EL PAíS
Menem y Duhalde viajaron juntos al Vaticano pero no se hablaron
Coincidieron en un vuelo de Aerolíneas. La gestión para el viaje se las hizo Esteban Caselli. También fue el canciller Bielsa.
Intentando desalentar cualquier tipo de especulación, Eduardo Duhalde equiparó el encuentro que tuvo ayer con Carlos Menem con un velorio. Lo decía por lo “circunstancial” de compartir un vuelo de línea con el ex presidente. Pero lo que quedó en claro es que la figura utilizada no abarcaba a Hugo Toledo, un hombre de su tropa, ni al canciller Rafael Bielsa, quienes también viajaban en el jumbo de Aerolíneas Argentinas rumbo a Roma para participar de las exequias de Juan Pablo II.
Duhalde apeló al ejemplo del velorio cuando lo consultaron por Menem, quien estuvo sentado a pocos metros suyo. Palabras más palabras menos, dijo que en esos casos uno no elige con quién estar y que inevitablemente siempre hay alguien al que hubiese preferido evitar. Aun así, reconoció que cruzó un saludo con el ex presidente y negó que el encono lo hubiese hecho evaluar la posibilidad de no subir al avión.
“Nos saludamos, nada más, pero no he conversado con él. La verdad no tengo cosas que conversar, ni muchas ganas”, señaló a Radio Del Plata el titular de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur. “Hubo saludos protocolares, todo el resto de lo que se diga es mentira. No tengo cosas para echarle en cara; nunca me valgo de esas cosas para profundizar diferencias que uno procura que se superen”, agregó, más componedor, el propio Menem.
Si hay algo que los separa, también hay quien los une: Esteban “Cacho” Caselli. Es vox populi que quien fuera embajador en el Vaticano durante el menemismo y secretario de Culto en el duhaldismo hizo las gestiones para que los ex mandatarios tuvieran un lugar en el funeral del Papa de hoy. Años atrás, Caselli fue el gestor para que tanto Menem como Duhalde lograran una entrevista con Juan Pablo II.
Sin poder evitarlo, Rafael Bielsa fue testigo de ese encuentro en el avión de Aerolíneas, que llegó ayer a las 13.40 al aeropuerto de Fiumicino. El canciller completó así la delegación oficial, integrada por el vicepresidente Daniel Scioli, el secretario de Culto, Guillermo Olivieri, y el embajador en el Vaticano, Carlos Custer.
En el gobierno nacional no estaban sorprendidos. Tenían el dato desde anteanoche y fue motivo de charlas tras el acto en la Rosada, donde se anunció la puesta en marcha de obras públicas en la provincia de Buenos Aires. En un encuentro reservado en el despacho presidencial, Néstor Kirchner, el gobernador bonaerense Felipe Solá, y el intendente de La Matanza, Alberto Balestrini, conversaron sobre el tema.
“Es una comitiva de lujo”, dijo socarronamente Kirchner, de acuerdo con el relato de uno de los participantes. Se refería, claro, a Menem y Duhalde y no a su ministro Bielsa.
–Y miren quién los espera –agregó el Presidente en alusión al ex embajador Caselli.
Fue en la Casa Rosada de donde salió la versión de que arriba del jumbo de Aerolíneas también viajaba Toledo, quien ha sabido ser funcionario en la Secretaría de Obras Públicas de la Nación durante la presidencia de Duhalde y, anteriormente, ministro de Obras Públicas de la provincia, obviamente durante la gobernación del hombre fuerte de Lomas de Zamora.
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