Ayer, entre el Banco Central y el Nación compraron 56,5 millones de dólares y en lo que va del mes llevan embolsados nada menos que 1029,5 millones de dólares con el objetivo de sostener la cotización del dólar en 2,90 pesos. Van camino de quebrar el record de diciembre pasado, cuando el BCRA aspiró 1400 millones de dólares. La autoridad monetaria y el principal banco público no dan abasto. Es por ese motivo que el Gobierno decidió tomar medidas para ponerle trabas al ingreso de capitales especulativos. El objetivo: disminuir la oferta de billetes verdes en el mercado y de esa manera quitarle presión al tipo de cambio. Si esta historia se la contaran a un argentino que desde hace varios años vive exiliado es muy probable que no la creería. A su interlocutor le resultaría muy difícil hacerle entender que en la Argentina versión 2005 existe rechazo al dólar. Parece mentira, pero el peso le gana cartel. Los inversores prefieren los activos financieros en pesos; el público y las empresas se inclinan por ahorrar en moneda nacional y hasta aquellos que fugaron divisas durante la crisis las traen para cambiarlas por pesos.
Los funcionarios de Economía y del Central están definiendo los últimos detalles de esa inminente medida que se pondrá en práctica, y pusieron la lupa en los dólares que están ingresando los argentinos que sacaron sus ahorros antes de que explotara la crisis de 2001. Por lo general se trata de fondos “en negro”, no declarados ante la AFIP. Entran al país como fondos de “no residentes”, es decir, como si pertenecieran a inversores extranjeros. Uno de los técnicos que trabaja en el tema reveló a Página/12 que el Central estima que, bajo ese rubro, durante este mes ingresarán alrededor de 120 millones de dólares. El monto parece irrelevante frente a los 74 millones promedio diarios que están adquiriendo los bancos oficiales en el mercado cambiario. Pero en los despachos oficiales recuerdan que durante febrero y marzo, cuando ya se sabía que el canje había sido un éxito, aquellos ingresos “en negro” duplicaban el nivel actual. Ahora que esa operación se destrabó, los funcionarios temen que haya una ola de capitales golondrina que presionen sobre la cotización del dólar. La expectativa a una masiva entrada de inversiones financieras de corto plazo existió a principios de año, cuando se largó el canje de la deuda. La posterior traba judicial y el cambio en el contexto internacional moderó el panorama. Ahora, los temores reaparecieron.
El escenario empeoró para el Gobierno ante la expectativa de los financistas de una inminente apreciación del peso frente al dólar. La oferta de divisas resultó superior a la esperada.
u Como los importadores apostaron a una baja del dólar se muestran menos activos.
u A su vez, los exportadores se apuran a liquidar sus divisas ante un eventual retroceso. En medio de la cosecha gruesa, esta decisión agravó la sobreabundacia de billetes verdes.
u En este contexto, se nota un ingreso cada vez más importante de dólares financieros destinados a la especulación.
Si bien la atención de los funcionarios está puesta en este último renglón, también se evalúan medidas para aumentar la demanda de dólares. Una de las posibilidades es que se habilite a las AFJP a ampliar su cartera de inversiones en activos dolarizados, como los certificados de acciones de empresas extranjeras. Hasta ahora pueden invertir hasta un 7 por ciento del total de los fondos de sus clientes.
El endurecimiento de los controles a los movimientos de capitales se hará sobre la base de los que ya existen desde mediados de 2003. A partir de aquel momento se impusieron castigos a los capitales que permanecen en la Argentina menos de seis meses. De esa restricción quedaron exceptuados los “residentes argentinos”, pero ahora no se descarta incluirlos si se exacerba el ingreso de capitales especulativos.
En el Gobierno y en el Central coincidieron ante este diario que “la situación es manejable”. Y que, en los hechos, la fuerte liquidación de divisas capturada por los bancos oficiales permitió acumular reservas. Néstor Kirchner está seguro que esa decisión –las reservas ya rozan los 22.000 millones de dólares– le redituará una mejor posición negociadora frente al Fondo Monetario. Y, además, lo pone a resguardo de cualquier shock externo.
Los economistas cercanos a Roberto Lavagna sostienen que resulta indudable que el dólar cerca de los 3 pesos le está dando competitividad a la economía. Y afirman que también la ponen a salvo de la formación de una burbuja financiera. Como informara Página/12 en su edición del último miércoles, Kirchner le ordenó a Redrado comprar los dólares que sean necesarios para sostener al dólar y acumular reservas. En las últimas semanas, el Central duplicó el volumen de sus intervenciones. Y el Nación echará mano a los mayores ingresos impositivos de este mes (por Ganancias y Bienes Personales) y a parte de la recaudación por la colocación del Boden 2014 para seguir con sus intervenciones.
Lo que también evalúan los funcionarios es que las compras record de dólares traerán aparejado un repunte de las tasas de interés, un movimiento que, en rigor, se viene vislumbrando desde hace un trimestre. Desde el Central, Martín Redrado se mostró convencido de que la mayor parte de los pesos emitidos para comprar dólares había que esterilizarlos mediante la licitación de Letras del BC (Lebac), con el objetivo de contener las expectativas inflacionarias. Roberto Lavagna acompaña esa controvertida estrategia.
De todas maneras, Kirchner ya les hizo saber a ambos que no quiere que una suba de la tasa de interés enfríe la economía. Y que el objetivo de mantener al dólar en los actuales niveles es irrenunciable. Ante ese desafío, en Economía y en el Central están construyendo el dique ante la eventual avalancha de divisas.