La orden fue terminante y llegó, según le dijeron, “de arriba”. El comisario principal Jorge Tobar debía mantener su celular apagado y presentarse cuanto antes en la oficina de su superior, el jefe de la policía tucumana, comisario general René Ledesma, para explicar por qué había hablado públicamente en contra de autoridades del gobierno provincial. “Pero yo no hablé gratuitamente, ni en contra de nadie, al contrario, dije que me sentía apoyado por el comisario Ledesma”, dice Tobar, mientras espera que la fiscal Adriana Reinoso Cuello atienda su presentación espontánea en relación con el sumario que le inició Asuntos Internos de la policía de Tucumán por sus declaraciones a este diario.
“Se me citó primero conforme a los artículos 314 y 317 del Código de Procedimientos, que hablan del derecho de los ciudadanos a radicar denuncias. Tal vez no saben que todo lo que declaré está investigado en la causa por la desaparición de Marita Verón”, contesta Tobar, porque para él ya se venció el plazo de 24 horas que le impuso la superioridad para la veda contra los periodistas. “Yo ratifico en líneas generales lo que dije porque está en la causa y en ella no hay secreto de sumario, los defensores de los acusados conocen de inmediato lo que declaran víctimas y testigos. No veo por qué tengo que retacear información sobre una situación gravísima que afecta a nuestras hijas.”
–¿Qué quiere decir que la orden de sumariarlo viene “de arriba”?
–Yo asistí a la citación del jefe de policía. Allí estaba también el subjefe, comisario general Melián, quien después de que yo aclaré mis actos y declaraciones me lleva a su oficina para decirme que deben iniciarme un sumario por mis declaraciones y entonces es cuando me dicen que ellos cumplen órdenes.
–¿De quién?
–Por lo que me dijo el comisario general Melián, la orden vino directamente del gobernador José Alperovich. Entonces contesté que siendo así no iba a declarar en ese sumario si no que me presentaría directamente a la fiscalía, que, justamente, es la misma que cerró el caso Verón.
–¿De qué se lo acusa?
–De no denunciar delitos conexos. Pero todos aparecen en la causa que investigué, entiendo que el gobernador no lo sepa, pero no tengo nada de qué arrepentirme. También me llamaron de un juzgado de La Pampa porque se enteraron por el diario del secuestro de una chica, Andrea R., en esa provincia, aunque yo la encontré en La Rioja. Las denuncias están en la causa, pero me alegro que otros jueces y autoridades ahora se interesen.