El protagonismo fue para los trabajadores y gremios en lucha, pero los partidos de izquierda y los movimientos piqueteros duros corrieron con el peso de la movilización. Una multitud se reunió en Plaza de Mayo para conmemorar el Día de los Trabajadores en un acto que nucleó a las principales agrupaciones políticas de izquierda y más de cien organizaciones sindicales, sociales y estudiantiles bajo las consignas “por salario y por trabajo” y “contra Kirchner y el imperialismo”. Se leyó un documento conjunto en el que se critica la negociación del gobierno nacional con el FMI, la política salarial oficial y la judicialización de las protestas sociales. Los cánticos más furiosos fueron contra los “burócratas” de la CGT. También estuvieron familiares de las víctimas de Cromañón.
Por el escenario, montado de espaldas a la Casa Rosada, desfilaron los protagonistas de los principales conflictos gremiales desatados en los últimos meses. Allí estuvieron los telefónicos de Foetra Capital, el cuerpo de delegados de los trabajadores de subterráneos, parte de la comisión interna del hospital Garrahan y representantes de los docentes salteños. Todas luchas que quebraron la resistencia de empresas privadas y de gobernaciones provinciales a otorgar aumentos salariales, al margen de los decretos fijados por el gobierno.
El espectro se amplió con los trabajadores aeronáuticos de Lafsa que se niegan a pasar a formar parte de la nueva Lan Argentina, los choferes de Transporte del Oeste que lograron mantener casi mil fuentes de trabajo después de la quiebra de la empresa, los obreros de Parmalat que pelean por mantener abierta la planta de Carapachay y los ceramistas de Zanon que resisten la embestida del gobierno neuquino de Sobisch contra el manejo de la fábrica recuperada por sus trabajadores.
También estuvieron los ferroviarios de las ex líneas Mitre, Sarmiento y Roca; los docentes del conurbano; trabajadores de hospitales porteños y del Gran Buenos Aires; los estatales del astillero Río Santiago; la comisión interna del diario Crónica, y los cuerpos de delegados que enfrentan a las “conducciones burocráticas” en los gremios de Sanidad, de la carne y la alimentación. Todos señalaron a los “gordos” de la CGT como los responsables de “frenar o entregar” las luchas de los trabajadores, aunque tampoco faltaron las críticas a la otra central obrera: CTA.
A pesar de las múltiples representaciones sindicales, el peso de la movilización recayó sobre los partidos políticos de izquierda y las organizaciones piqueteras. El armado de las columnas, el cronometrado ingreso conjunto a Plaza de Mayo, poco después de las 16, y el lugar designado para cada una de ellas, mostró lo “difícil y trabajosa” que fue la negociación del acto “unitario y clasista” en el que participaron más de un centenar de organizaciones políticas, sociales y estudiantiles, nombradas desde el escenario en estricto orden alfabético.
Las columnas en las que se alineó el grueso de los manifestantes se conformaron con la Izquierda Unida (Partido Comunista y de los Trabajadores por el Socialismo) sobre Avenida de Mayo, con sus respectivas organizaciones piqueteras: Movimiento Territorial de Liberación y Teresa Vive, además del MAS y el MST. Por Diagonal Norte marchó el Partido Obrero y el Polo Obrero; y por la Sur lo hizo el Partido Comunista Revolucionario y la Corriente Clasista y Combativa. Atrás marcharon los grupos piqueteros del MTD y CTD Aníbal Verón; Cuba-MTR; el Movimiento 29 de Mayo y la mesa nacional del FTC.
Todos los dirigentes de estas organizaciones también subieron al escenario. Vilma Ripoll (MTS); Patricio Echegaray (PC), Patricia Walsh (IU), Jorge Altamira (PO), y Amancay Ardura (CCC-PCR) compartieron el apretado espacio con representantes de otros partidos, sin discursos ni reproches. Sin embargo, allí, desde la multitud, surgió lo que fue la única confrontación de la jornada, que por un momento puso nerviosos a todos. Cerca del palco, un grupo comenzó a cantar una consigna que tenía como destinatario a algún dirigente y a viejas rencillas domésticas: “Frente de izquierda / traidores a la mierda”. Desde los micrófonos respondieron rápidamente con un cántico invocando la “unidad de los trabajadores” para arengar a la mayoría de los asistentes y tapar la salida poco oportuna. En el rápido descenso del palco, uno de los dirigentes deslizó su opinión: “Es un debate saludable”. Una muestra de que la posibilidad de confluir en un frente electoral para las elecciones legislativas de octubre será mucho más difícil que organizar un acto.
Quienes sí concentraron la atención de todos fueron los primeros en subir al escenario: los familiares de las víctimas de la masacre de Cromañón. Su presencia arrancó consignas que cantó toda la plaza y que atacaron por igual a Omar Chabán y a Aníbal Ibarra.
Cuando se comenzó a leer el documento único, el grueso de la gente ya empezaba a abandonar el lugar y dejaba raleada la plaza. El documento concentraba los puntos que los habían convocado: un salario básico de 1700 pesos, el aumento de los subsidios para desocupados a 350 pesos y la universalización de los planes sociales, además del cumplimiento del 82 por ciento móvil para los jubilados. Los cuestionamientos al gobierno de Néstor Kirchner tampoco fueron dejados de lado. Para la izquierda, la situación social no cambiará si el Presidente sigue “negociando y aceptando las exigencias impuestas el Fondo Monetario Internacional y pagando la deuda externa”.