Vie 01.04.2005

EL PAíS

Ante las presiones, Chávez siguió recibiendo apoyos desde Argentina

El ministro de Defensa, José Pampuro, y el ex presidente Eduardo Duhalde dieron su apoyo al gobierno de Hugo Chávez luego de que la Casa Blanca expresara su inquietud por la compra de armamento. Duhalde recordó la intentona de golpe sufrida por Chávez y dijo que el interés norteamericano se debía a las reservas petroleras.

Además de despertar satisfacción en el Gobierno, la sorpresiva llamada telefónica que George Bush le hizo al presidente Néstor Kirchner el martes sirvió para instalar la preocupación de Washington por el papel de Hugo Chávez en Latinoamérica. Frente a las inquietudes de la administración estadounidense, el ministro de Defensa, José Pampuro, ratificó la buena relación entre la Casa Rosada y el Palacio de Miraflores. “Venezuela es un país democrático y tiene sus organizaciones democráticas funcionando”, señaló. Sin embargo, tomó algo de distancia respecto de la reciente compra de armas que hizo Chávez a Rusia y España –el tema que más alerta generó en la Casa Blanca– y dijo que espera que esta operación “no sea una escalada en la región, que se viene manteniendo en armonía y paz”. Por su parte, Eduardo Duhalde también se refirió al mismo tema, aunque el ex presidente acusó directamente a Estados Unidos de “apoyar” el golpe de Estado venezolano de abril de 2002 y de desplegar “un intento de seducción” hacia la Argentina. “Pero si hay algo que creo –dijo–, es que tenemos un gobierno que tiene muy claro cuál es la defensa de los intereses nacionales” y no es “apretable”.
Por la mañana, Pampuro dijo que las preocupaciones expresadas por Bush no modificarán la relación entre Argentina y Venezuela. “Chávez ha ganado la elección y se ha plebiscitado y en ese marco la Argentina no tiene mucho más para decir y hacer”, señaló. Las palabras del titular de la cartera de Defensa llegaron en las horas previas el encuentro que mantuvieron ayer el canciller Rafael Bielsa y su par estadounidense, Condoleezza Rice, en el que hubo varios párrafos dedicados a la cuestión venezolana (ver aparte).
El ministro aseguró que “es obvio que, desde el punto de vista de Estados Unidos, Venezuela es un país que genera algún tipo de preocupación”. Ese mensaje ya había sido transmitido a Pampuro por su par Donald Rumsfeld, durante su reciente paso por Buenos Aires. Bush se encargó de confirmarlo.
Sin embargo, señaló que en ningún momento Washington recomendó a la Argentina que modificara la postura amistosa que viene manteniendo con el gobierno de Chávez. “En general esas cosas no se piden, sino que se solicita la impresión de lo que uno ve, cómo define el perfil, lo que cree y de allí se infieren cosas”, explicó.
En cuanto a la compra de armamentos que tanto alarmó a Estados Unidos, el titular de Defensa consideró que esa operación se encuadra en la “autodeterminación de los países” y lo calificó como “una decisión de la política exterior” de Venezuela, sobre la que “no se puede abrir juicio mientras no afecte otros intereses nacionales”. De todos modos, expresó su deseo de que esa adquisición de armas no afecte la estabilidad de la región. En ese sentido marcó algunas diferencias y dijo que “en nuestro esquema no es prioritario armarnos”.
Quien también intervino en esta cuestión fue Duhalde, quien lanzó definiciones más rotundas. “Lo que yo no entiendo es por qué tenemos que meternos con lo que es un país soberano. Por qué tenemos que interrogar nosotros por qué compró armas” Venezuela y “por qué no nos preguntamos por la industria armamentística de Estados Unidos”, cuestionó.
En declaraciones radiales, el titular de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur aseguró que la preocupación expresada por el gobierno norteamericano gira en realidad “sobre el petróleo y Venezuela tiene mucho”. Destacó además que Chávez fue “elegido democráticamente” y “ha pasado por un golpe civil apoyado por Estados Unidos, aunque quieran disimularlo”.
También se refirió al presente de la relación entre el gobierno norteamericano y el argentino y expresó su desconfianza sobre algunos gestos afectuosos de la administración Bush hacia la Casa Rosada, como la felicitación telefónica a la marcha de la economía y a la salida del default. El bonaerense aseguró que ambos países atraviesan “relaciones normales”, aunque advirtió que existe un “intento de seducción de Estados Unidos” porque “Argentina está en medio de una crisis muy grande y necesita apoyos internacionales”. Sin embargo, se mostró confiado en los pasos futuros de Kirchner en este terreno. “Si hay algo que creo –dijo–, es que tenemos un gobierno que tiene muy claro cuál es la defensa de los intereses nacionales” y “no somos un país que tiene un gobierno apretable”.

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