Vie 11.02.2005

EL PAíS  › MATAN EN LA MATANZA A UN DESPACHANTE DE ADUANA

Secuestro express y muerte

Todo comenzó casi al azar, pero al final del día se transformó en una tragedia. Un despachante de Aduana, con su oficina en el barrio porteño de San Telmo, recibió la noticia de un falso secuestro en su teléfono celular. Cuando acudió a pagar el rescate al sitio convenido, terminó secuestrado. Su socio pagó el rescate, pero el despachante no fue liberado. Lo recogió un remisero en las inmediaciones de la villa Las Antenas, de La Matanza, en el conurbano bonaerense. Tenía una herida de bala en la cabeza, y poco más tarde murió en el Hospital Santojanni de la Capital. Anoche fueron detenidas tres personas, entre ellas un menor. Al menos otras tres se encuentran prófugas. “Para mí fue al voleo”, dijo su hermana.
Los detalles del caso fueron revelados anoche por el subsecretario de Investigaciones en Función Judicial bonaerense, Esteban Marino, y por el jefe de Investigaciones de la policía, comisario general Osvaldo Seisdedos, en una conferencia de prensa. Para los investigadores, el caso comenzó como una de las “típicas pesquisas” que intentan hacer quienes se dedican a la captura de clientes secuestrables. Eso mismo contó ayer su hermana, cuyo nombre no fue revelado: “Para mí –dijo– fue ‘el cuento del tío’, ‘al voleo’, porque lo llamaron al celular diciendo que tenían un familiar secuestrado aunque nunca dijeron un nombre”.
Facundo Azulay, la víctima, tenía 35 años y una oficina sobre la calle Chile al 800, en el barrio porteño de San Telmo. A las 9.30 de la mañana recibió un llamado a su teléfono celular. “Aparentemente –indicó una fuente del Ministerio–, con la indicación de que tenían a uno de sus familiares secuestrados.” El despachante acudió a la cita sin testear la información. “Como sucede habitualmente en estos casos, le pidieron una pequeña suma de dinero”, precisó la fuente del Ministerio consultada por este diario. El monto sería de mil pesos.
La mentira se convirtió en realidad cuando llegó al lugar convenido con los falsos secuestradores. Los investigadores suponen que cuando los bandidos lo vieron llegar “bien vestido y con un buen auto”, decidieron retenerlo. Así se lo hicieron saber a un socio de Azulay, vía telefónica. Lo llamaron mientras trasladaban al despachante hasta un barrio conocido como Villa Las Antenas, de La Matanza, próxima al límite con la Capital, sobre la avenida General Paz.
“En ese momento el socio se desesperó”, indicó la fuente. “Le dijeron que tenían secuestrado a Azulay y le pidieron un dinero de rescate.” La suma exigida habría sido de 10 mil pesos, una cantidad que debía entregar en el cruce de las calles Eva Perón e Ingeniero White, del barrio porteño del Bajo Flores. “El socio consiguió el dinero y lo llevó a ese lugar”, contó la hermana, y agregó que le advirtieron que en “20 minutos” sería liberado.
Pero nadie supo nada más de Azulay durante tres horas. “El socio se enteró al mediodía, cuando lo llamaron del Santojanni”, indicó la fuente. Aún no se conocen los detalles del traslado hasta el hospital. Los primeros datos indican que luego del pago del rescate habría recibido una herida de bala. Se cree que “la bala se les escapó” a los secuestradores, que fue por error o como consecuencia de alguna reacción del despachante.
Esa hipótesis se sostiene en las características que tuvo la definición de la historia. Azulay no fue abandonado: los bandidos intentaron auxiliarlo comunicándose con una remisería de la zona. “Le pidieron un coche para una persona que está enferma”, contó ayer la hermana. Cuando el auto llegó, “le tiraron el cuerpo adentro, y salieron corriendo”, indicaron versiones policiales.
En ese momento, el “desesperado” no era el socio sino el remisero: “Sólo atinó a conducir a toda velocidad hasta el Hospital Santojanni de la Capital”, indicaron. Entró al hospital con un balazo en la cabeza, en el perital derecho, sin orificio de salida.
La causa quedó en manos del Juzgado de Garantía Nº 2 de La Matanza, a cargo de Raúl Ricardo Alí, y de la fiscalía de Claudio Poledo. Pero como la muerte se produjo en jurisdicción de la Ciudad, interviene además la Comisaría 42 y el fiscal de turno, Joaquín Rovira. No se descarta que el expediente pase al fuero federal por el tipo de delito, pero la matriz de la causa seguía hasta anoche en tierra bonaerense, según pudo saber este diario. Se hicieron allanamientos en La Antena y en Ciudad Oculta de la Capital. Uno de los detenidos se cortó los brazos hasta los huesos.

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