El 22 de mayo, Rafael Bielsa aprovechará un acto en la Manzana de las Luces para lanzar su candidatura a jefe de Gobierno de la Ciudad para el 2003. Auspiciado por un sector del PJ porteño, el ex síndico general de la Nación ya inscribió en la Justicia Electoral a su agrupación, bajo la curiosa sigla de GESTA: Gestión, Estado, Sociedad, Todos Ahora. En diálogo con Página/12, el abogado cercano al Frepaso expone los planes, aún embrionarios, de su flamante proyecto político, evalúa sus chances y festeja la aparición de las asambleas barriales. Explica, en definitiva, por qué decidió sumarse a la larga lista de candidatos porteños, en la que ya se anotaron Aníbal Ibarra, Gustavo Beliz, Daniel Scioli y, quizá, Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Rodolfo Terragno.
–¿Por qué decidió lanzar su candidatura en un momento de deslegitimación de la clase política?
–En realidad fue un proceso. En febrero, un grupo de dirigentes y militantes del PJ me propuso integrarme al partido para presentarme como candidato a jefe de Gobierno. En marzo, algunos sectores del alfonsinismo de la Capital también me contactaron con un planteo parecido. Y en uno de los últimos plenarios del Frepaso yo expuse mis ideas y fui acompañado por un sector importante de compañeros del partido. Mi idea, entonces, es crear una opción panpartidaria, que trascienda las agrupaciones, que sintonice con lo que podríamos llamar el pensamiento nacional y que defienda ciertos valores. No nos preocupa lo partidario, sino crear un espacio político diferente, al que se vaya sumando gente de diferentes orígenes.
–Usted habla de horizontalidad, pero hasta el momento ha logrado el apoyo de dos dirigentes históricos del peronismo porteño, los legisladores Guillerno Oliveri y Eduardo Valdes.
–También está Marcelo von Schemeylling, que viene de la Federación Juvenil Comunista. Además, se han sumado algunos sectores del alfonsinismo, y justamente hoy (por ayer) me llamaron legisladores radicales –que todavía no quiero mencionar– para comenzar a conversar. También aspiro a conversar con mis amigos del Frepaso porque, aunque reconozco errores y desaciertos, no reniego de mi pasado en el Frepaso. Pero la idea es ir más allá de lo electoral. Empezar al revés: primero ver si el discurso asienta en la gente. Hay que hablar con el pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y construir algo que crezca desde el pie. Si acertamos desde el discurso, seguiremos con el proyecto.
–Usted llegó a la función pública de la mano del Frepaso, ¿qué opina de la gestión de Ibarra?
–Que no dio la talla.
–Los dirigentes políticos de los partidos tradicionales suelen mirar las asambleas barriales que aparecieron después del 20 de diciembre de lejos, con desconfianza apenas disimulada. ¿Cuál es su postura?
–Aunque muchas veces voy a dar charlas, lo que realmente me interesa es escuchar a los asambleístas, los discursos, los reclamos, los planteos. Hay más verdad en las asambleas barriales que en muchos despachos oficiales. Estoy convencido de que están destinadas a empalmar con el presupuesto participativo de la ciudad, la ley de comunas y el nuevo régimen electoral. Si hubiera tiempo, eso sucedería natural y paulatinamente.
–Las elecciones porteñas están pautadas para el 2003, en simultáneo con las presidenciales. Hasta ahora, la candidata a presidenta del ARI, Elisa Carrió, no definió un postulante para la Ciudad, ¿usted aspira a ocupar ese lugar?
–La verdad es que no pensamos una articulación nacional, porque nuestro objetivo es construir un espacio primero, y después pensar en lo electoral. De todos modos, creo que nadie puede dudar del coraje y la honestidad de Lilita.