El obispo de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto, insistió ayer en que sería bueno que el Gobierno precisara “por escrito” los alcances del decreto que anuló el acuerdo entre el Estado argentino y el Vaticano para el nombramiento del obispo castrense Antonio Baseotto, como una fórmula que contribuiría a solucionar el conflicto desatado con la Iglesia Católica. Pero el tono conciliador de algunos obispos como Casaretto fue superado por la dura homilía del arzobispo Carmelo Giaquinta en la catedral de Resistencia: criticó al presidente Néstor Kirchner por “arremeter” contra Baseotto y se preguntó si “la Argentina será una sociedad democrática o regirá en ella la ley del chicote”.
Casaretto, también titular de Caritas, hizo propio el reclamo del episcopado vernáculo que reclama una definición sobre la situación de Baseotto al frente del obispado castrense. “A la Iglesia no le interesa la parte administrativa sino el ejercicio del ministerio (pastoral). Se encaminaría muy bien (la solución) si se escribieran los alcances del decreto para que no quede sólo en palabras y esté bien afirmado”, dijo Casaretto en declaraciones radiales para reafirmar cuál es la principal preocupación de la cúpula esclesiástica.
El responsable de Cáritas insistió en que es necesario “no exacerbar los conflictos” y que “el mejor camino es el diálogo”. Casaretto aseguró que la idea del obispado “es que esto se supere, porque no tiene la entidad para que sea un problema de fondo entre la Iglesia y el Estado”. Luego, Casaretto volvió sobre el pronunciamiento de la Conferencia Episcopal, del que destacó que “faltaron prudencia y diálogo” en las acusaciones cruzadas que desató la carta de Baseotto al ministro de Salud, Ginés González García, en la que el ex vicario castrense usó la cita bíblica de atarle una piedra al cuello y tirarlo al mar por su postura sobre el aborto. En cambio, el arzobispo de Resistencia, Carmelo Giaquinta, utilizó su homilía de Domingo de Pascuas en la catedral chaqueña para leer durísimos párrafos contra el Gobierno y en defensa de Baseotto. “Me pregunto si la locura vuelve a regular las relaciones del Estado con la Iglesia”, señaló desde el púlpito Giaquinta, para luego volver a interrogar al auditorio sobre “una cuestión que está en juego y atañe a todos: ¿la Argentina será una sociedad democrática o regirá en ella la ley del chicote?”.
Aunque Giaquinta calificó como “desafortunada” la carta de Baseotto a González García, luego afirmó que en la misiva, el obispo castrense “no dijo lo que dicen que dijo”. Después, el arzobispo cargó directamente contra el Presidente: “En julio pasado el presidente Néstor Kirchner agredió gratuitamente a los obispos que hablaron de la pobreza, lo cual fue una agresión a toda la ciudadanía”, dijo, para agregar que “no faltó en el Gobierno quien pretendiese que pidiésemos al Presidente una audiencia conciliatoria. Ahora –insistió el arzobispo– arremetió contra el obispo castrense”. Para el final, Giaquinta eligió algunos términos más ligados a la liturgia católica para volver a preguntarse (sobre el conflicto del Gobierno con la Iglesia) si “son sólo demonios internos, o hay demonios externos que lo azuzan”.