EL PAíS
› KIRCHNER RESPONDIO A LAS CRITICAS
DEL PODER JUDICIAL EN EL CASO CHABAN
“Harto de las presiones corporativas”
Ayer se extendió la polémica por el fallo de excarcelación de Omar Chabán en el caso Cromañón. Luego de las críticas judiciales por la supuesta “intromisión” del Poder Ejecutivo, el Presidente atacó “la tendencia al sentido corporativo de los jueces”.
Lejos de acallarse, la polémica por el fallo que ordenó la excarcelación de Omar Chabán tomó vuelo. Y esta vez fue el propio Néstor Kirchner quien se puso al frente de la voz oficial. El Presidente apuntó a los representantes del Poder Judicial que se habían quejado por la “intromisión” del Ejecutivo en el tema. “Veo que en la Argentina hay una tendencia a volver al sentido corporativo. Estamos hartos de las presiones corporativas; queremos que llegue la hora de la gente”, dijo.
Con su salida a escena, Kirchner no sólo fijó posición sobre el fallo de los jueces María Laura Garrigós de Rébori y Gustavo Bruzzone, sino que extendió la crítica hacia el resto de la Justicia.
“De una vez por todas, hay que construir un proyecto político por arriba de las corporaciones, dejar de ser dependientes absolutos de las corporaciones, a las que lo único que les importa es defender sus propios intereses”, atacó el Presidente, durante un acto celebrado en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno.
Kirchner pidió además que se dejen de “jugar a la política, a los grupos de presión” y puntualizó que está cansado “de la mezquindad argentina, de esa desesperación por ver quién se posiciona mejor en cada tema”.
La última semana, al conocerse la posibilidad de la excarcelación de Chabán, hubo intensos contactos entre el Presidente, Aníbal Fernández y Alberto Fernández para fijar postura. Finalmente, el ministro del Interior y el jefe de Gabinete anunciaron en conferencia de prensa la decisión de instruir a la Procuración General de la Nación para que ésta realice una presentación judicial. ¿El objetivo? Intentar una revisión del polémico fallo.
Hubo razones estratégicas para esa movida. El Gobierno no quería recluirse en el silencio, como sucedió cuando se incendió República Cromañón. Entonces, Kirchner vivió los acontecimientos desde Santa Cruz, lo que a los ojos de muchos familiares de las 193 víctimas se tradujo como un desentendimiento del tema.
En esta oportunidad, el Presidente también estaba en el sur, aunque no se privó de hablar. Días después de la conferencia de sus ministros, consideró el fallo que habilitó la excarcelación de Chabán como una “bofetada” a la sociedad.
Kirchner reaccionó sin hacer nombres contra un claro destinatario: el Poder Judicial, que a través de distintos representantes puso reparos a la actitud oficial de propiciar una suerte de apelación al fallo de Garrigós de Rébori y Bruzzone.
¿A qué llamó actitud corporativa el Presidente? A la acordada de trece integrantes de la Cámara del Crimen que sostiene que las críticas públicas de Kirchner y varios de sus ministro son presiones inadmisibles para que “los jueces fallen conforme al clamor popular”. Los integrantes de esta Cámara argumentaron que el Presidente y sus dos ministros no opinaron como abogados y que en modo alguno son percibidos por la sociedad como ciudadanos comunes.
A la Cámara del Crimen se sumó luego, aunque con diferencias en sus términos, Raúl Eugenio Zaffaroni, uno de los jueces que llegaron a la Corte Suprema de la mano del actual gobierno.
Ayer, Zaffaroni volvió a hablar del caso con los periodistas que lo espe-raron en la puerta de su casa. Pero bajó el tono de la polémica y negó que el Ejecutivo estuviera avanzando sobre la Justicia.
“En el Gobierno son ciudadanos y pueden opinar sobre lo que hacemos nosotros, tienen toda la libertad de opinar de todo lo que quieran. Nadie por ser funcionario del Poder Ejecutivo o Judicial, deja de ser ciudadano y pierde el derecho a opinar”, remarcó ayer el juez de la Corte.
En la misma línea, buscó desinflar el conflicto entre los poderes del Gobierno: “No están enfrentados, se han hecho manifestaciones, simplemente”. Y aclaró que cuando habló de “no politizar la desgracia” no hacía sólo referencia al Gobierno, sino “a todos los segmentos políticos”.
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