo lo acusó de los delitos por los cuales es juzgado. Desde entonces, Scilingo se retractó de sus primeras declaraciones sobre su participación en los llamados “vuelos de la muerte”, la metodología por la cual eran eliminados los prisioneros y, por el contrario, aseguró que desconocía lo que sucedía en ese campo de concentración.
“Absolutamente no”, respondió Daleo ante la Audiencia Nacional, la principal instancia penal española, cuando le preguntaron si algún oficial de la ESMA podía ignorar la existencia de un centro clandestino en ese lugar.
Durante más de tres horas Daleo describió con lujo de detalles el funcionamiento del casino de oficiales y el tormento y humillación a que eran sometidos los prisioneros. La testigo mostró al tribunal más de una veintena de mapas, planos y fotografías de la ESMA y en especial del casino de oficiales, producto de un trabajo de investigación de la Asociación de ex Detenidos-Desaparecidos. Así, explicó la distribución de las tres plantas de ese edificio con forma de E donde permanecían recluidas las personas secuestradas por los grupos de tareas y detalló las zonas más escabrosas, como el sótano, donde estaba la “avenida de la felicidad”, como la habían bautizado los represores, que conducía a las salas de tortura, de donde eran sacadas para su “traslado definitivo o desaparición”. También habló de “La capucha”, en la tercera planta, donde permanecían los secuestrados al inicio.
Los prisioneros –relató– llegaban en automóviles al predio de la ESMA, de 17 hectáreas, y luego pasaban al estacionamiento situado detrás del casino de oficiales, desde donde se podía ver el “activo y visible” movimiento de vehículos y gente “esposada o encapuchada”. “Era absolutamente audible el ruido de los grilletes” que llevaban los prisioneros en los pies cuando eran trasladados de un piso a otro del casino de oficiales, afirmó al ser interrogada acerca de si algún oficial que estuviera viviendo una semana en ese edificio podía ignorar lo que pasaba.
Daleo relató también que fue torturada y sometida a tres simulacros de fusilamiento y se convirtió después en una de las detenidas seleccionadas para el “proceso de recuperación”, durante el cual los prisioneros eran utilizados como “mano de obra esclava” en la denominada “Pecera”.
Ayer se frustró el intento de tomar declaración desde Buenos Aires, a través de una videoconferencia, al escritor Ernesto Sabato. El escritor, de 94 años, iba a presentar los datos recogidos por la Conadep, pero no pudo asistir a la cita por razones de salud. De todos modos, el sistema tampoco funcionó por razones técnicas. Los técnicos esperaban que hoy se pueda llevar a cabo la presentación de otros testigos desde la misma sala donde se efectuó el juicio por el atentado a la AMIA, en la sede de Comodoro Py. Entre los que declaran hoy por esta modalidad se encuentran el jurista Beinusz Szmukler, integrante del Consejo de la Magistratura, y la ex senadora tucumana Malvina Seguí.

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