Vie 25.03.2005

EL PAíS

“La política es una calesita en la que la sortija la sacan siempre los mismos”

Lo dijo el cardenal Jorge Bergoglio en su homilía de ayer. El arzobispo de Buenos Aires evitó referirse al caso Baseotto, pero su vocero remarcó que “no está dicha la última palabra”.

› Por Washington Uranga

El cardenal Jorge Bergoglio aprovechó su homilía de Jueves Santo para comparar a la política con una “calesita” en “la que la sortija la sacan siempre los mismos” y remató su opinión subrayando que “el tiempo de la política es a veces circular”. Para el arzobispo de Buenos Aires “los plazos de la economía no tienen en cuenta el hambre y la falta de escuela de los chicos y la afligida situación de los ancianos”. Mientras Bergoglio evitó referirse a la conflictiva situación que se vive entre la Iglesia y el Gobierno en relación al cuestionado obispo castrense Antonio Baseotto, su vocero, el sacerdote Guillermo Marcó, se encargó de decir que al respecto “no está dicha la última palabra” y que por lo tanto “hay que esperar”.
Bergoglio dijo que “el tiempo de la política, el tiempo de la economía, el tiempo de la tecnología tiende a convertirse en tiempo que nos devoran, nos excluyen, que nos oprimen” y agregó que “cuando los tiempos humanos pierden su sentido con el tiempo de Dios se vuelven extraños, repetitivos, paralelos, demasiado cortos e infinitamente largos, se vuelven tiempos cuyos plazos no son humanos”. El cardenal porteño hizo estas apreciaciones en el marco de su homilía y haciendo referencia a los grandes principios, sin señalar en ningún caso a responsables directos o los destinatarios de sus críticas.
De parte episcopal no hubo ayer declaraciones expresas respecto del conflicto planteado por las declaraciones del obispo Antonio Baseotto y la posterior resolución oficial tirando atrás el decreto por el cual se lo reconoció como titular del ordinariato militar. Sin embargo, en todos los niveles los voceros eclesiásticos siguieron insistiendo en que la Iglesia “está dispuesta al diálogo”, en lo que bien podría entenderse como un mensaje destinado a buscar nuevos canales de intercambio sobre el punto. En las mismas fuentes se sigue aguardando un pronunciamiento del Vaticano para después de las fiestas pascuales.
El sacerdote Marcó, vocero del arzobispado de Buenos Aires, reafirmó la interpretación que parece ganar espacio en el ámbito eclesiástico y por la que se sostiene que “Baseotto tiene impedido celebrar misa”. Siguiendo en la misma argumentación, “si el Gobierno dice otra cosa lo que se pide es que esté por escrito, porque la letra siempre ayuda a que el entendimiento sea mayor”.
La “Iglesia está abierta al diálogo”, agregó Marcó, y pidió que “nadie tenga dudas de esa voluntad”. Recordó luego que “cuando el pueblo argentino salía a la calle a gritar que se vayan todos y la Iglesia tenía un índice de credibilidad de más del setenta por ciento salió a arriesgar su credibilidad para sentarse a la mesa del diálogo con los políticos a los que nadie les creía, justamente para salvar la institucionalidad en la Argentina”. El sacerdote dijo también que el camino del diálogo “es el camino que hemos emprendido y el camino que la Iglesia también quiere transitar”.
Para el sacerdote quilmeño Luis Farinello, “la culpa (del conflicto entre la Iglesia y el Gobierno) no la tiene el presidente (Néstor) Kirchner, sino este obispo (por Baseotto) que dijo estas cosas”. Y coincidiendo con una opinión expresada a título personal por el obispo de Neuquén, Marcelo Melani, Farinello sostuvo “yo no creo que tenga que haber obispos castrenses”. Las declaraciones de Melani primero y ahora de Farinello, están poniendo también en evidencia un debate que aflora en la Iglesia Católica, entre quienes afirman que debe abolirse el obispado castrense y aquellos que, siguiendo las directivas del Vaticano, sostienen que los militares constituyen una parte de la feligresía que requiere una atención pastoral diferenciada.
Hablando en términos generales sobre la postura de la Iglesia, pero a raíz de una pregunta específica en relación al aborto, el obispo de San Isidro, Jorge Casaretto, aseguró que “nunca vamos a querer imponer a nadie lo que pensamos”. El prelado, que también ocupa la presidencia de Cáritas, sostuvo que “no podemos dejar de dialogar para solucionar nuestros problemas, siempre en un marco de sumo respeto” y, por ello, “la Iglesia está dispuesta a dialogar con todos los sectores sobre el aborto”.
Para el obispo que se ocupa de los temas sociales “es una buena noticia que bajen los índices de pobreza” y eso “tiene que alegrarnos” porque “hay que valorar aciertos económicos como la salida del default”. Casaretto afirmó que “se nota más ánimo de la gente”, pero “todavía hay mucha tarea para hacer”. El obispo de San Isidro cree que la superación de la crisis “llevará muchos años” y que el camino de solución a los problemas debe pasar por “dar más trabajo y educación”.

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