Jue 31.03.2005

EL PAíS

Enojada con Lavagna, la CGT quiere ver a Kirchner

En la reunión de su consejo directivo, la CGT resolvió solicitar un encuentro con el Presidente. Allí pedirá un salario mínimo de 630 pesos. Kirchner ya conversó del tema con Moyano.

Después de la pulseada con Roberto Lavagna, la CGT resolvió pedirle ayer una reunión formal a Néstor Kirchner para avanzar en la discusión de la política salarial. Concretamente, la central sindical quiere que el actual salario mínimo, vital y móvil de 450 pesos sea elevado a 630 pesos, un cambio que –imaginan– activará de por sí las negociaciones paritarias y forzará nuevas mejoras.
La necesidad de una cumbre con Kirchner, resuelta en la reunión del consejo directivo cegetista, aparece como la búsqueda de un interlocutor más viable que el ministro de Economía. El día anterior, el Presidente, en un encuentro con Hugo Moyano, se ofreció de anfitrión, no sin antes pedirle al camionero que enfríe la polémica con Lavagna.
Hasta ahora, las tratativas con el ministro de Economía habían sido en vano. No sólo porque el funcionario descalificó la vocación negociadora de la CGT y la UIA en pos de una mejora de ingresos, sino también porque condicionó cualquier incremento a un aumento de la productividad.
En el histórico edificio cegetista fueron muchos los sindicalistas que plantearon la imposibilidad de aplicar esa ecuación. “¿Cómo se mide el incremento de la productividad en un trabajador de cementerios?”, ironizó uno de los presentes.
La CGT quiere llevarle a Kirchner una propuesta que en verdad no es de autoría sindical ya que se viene conversando informalmente, y desde hace tiempo, con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. Se trata de incorporar al salario mínimo los aumentos de 50 y 100 pesos decretados por el Gobierno. Y a esos 150 pesos sumarle otros 30 más ya que al volverse remunerativos deben afrontar los aportes.
Dicho en pocas palabras: buscan elevar a 630 pesos los actuales 450 pesos de salario mínimo. La diferencia es que la CGT quiere el incremento cuanto antes, y el Gobierno lo planea de manera gradual. Hay otra diferencia no menor: el sindicalismo busca que los cambios se apliquen en los básicos de convenio, para forzar la discusión de mejoras en toda la pirámide salarial. La Casa Rosada no está de acuerdo.
La CGT augura alcanzar los 630 pesos como primer paso para después ir por los 760 pesos que, de acuerdo a los datos del Indec, representa el valor de la canasta básica de alimentos. Para concretar cualquier mejora del salario mínimo, el Ministerio de Trabajo deberá convocar a la Comisión del Salario, la Producción y el Empleo, un ámbito tripartito del que participan el Estado, los empresarios y los sindicalistas.
A la lucha por una mejora salarial, la CGT pretende sumar otra contra el trabajo en negro y, además, exigirle al Gobierno una política de precios que frene las alzas de las últimas semanas. Para ello realizará una campaña de afiches y de publicidad en los medios.
“De ninguna manera la CGT pretende ser tildada de irresponsable reclamando lo que actualmente el país no está en condiciones de otorgar. No se pretende crear expectativas descabelladas. La CGT no quiere nuevamente que se cargue la responsabilidad en el sentido de que con sus reclamos genere desajustes inflacionarios”, advirtió José Luis Lingeri, uno de los cosecretarios de la conducción tripartita.
No hubo, puertas adentro, demasiadas alusiones a la interna sindical. Ya de arranque se dijo que el tema excluyente era la política salarial. Susana Rueda, a quien Moyano quiere desplazar de la conducción de la CGT, respiró aliviada. De hecho, hasta último momento ni le habían avisado del encuentro del consejo directivo.
Rueda y Moyano se plantaron de manera diferente frente a Lavagna. Sin dejar de marcar sus reparos, la mujer mostró un tono más bien conciliador con el ministro. El camionero, en cambio, lo equiparó con Domingo Cavallo ya que fue el ex ministro quien hizo punta con esto de atar los aumentos de salarios a la productividad.
Ayer, Moyano manifestó sus respetos por Lavagna, básicamente por su papel durante el “incendio” que vivió la Argentina hace tres años. Pero consideró como una “ofensa” que el ministro haya calificado de “impresentable” la reunión de la CGT con la UIA donde se buscaba consensuar una política salarial. No obstante, y a pedido de Kirchner, el camionero hablará en público del tema lo menos posible.

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