Dom 27.03.2005

EL PAíS

El rico y largo negocio de poner radares en tierra y en el aire

La argentina Invap ya está trabajando en los radares secundarios, pero la parte del león son los mucho más caros modelos 3D. Las norteamericanas Raytheon y Northrop ya presionan a través de su gobierno.
El peligro de una licitación que acelere los tiempos.

› Por Nora Veiras

“Hemos tratado los avances en el proceso de radarización. Un tema fundamental del gobierno de Néstor Kirchner.” Ese fue el último punto del racconto que hizo ante la prensa el ministro de Defensa, José “Pepe” Pampuro al sintetizar su encuentro con el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, quien hizo una visita relámpago al país. La escueta referencia es inversamente proporcional al interés de Estados Unidos en seguir de cerca un tema en el que se conjugan intereses estratégicos y económicos. En el largo plazo el plan que incluye los radares, la modernización e instalación de centros de control, el desarrollo del software y el mantenimiento supone una inversión de 1000 millones de dólares. Hasta ahora, las empresas norteamericanas quedaron fuera del negocio porque el Gobierno contrató a la estatal Invap para el desarrollo, en una primera etapa, de once radares secundarios. Estados Unidos pretende reabrir el juego para los radares primarios (3D) cuyo costo es diez veces superior. En Brasil, la norteamericana Raytheon quedó como la gran beneficiaria de un plan de radarización de unos 3000 millones de dólares. La firma estadounidense Northrop había sido beneficiada por la adjudicación del Plan de Radarización, convocado por Carlos Menem en 1996, que fue suspendido durante el gobierno de la Alianza y derogado por Kirchner.
En los considerandos del decreto 1407 del 14 de octubre del año pasado –firmado por Kirchner, el jefe de Gabinete Alberto Fernández y Pampuro– que deja sin efecto la licitación pública nacional e internacional de Menem, se dice que “cumpliendo con las políticas nacionales establecidas, se debe incentivar la producción nacional, sustituyendo importaciones que puedan ser generadas con inversión interna, situación que favorecerá el proceso de reconversión y de crecimiento económico”. En este marco, desde el Invap esperan tener prioridad en el desarrollo no sólo de los once radares secundarios en los que ya están trabajando sino en la totalidad del plan. A mediados de año estará listo el primero de esos sensores que ya se está probando en las cercanías del aeropuerto de Bariloche.
El Invap es una sociedad del Estado del gobierno de Río Negro que no tiene presupuesto público sino que se financia a partir de la contratación de trabajos de alto desarrollo científico-tecnológico como venta de reactores nucleares. Como en esta clase de emprendimientos el mayor componente del costo (el 70 por ciento) se concentra en el conocimiento, el país se tornó más que competitivo. “Podemos hacer lo mismo por menos de la mitad. Tenemos recursos humanos altamente calificados que a precios internacionales cotizan muy bajo: acá a un ingeniero le pagamos 700 dólares... menos de lo que cobra la mucama de un ingeniero en un país central”, comparó un funcionario.
La Argentina cuenta sólo con sistemas de detección de tránsito aéreo en Ezeiza, Córdoba, Mendoza, Mar del Plata y Paraná. La vulnerabilidad del noroeste es casi total. Con los once radares secundarios que está desarrollando el Invap a un costo de 54 millones de pesos, se garantizará la seguridad del tráfico aéreo en las rutas comerciales, aunque esos radares no detectan los vuelos furtivos realizados fuera de los recorridos autorizados.Un radar secundario (2D) emite una señal y espera la respuesta. Es un radar interrogador, que detecta sólo “aviones colaborativos”. En cambio, los radares primarios (3D) de uso militar identifican todo el tráfico aéreo, no necesitan de la respuesta y pueden así señalar el tráfico sospechoso que se diferencia en distintas categorías: infractores, ilegales, instrusos o averiados. Claro que para hacer efectivo el combate contra el narcotráfico, el contrabando y el terrorismo tiene que haber todo un sistema integrado que permita la persecución desde tierra por parte de las fuerzas de seguridad. Esa es otra etapa.
El sistema
El decreto 1407 establece que la totalidad del Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial (Sinvica) contará con 36 radares 3D de gran alcance fijos, 6 radares 3D de gran alcance móviles, 9 radares 3D de corto alcance, 4 radares 2D (actualmente operando), 11 radares secundarios (RSNA-contrato con el Invap), 3 radares aerotransportados en aeronaves, el sistema de procesamiento e integración de la información y el sistema de comunicaciones.
Los radares secundarios que está fabricando el Invap tienen un costo de 1,5 millones de dólares cada uno, la mitad de lo que cuestan en el mercado internacional, por el beneficio adicional del bajo costo de la mano de obra producido por la devaluación. Los radares primarios de largo alcance (3D) se pueden cotizar como valor de referencia a unos 15 millones de dólares cada uno. Los valores trepan a alrededor de 150 millones de dólares para cada uno de los radares aerotransportados.El interés de Estados Unidos se centra en los 3D y en el resto del sistema. Como un primer paso Northrop está interesada en vender el kit de modernización de los viejos radares 3D que tiene la Fuerza Aérea.
El gerente general del Invap, Héctor Otheguy, explica que los radares son sólo una parte, “lo importante es la totalidad del sistema, la recolección de la información, el desarrollo del software para el procesamiento de la misma, la modernización y desarrollo de nuevos centros de control, todo lo cual tiene un gran valor estratégico”. Tulio Calderón, vicepresidente a cargo del área de Nuevos Desarrollos, comenta que “desde el Invap nos interesa integrar el sistema y mantenerlo andando, el desarrollo de tecnología en radares tiene un efecto multiplicativo hacia adentro y fuera del país”. Los directivos confían en la priorización de la industria nacional explicitada por el Gobierno al lanzar el nuevo plan de radarización. Esperan que no se concreten los trascendidos de una convocatoria a licitación internacional difundidos por Defensa para acelerar la compra de radares 3D. El decreto 1407 deja abierta esa alternativa porque establece que “el diseño del sistema deberá ajustarse a los siguientes criterios: capacitar y utilizar, en la medida de lo posible, mano de obra técnica y las capacidades de la industria nacional para el diseño, desarrollo, ensamblado, construcción, prueba, operación y mantenimiento del sistema”. El margen de discrecionalidad está dado por quién determinará “la medida de lo posible” ante el mismísimo Donald Rumsfeld que dejó por unas horas su obsesión por la invasión a Irak para tratar el tema en el Edificio Libertador de esta remota Buenos Aires.

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