EL PAíS
› EL ENCUENTRO ENTRE EL OBISPO CASTRENSE Y EL PAPA
El canciller duda de Baseotto
Cuando todavía sigue latente la indefinición sobre el vicario castrense sancionado por el Gobierno, Rafael Bielsa dijo: “No creo que el Papa lo haya felicitado a Baseotto” por sus consejos.
› Por Martín Piqué
“No creo que el Papa lo haya felicitado a Baseotto por aconsejar que los ministros se cuelguen una piedra y se tiren al mar.” Fue sólo una frase, pronunciada por el canciller Rafael Bielsa en medio de una entrevista. Pero bastó con esa expresión para revelar lo que el tiempo y la diplomacia no pudieron disimular: que el tironeo entre el Gobierno y una parte de la jerarquía católica –que comenzó con las agrias palabras del vicario castrense, Antonio Baseotto– dejó heridas que aún no se cerraron. Y que difícilmente vayan a cerrarse. La tirantez con ese sector de la Iglesia quedará expuesta en los festejos por el 25 de Mayo: Néstor Kirchner viajará a Santiago del Estero y asistirá al Tedéum en la Catedral de la provincia. La ceremonia será presidida por el obispo Juan Carlos Maccarone.
“Según la interpretación del gobierno de la República Argentina, Baseotto respecto de su posición frente al aborto puede decir lo que quiera. Respecto de su condición de ordinario militar, ha cesado”, dijo Bielsa. El canciller hizo esas declaraciones después de que Baseotto participara de una audiencia colectiva con el papa Benedicto XVI. Baseotto aprovechó la facultad que tienen los obispos de saludar personalmente al pontífice –el tradicional besamanos– y le regaló al Papa un libro sobre la Virgen. El breve diálogo fue retratado en varias fotografías. Según la agencia Télam, cerca de Baseotto contaron que el Papa lo había alentado a “seguir trabajando en defensa de la vida”.
El Gobierno siguió con atención el viaje de Baseotto a Roma. No por casualidad, el embajador argentino en el Vaticano, Carlos Custer, le entregó al Papa una carta firmada por el Presidente en la que le transmitía la “firme voluntad de fortalecer las relaciones”. Custer participó de una entrevista colectiva con los representantes diplomáticos ante el Vaticano. Según Custer, el Papa le había transmitido “un saludo cordial a todo el pueblo argentino y su gobierno”.
El cruce de elogios revela que el Gobierno quiere mejorar la relación con el Vaticano. Mientras tanto, la Secretaría de Culto sigue trabajando por los canales diplomáticos para resolver la situación de Baseotto respetando la jurisprudencia de la Iglesia, el derecho canónico. “Nuestros equipos están trabajando”, comentó Bielsa sobre ese tema. En concreto, están analizando una carta que envió Roma para exponer su visión sobre cómo debía resolverse la situación de Baseotto.
Los tironeos diplomáticos entre el Gobierno y el Vaticano comenzaron luego de que el vicario castrense sugiriera que el ministro de Salud, Ginés González García, debía ser arrojado al mar con una piedra atada al cuello por haberse pronunciado a favor de la despenalización del aborto. La frase, basada en una cita bíblica, recordó inevitablemente a los vuelos de la muerte. Kirchner reaccionó quitándole los haberes a Baseotto –aunque depende del Vaticano, para el Ejecutivo su condición es la de un secretario de Estado– y pidiendo su remoción. El conflicto, que ganó los titulares de los diarios, ahora se está manejando por canales más discretos por iniciativa de ambas partes.
En los últimos meses, el Gobierno se preocupó por generar una relación cercana y respetuosa con el nuevo Papa. Hizo varios gestos en ese sentido, como viajar a la asunción y elogiarlo cuando en los medios periodísticos de todo el mundo se destacaba su perfil conservador. Pero la búsqueda de una relación amistosa no parece extenderse a algunos obispos argentinos. Tradicionalmente, el Tedéum se realiza en la Catedral metropolitana, donde la preside el arzobispo de Buenos Aires. Sin embargo, el Gobierno decidió que este año los festejos se harán en el interior, y la ceremonia se celebrará en la Catedral de la provincia donde por mucho tiempo gobernaron los Juárez. La misa estará a cargo del obispo Maccarone, con quien Kirchner tiene una buena relación personal. Maccarone tiene un perfil progresista, acompañó mucho la intervención de Pablo Lanusse e intentó investigar la sospechosa muerte del obispo Gerardo Sueldo en un accidente de tránsito.