EL PAíS
› LA CGT SE REUNE CON EL MINISTRO
TOMADA POR EL CONSEJO DEL SALARIO
Una discusión que no tiene techo
Los sindicalistas pedirán la reapertura del congelado Consejo del Salario. Descartaron un acuerdo con el Gobierno para ponerle pisos y techos a la discusión por los sueldos. La aspiración es llevar el salario mínimo al valor de la canasta familiar.
› Por Diego Schurman
La CGT le llevará hoy al ministro de Trabajo, Carlos Tomada, un pedido para que reactive el Consejo del Salario Mínimo. Así lo informaron a Página/12 fuentes sindicales que auguran la apertura de una nueva discusión salarial. En ese marco, la central obrera descartó la posibilidad de acordar con el Gobierno pisos y techos para eventuales aumentos.
El encuentro entre la CGT y Tomada se producirá durante esta mañana. Los dirigentes gremiales quieren que el ministro saque del congelador al Consejo del Salario. Se trata de un ámbito de discusión tripartito que, por reglamento, debería sesionar cada dos meses y que, sin embargo, no lo hace desde noviembre del año pasado.
El gobierno nacional había reactivado ese Consejo en el 2003 y entre funcionarios, sindicalistas y empresarios acordaron elevar allí el salario mínimo vital y móvil. Además de la CGT, ya hace tiempo que la Central de Trabajadores Argentinos pide la reapertura de ese ámbito, del que también es
parte.
Hugo Moyano y José Luis Lingeri –aún no se sabe si también la tercera cosecretaria de la CGT, Susana Rueda– llegarán al piso 13 del Ministerio de Trabajo con una agenda para abrir las discusiones. El punteo incluye: asignaciones familiares, subsidios por doble escolaridad, erradicación del trabajo en negro, integración de la canasta familiar y aumento de haberes jubilatorios.
Probablemente, en la mesa de reunión, la CGT repita lo que ayer decían varios de sus hombres: descartará la posibilidad de sumarse a una presunta iniciativa oficial para fijar –en un acuerdo que incluiría también a la Unión Industrial Argentina– futuras mejoras de acuerdo con la curva de inflación y productividad.
“La CGT no negoció nada, ni acordó nada. Nosotros queremos que haya libertad de negociación, que cada uno establezca lo que le parece”, señaló a Página/12 el abogado laboralista Héctor Recalde. La central obrera tiene entre sus aspiraciones llevar el salario mínimo, vital y móvil al valor de una canasta familiar.
Por su parte, el vicepresidente de la UIA, Héctor Méndez, consideró que los salarios deben discutirse sectorialmente y que no deben estar atados a la inflación. “Los industriales nos hemos resistido a estos aumentos por parte del Gobierno porque significa desajustar lo que se ajustó en forma privada” (ver aparte).
El temor de la Casa Rosada es que, con el antecedente del conflicto de subtes de la semana pasada, se genere un efecto dominó, desbandándose los reclamos en sectores disímiles. Hace rato que en el Gobierno analizan la manera de evitar un fenómeno conocido por los argentinos: la suba de precios de los productos de la canasta familiar como resultado de un incremento generalizado de salarios.
Se supone que el Consejo del Salario es el ámbito apropiado para llevar adelante las negociaciones salariales. Sin embargo, la CGT y la UIA han establecido una ronda de tratativas bilaterales para abordar el tema, dejando al margen al Gobierno y también a la CTA.
Esas reuniones se restablecerán formalmente desde la próxima semana, sin perjuicio de que representantes sindicales y empresariales de esas organizaciones también puedan verse la cara en el Consejo.
Mientras se prepara para la discusión salarial, la CGT mantiene una sorda disputa interna por la manera en que será reemplazada la actual conducción colegiada. La gran mayoría tiene pensado darle el guiño a Moyano para que se quede con el sillón principal, en desmedro de Rueda, a quien evita y ningunea cada vez que puede.
Formalmente, el reemplazo de la conducción tripartita debería producirse el próximo 14 de julio. Pero en el entorno de Moyano, seguros de contar con el respaldo necesario, no descarta acelerar los tiempos para volver alviejo sistema de poder, con un solo secretario general como cabeza de la CGT.