Sáb 04.05.2002

EL PAíS

“Estas dos leyes deben salir la próxima semana”

El gobernador salteño, Juan Carlos Romero, autor de los 14 puntos acordados por los mandatarios y Duhalde, dice que es imperioso cumplirlo. No quiere elecciones anticipadas. Será candidato del PJ.

› Por Martín Piqué

Para algunos diputados de su propio partido, “está a la derecha de Rudiger Dornbusch”, el economista del Massachussets Institute of Technology (MIT) que propuso que una delegación extranjera se hiciera cargo del Banco Central y el Ministerio de Economía. La definición es ácida, pero al aludido podría hasta resultarle simpática: es que el gobernador de Salta, Juan Carlos Romero, no oculta que tiene “contactos” en Washington, en especial entre los organismos multilaterales de crédito. Es amigo de Enrique Iglesias, el titular del Banco Interamericano de Desarrollo, y en uno de sus frecuentes viajes a Estados Unidos conoció a Bill Gates, el multimillonario selfmade man de las computadoras, con quien está negociando un plan de informatización que recuerda al malogrado Educ.Ar.
De paso por Buenos Aires, adonde vino para firmar el acuerdo bilateral con la Nación, Romero reclama que el Congreso trate rápidamente las leyes de quiebras y de subversión económica. “Estas dos leyes deben salir, y tienen que salir en la próxima semana”, remarca durante la entrevista con Página/12. Impecablemente vestido, con el escudo de su provincia en la solapa y un par de asesores a su alrededor, el gobernador de Salta asegura que no quiere elecciones anticipadas y dice que la “burguesía nacional” no debería sostenerse en una ley “que permite que no paguen las deudas”. “Hay un plan de acción, y espero que el Gobierno lo cumpla”, subraya, y enseguida añade: “Lo que hay que mostrar son resultados”.
–¿Qué le parecen los nombramientos que hizo Duhalde? En Trabajo y en Jefatura de Gabinete se designó a dos personas ligadas con el sindicalismo.
–Me imagino que con esto el presidente Duhalde tratará de darle algún tipo de impulso no sólo a la gestión económica, sino también al resto de las acciones generales de gobierno, desde Interior, como la Jefatura de Gabinete. Nosotros hemos apoyado el programa que hemos propuesto, pero no hemos tomado a nuestro cargo decidir cuáles son las designaciones. Espero que sean exitosas. Confío en que es gente experimentada.
–¿Duhalde hizo el giro que le pedían los gobernadores: armar un gabinete más federal y dejar de lado al radicalismo bonaerense?
–Duhalde siempre consideró importante la coalición parlamentaria, porque así podía sacar las leyes, así que más allá de que eso se refleje en el gabinete o no, cosa que no he analizado, lo que sí es cierto es que la voluntad del radicalismo de la provincia de Buenos Aires y del justicialismo, si tienen ese acuerdo, es apoyar al presidente Duhalde. Debemos sacar las leyes que, aunque algunos dicen que son una imposición del Fondo, creemos que le dan seguridad jurídica a Argentina.
–¿Cuál es su posición sobre las leyes de subversión económica y quiebras?
–Es una ley muy enrevesada, una ley que ha estado guardada por mucho tiempo y que ahora se la aprovecha para adaptarla a la necesidad política de algunos jueces y no a la existencia de un delito que no está probado todavía. En cuanto a quiebras, es una ley que da garantías a los futuros acreedores de los futuros préstamos, no a los actuales acreedores. Si Argentina piensa que la economía debe crecer, hacen falta créditos. Y si el acreedor futuro de cualquier argentino, desde una hipoteca por una casa hasta una empresa, cree que la ley no lo protege para recuperar al final su préstamo, no nos van a prestar dinero. Estas dos leyes deben salir, y tienen que salir de acuerdo con las provincias en la próxima semana.
–¿Pero por qué hay tanta resistencia en el Congreso, especialmente con la ley de quiebras?
–Primero, porque se explicó mal. Y sobre la ley de quiebras, porque hay muchos lobbies a favor de hacer un sistema tan diluido.
–¿Quiénes hacen lobby?
–Ah, no sé, hay lobby. Yo no puedo identificar con nombre y apellido porque no conozco, pero sé que hay mucha presión sobre el Congreso, como la hubo para aprobar esta ley. Será un grupo de deudores importantes que creen que de esta manera salvan su empresa, pero le hacen un daño al país. Porque lo que está pasando es que en el mundo van a entender que en el país hay una ley de quiebras con la cual nadie puede quebrar.
–¿Pero la ley de quiebras actual no impide que se “extranjericen” muchas empresas de la Argentina?
–Pero para mí eso no tiene nada de malo, si es que viene alguien y paga dinero por una empresa y la compra. Yo creo que la formación de una burguesía nacional empresaria no se hace a través de una ley que permite que no paguen las deudas. Al contrario, a la burguesía nacional hay que darle igualdad de oportunidades y posibilidades de acceso a los mercados de crédito. Además, hay que tomar conciencia de que han sido los propios empresarios los que en los últimos diez años, ante la tentación de una gran suma de dólares, vendieron sus empresas. No por la ley de quiebras, sino por la tentación de vender por muchos dólares. Entonces, en ese sentido, yo creo que no existe ningún riesgo porque ya esa expectativa de venir a invertir de afuera ha desaparecido. Lo que queremos es recuperar la confianza para que vuelvan las inversiones.
–¿Por qué los gobernadores no han incorporado hombres de su confianza en el gabinete o en el Gobierno?
–En primer lugar porque las propuestas que nos hicieron fue que nos sumáramos los gobernadores en persona. Por la letra de las constituciones provinciales –yo creo que no hay ninguna excepción–, nosotros teníamos que renunciar para hacernos cargo de la función nacional.
–¿Qué piensa de la política del gobierno de George Bush (h.) hacia la Argentina, especialmente a partir de lo que exterioriza el secretario del Tesoro, Paul 0’Neill?
–No deberíamos estar pendientes todo el día de lo que opinan ellos. Tanto el Fondo como los funcionarios norteamericanos deberían darle el tiempo a Argentina para que encuentre el camino. Pero nosotros tampoco debemos estar tan preocupados por lo que ellos digan todos los días.
–¿El problema con Duhalde es que duda, o que dudó, sobre ese rumbo del que usted habla?
–No me consta. Yo creo que el Presidente tiene el derecho de pedir distintas opiniones. En este caso, a nosotros nos llamaron para opinar y eso se reflejó en la propuesta mayoritaria de los gobernadores. Así que a mí no me consta que (Duhalde) estuviera disconforme o de mala gana.
–¿Qué opina del gobierno de Eduardo Duhalde hasta ahora? ¿Lo ve llegando hasta el 10 de diciembre de 2003?
–Si hacemos lo que el mundo espera que hagamos, no digo que vamos a tener un resultado inmediato, pero por lo menos vamos a evitar una crisis mayor, que sería un mayor empobrecimiento de la gente. Hay un plan de trabajo, un plan de acción, que espero que el Gobierno cumpla.
–¿Pero Duhalde tiene poder para cumplir con ese programa, y para llegar a diciembre de 2003?
–Sí, poder existe. Lo que hay que mostrar son resultados. Y los resultados tenemos que mostrarlos todos: las provincias, la Nación haciendo lo que le toca a cada una, y el Congreso haciendo lo suyo.
–¿Piensa que hay que convocar a elecciones anticipadas?
–No, yo soy contrario a las elecciones anticipadas, porque en un ambiente de crisis es muy difícil generar una posibilidad de que la gente conozca una propuesta y que esa propuesta sea exitosa. En una crisis pueden haber elementos, incluso puede haber violencia.
–¿Para el 2003 quién es el mejor candidato del PJ?
–Eso tendrá que decidirlo la gente. Yo voy a tratar de ser uno de ellos, pero no digo que sea el mejor. Tiene que haber elecciones internas,transparentes, y la gente decidirá quién es el mejor. Cada uno tendrá que hacer una propuesta a la ciudadanía. Yo espero ser uno de ellos.

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