El gobierno argentino dispuso ayer la expulsión del ex cabo nazi Paul Schaefer que al cierre de esta edición se preparaba para abordar un avión de la Fuerza Aérea chilena con rumbo a Santiago, donde será juzgado por delitos de abuso de menores, violación y torturas. El traslado del creador de Colonia Dignidad y ex colaborador de la dictadura de Augusto Pinochet añade un dato político: se produce un día antes del viaje de Néstor Kirchner a Chile e implica una rápida respuesta argentina a un pedido del gobierno de ese país.
Un funcionario del gobierno explicó anoche a este diario que Schaefer permanecía internado en el Hospital de Marcos Paz con un pico de presión, de donde saldría para abordar un avión chileno, que lo aguardaba en el Aeroparque.
El mecanismo legal para trasladar al nazi pedófilo fue la “expulsión”. De acuerdo con la nueva Ley de Migraciones, el Gobierno puede expulsar a los ciudadanos extranjeros que ingresan a la Argentina de manera irregular: es el caso de Schaefer, que cruzó ilegalmente la frontera con Chile escapando de la Justicia.
Para poder expulsarlo, era necesario que la Justicia chilena retirara el pedido de extradición, ya que, de aplicarse esta última figura, el trámite podría demorar años: la extradición requiere declaraciones, la designación de un abogado y otras medidas burocráticas.
Luego de una serie de conversaciones entre funcionarios argentinos y chilenos, la Justicia de ese país desistió del pedido de extradición. La comunicación oficial llegó al despacho del magistrado a cargo de la causa en la Argentina, el juez federal de Mercedes Héctor Echave, que tomó nota de la nueva situación y aceptó la expulsión de Schaefer. “Se da por concluido el proceso en la Justicia argentina y se remite el detenido al Departamento de Migraciones del Ministerio del Interior para su traslado a Chile”, explicó ayer Echave.
Una vez en Chile, el ex represor quedará a disposición del Juzgado de Letras de Parral y de la Corte de Apelaciones de Santiago, que lo acusará por la comisión de delitos sexuales, sustracción de menores, privación ilegítima de la libertad y torturas.
Según explicaron ayer fuentes del Gobierno a Página/12, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, conversó en los últimos días con su par chileno, José María Insulza, quien se encontraba en Estados Unidos, sobre el mejor modo de concretar el traslado de Schaefer.
Más tarde, Fernández cerró los detalles legales y técnicos de la operación con el número dos de Insulza, Jorge Correa. “Hemos venido a explicar el interés del gobierno de Chile en una pronta llegada de Schaefer al país para que pueda responder los cargos que se le imputan ante la Justicia”, fue la declaración de Correa luego de reunirse con Fernández en la Casa Rosada.
Ex cabo e integrante de las Juventudes Hitlerianas, una vez finalizada la guerra Schaefer fundó una misión evangélica en Alemania, de donde huyó en 1961, acusado de abuso sexual de menores. No se fue solo, sino con 300 seguidores que lo ayudaron a comprar amplias extensiones de tierras en Chile (ver aparte), donde fundó la Colonia Dignidad. A pesar de las reiteradas denuncias, Schaefer reinó en su feudo como dictador en miniatura, donde se multiplicaron las acusaciones de pedofilia. La llegada de Augusto Pinochet al gobierno reforzó el poder del nazi, en cuya propiedad desaparecieron varios detenidos políticos.
Perseguido por la Justicia chilena, Schaefer se refugió en la Argentina, donde fue visto por primera vez en 1997. El jueves pasado fue detenido en quinta ubicada en Tortuguitas por la delegación local de Interpol, que lo buscaba a pedido de los gobiernos de Chile, Alemania, Francia, donde también fue acusado de pedofilia.
Apenas se conoció la noticia, el gobierno chileno pidió la expulsión de Schaefer. El reclamo se formalizó el viernes, al mismo tiempo el ex represor era internado con un cuadro de hipertensión. Ayer, un día antesde la llegada de Néstor Kirchner a Chile, el gobierno argentino dispuso el traslado de Schaefer.