Lun 06.05.2002

EL PAíS  › SE CAYO LA UNICA SUPUESTA PRUEBA DEL COMPLOT CONTRA DE LA RUA

Aquel papelito que resultó ser otra cosa

Hasta el ex presidente dijo que había manifestantes con instrucciones detalladas sobre cómo organizar “disturbios” y acelerar su caída. Página/12 descubrió en el expediente la supuesta prueba, que resultó ser un apunte para dar charlas barriales del Movimiento de Trabajadores Desocupados.

› Por Adriana Meyer

Todo se desvanece en el aire. El único dato concreto que había hasta ahora en la causa sobre el presunto complot que derrocó al ex presidente Fernando de la Rúa era la existencia de un plano supuestamente hallado en manos de los manifestantes heridos el 20 de diciembre. Página/12 tuvo acceso a ese diagrama, cuya fotocopia integra el expediente del caso, y pudo comprobar que se trata de un esquema elaborado por el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) para dar charlas barriales (ver facsímil). Ese cuadro y una guía de preguntas estaban entre las ropas de Carlos “Petete” Almirón, militante del MTD y de la Correpi, asesinado durante la masacre de Plaza de Mayo. Y fue aportado al juzgado que investiga la supuesta conspiración por un médico que lo asistió antes de morir. De la Rúa había declarado, bajo juramento, que “algunos manifestantes heridos dijeron que les pagaron para ir a la Plaza y, según los médicos que los atendieron en el Hospital Argerich, tenían el dinero en sus billeteras, además de planos con instrucciones”.
El 15 de abril, en medio de un importante operativo de seguridad, De la Rúa declaró como testigo ante el juez federal Norberto Oyarbide. Según una agencia de noticias, la defensa del ex presidente aseguró ese día que a los heridos les habían encontrado la misma cantidad de patacones. De la Rúa aseguró que los doctores Néstor y Pablo Pérez Baliño, padre e hijo respectivamente, podían dar fe de sus dichos. En efecto, a los pocos días declaró el segundo y confirmó la versión del ex presidente pero a medias, porque el asunto del “croquis” no le constaba más que por haberlo escuchado en boca de colegas. El cardiólogo Néstor Pérez Baliño es un antiguo militante radical, ex consejero de la Facultad de Medicina y ex funcionario de Héctor Lombardo, primero a nivel municipal en la dirección de Capacitación de la Secretaría de Salud y luego en el gabinete del Ministerio de Salud, con el rango de secretario de Estado. Actualmente se desempeña como médico de planta del Argerich.
A partir de lo declarado por el joven residente Pérez Baliño, el juzgado citó a varios médicos que estaban de guardia el 20 de diciembre hasta que dio con Eduardo Julio Suárez, quien afirmó que atendió a Diego Lamagna y a Carlos Almirón, dos de los jóvenes manifestantes asesinados por la policía durante la represión que marcó el fin del gobierno aliancista. Ambos habían entrado al Argerich en estado agonizante. “Fueron revisadas sus ropas y se les encontró el DNI con un billete de 50 pesos adentro, además de un panfleto”, dijo Suárez sin aclarar si se refería a Almirón o a Lamagna. Y aportó una copia del “panfleto”. El testigo agregó que esto lo vio “en forma personal” y que no podía dar precisiones sobre la existencia de otros casos salvo por “comentarios”. Hasta allí la escueta declaración. En el expediente, la foja siguiente al testimonio de Suárez está ocupada por el famoso croquis: la fotocopia de dos hojas de cuaderno, en la que de un lado puede leerse, escrito con una prolija letra manuscrita, “Programa, tema 1, qué es el MTD, por qué la organización, qué es la lucha, qué es el cambio social; tema 2, fundamentos históricos y nacionales; tema 3, organización piramidal de la sociedad; tema 4, estrategia MTD, los C.P. (centros populares); tema 5, implicancias materiales y morales; tema 6, el hombre nuevo”. En la hoja siguiente aparece el cuadro publicado en esta página.
Fernando Almirón aseguró a Página/12 que nadie devolvió a su familia las pertenencias de Carlos. “Nos hicieron ir de la comisaría al Argerich y de ahí de nuevo a la comisaría antes de entregarnos el cuerpo, pero no nos dieron nada, ni sus documentos, ni su ropa, ni una cadenita que tenía”, relató acongojado. Y dijo recordar que su hermano había salido con dinero aquella tarde. Tampoco recibió ninguno de los apuntes ni anotaciones de Carlos. Este diario estableció que el “panfleto” perteneció a Almirón porque accedió a una copia del diagrama que figura en el expediente. Una de sus compañeras de militancia barrial lo conservó porque, tras su muerte, siguieron realizando las mismas charlas con vecinos. La joven, que pidió reserva de su identidad, lo conoció en el Centro Popular Agustín Tosco de Escalada. Allí, entre paredes y techo de chapas donadas por la Municipalidad, dan merienda, apoyo escolar y talleres de música a un grupo de chicos. “Habíamos armado esas charlas para explicarle a los vecinos la necesidad de agruparse, de luchar por algo más radical más allá de sus urgencias materiales, que no fueran a cortar una ruta sólo para obtener algo de comida sino a partir de una toma de conciencia política”, comentó a Página/12. “Carlos era un buen orador, se hacía entender y entre todos organizamos lo de las charlas para dar en varios barrios. Cuando lo mataron nos planteamos que había que seguir luchando más que antes. Por eso seguimos, ahora integrados al Movimiento Teresa Rodríguez”, agregó. Consultada sobre la teoría del complot de De la Rúa, con supuestos manifestantes pagos y croquis incluido, la joven opinó riendo que “no tiene sentido”.

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