Jue 31.03.2005

EL PAíS  › INFORME ANTE LOS DIPUTADOS DEL JEFE DE GABINETE

La pelea por las narcovalijas

› Por Adriana Meyer

Alberto Fernández esperaba detrás de los cortinados, mientras los diputados se quejaban por la ausencia de respuestas escritas sobre el escándalo Southern Winds (SW), en base a las cuales poder repreguntar al jefe de Gabinete. “Se quiere encubrir a funcionarios, no es un problema administrativo, es que no tienen respuestas”, enfatizó el diputado del ARI Eduardo Macaluse. Fracasado un intento de los diputados para modificar el mecanismo de la habitual exposición del jefe de Gabinete para poder intercambiar preguntas y respuestas, Fernández destacó los logros del Gobierno en materia económica y se lamentó que los legisladores hayan puesto su interés en SW, “en busca de un rédito político” y un “show mediático” a partir de “polvaredas que no existen”. En la extensa sesión predominó el alto voltaje: el invitado acusó de “idiotas útiles” a quienes critican la política aerocomercial, y varios legisladores lo acusaron de “mentir” cuando afirmó que el Gobierno se enteró del narcoescándalo recién a mediados de febrero.
A media tarde, Fernández se sentó en el recinto, se sacó el reloj y lo colocó frente a sí sobre el escritorio. Lo acompañaban la secretaria de Defensa del Consumidor, Patricia Vaca Narvaja, y el número dos de Defensa, Jaime Garreta. “Argentina es un alcohólico recuperado, no hay que mostrarle alcohol, y en materia de inflación al país no hay que mostrarle expectativas”, expresó el jefe de Gabinete. Lo hizo al explicar que el aumento de la inflación se debe a causas “interesantes”, tales como “la mejora en los ingresos en enero” y “el incremento de la demanda”, pero también es provocado por “las expectativas de que el canje de la deuda no iba a ser bueno”. Según Fernández, cada argentino consume hoy “ocho kilos más de carne” y la exportación de este alimento “se multiplicó por cinco”. El diputado socialista Jorge Rivas se quejó de que el jefe de Gabinete “no cumple en venir cada 60 días a cada Cámara” y aseguró que “si el oficialismo nos va a aplicar estrictamente el reglamento, podemos suponer que nos quieren ocultar algo”. Lo que estaba en juego era la posibilidad de hacerle preguntas directas al ministro, pero el justicialismo estaba firme en impedirlo. “No se puede reformar el reglamento sobre tablas, violando la Constitución, sino esto va a ser un show mediático”, dijo el duhaldista José María Díaz Bancalari. Este diputado ya había anticipado que “algunos iban a querer transformar esto en una interpelación”, y no dudó en admitir que “si no le tocaba venir (obligatoriamente) no hubiera concurrido sólo por SW”.
A su turno, la diputada Alicia Castro enfatizó que “ante la aparición de una red de narcotráfico en una empresa financiada generosamente con fondos públicos, uno quiere saber qué está haciendo el Gobierno para subsanarlo, queremos saber si esos funcionarios van a seguir manejando la política aerocomercial”, y afirmó que la ausencia de las respuestas escritas es un “ninguneo del Poder Ejecutivo al Legislativo”.
Respecto del asunto SW, Fernández explicó que no pudo tener las respuestas porque las preguntas no llegaron a tiempo, antes de los feriados de Semana Santa. Cuando mencionó como “hojitas” a los interrogantes sobre SW, logró que lo calificaran de “soberbio”. El jefe de Gabinete argumentó que el Gobierno no denunció el hecho porque “no lo supo hasta entrado febrero”. Explicó que “hubo ocultamiento por parte de la Fuerza Aérea, que uno de los involucrados era el jefe de Ezeiza, y esa fuerza reconoció que no nos informó porque el tema no revestía importancia”. Agregó que “la Policía Federal lo supo pero tampoco le dio importancia porque no sabía las implicancias políticas del caso”.
El diputado Macaluse consideró que el Gobierno “sí sabía y mantuvo silencio seis meses, hasta que el tema llegó a los diarios, porque por acción u omisión en los hechos están involucradas personas de suconfianza”. Fernández había sostenido que el único objetivo del Gobierno para subsidiar a SW fue eliminar el monopolio del área y mantener las 800 fuentes de trabajo de LAPA.
El ministro pasó de la soltura al fastidio a medida que avanzaba la sesión. Ya entrada la noche, cuando le tocó replicar, el jefe de Gabinete admitió: “Estoy molesto, y sí, me vuelvo soberbio, pedante y antipático, porque no soy deshonesto, no somos parte de un gobierno de corruptos y menos de narcotraficantes”. Y afirmó que al policía Andrés Machado –un oficial que custodia una propiedad del Presidente, y que habría informado los hechos y no fue escuchado– fue instado “por la fiscalía (del caso) para ir a los medios a involucrar a alguien del Gobierno”.

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