Mar 05.04.2005

EL PAíS  › CONDENARON AL SENADOR OCHOA POR VOTAR DOS VECES

El senador que quería votar

Raúl Ochoa, senador por San Luis, fue condenado a dos años de prisión en suspenso y a nueve de inhabilitación para ejercer cargos públicos. Está enfrentado con los Rodríguez Saá.

› Por Eduardo Tagliaferro

¿Cuál es el colmo de un partido que obtiene el 70 por ciento de los votos en una elección? Que uno de sus candidatos sea condenado por votar dos veces. No ocurrió muy lejos, ni tampoco hace mucho. El senador nacional por San Luis, Raúl Ochoa, fue sentenciado ayer a cumplir dos años de prisión en suspenso y nueve años de inhabilitación para ejercer cargos públicos por votar en dos ocasiones en los comicios parlamentarios de octubre de 2001. En aquella oportunidad el justicialismo puntano se alzó con una cómoda victoria. Ochoa, por entonces titular de la cámara de diputados provinciales, era el segundo de una boleta a senadores nacionales encabezada por Liliana Negre de Alonso. Integrado por magistrados de reconocida cercanía con los hermanos Rodríguez Saá, el tribunal oral determinó que el legislador votó en una ocasión con el Documento Nacional de Identidad, y en la otra, luego de ser agregado en una planilla complementaria en la que se consignó su Libreta de Enrolamiento.
Lo curioso de un hecho que bien podría enmarcarse en una de las tantas escenas que puede entregar el realismo mágico latinoamericano es que, por estos días, Ochoa cayó en desgracia ante los ojos de los Rodríguez Saá. El motivo es tan elemental como el motor de la política. Su hermano, Rolando Ochoa, es un diputado provincial del peronismo que acompaña al “rebelde” Oraldo Britos en la aventura de disputarle la banca a senador al Adolfo, como lo llaman en su terruño al efímero presidente, interminable gobernador provincial y hoy diputado nacional.
Como ejemplo de la desangelada soledad de Ochoa, la senadora Negre de Alonso, incondicional ladera de los Rodríguez Saá, antes de subirse al auto que la llevaría ayer a la Catedral metropolitana para participar de la misa en recuerdo de Juan Pablo II, dijo a los periodistas acreditados en la Cámara alta que “vamos a aceptar en todos sus términos las expresiones del fallo judicial”.
En verdad, el fallo todavía no está firme. La lectura de los fundamentos se concretará entre el 6 y el 8 de este mes. Luego Ochoa tendrá diez días para presentar un recurso en casación. Este se sustanciará en la Cámara Nacional de Casación de Mendoza, lo que hace suponer que la sentencia definitiva puede llegar incluso luego de que Ochoa concluya su mandato como senador el próximo 9 de diciembre. “Los tiempos judiciales a veces son largos”, señaló en diálogo con este diario la fiscal Olga Allende, encargada de llevar adelante la instrucción de la causa. En dos ocasiones la fiscal pidió el desafuero del senador. El reclamo fue rechazado por el tribunal oral. Los jueces entendieron que, tratándose de un delito electoral –violación al artículo 139, inciso 2, del código electoral–, que como máximo de la pena estipula tres años de prisión y que ésta es de incumplimiento efectivo, no cabía el desafuero.
“Estoy orgullosa de la cantidad de elementos de prueba que hemos acumulado en la instrucción procesal”, indicó la fiscal Allende. Entre ellos, muchos instrumentos públicos y también la declaración de algunos fiscales electorales. Llegado el turno de defenderse, Ochoa dijo que días antes de los comicios había perdido un maletín con sus documentos. Por lo cual infería que podía haber sido un tercero el que votó por él.
Conocedores del ambiente político puntano confiaron a este diario que en varios asados realizados en su campo, el legislador se habría jactado ante sus adversarios del radicalismo de haber votado en más de una ocasión. Atentos a este antecedente, en 2001 dirigentes del ex Frepaso y de la UCR local le siguieron los pasos. Por eso Ochoa dice que la denuncia es “un complot radical”. Lo cierto es que los jueces que lo condenaron son muy cercanos a los Rodríguez Saá. Al presidente del tribunal oral, Raúl Fourcade, se lo considera amigo del Adolfo y fue director del diario que los hermanos tienen en San Luis. Otro de los jueces, Pedro González, supo ser secretario de la legislatura provincial cerca de 10 años.

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