La repetición deja poco espacio para la sorpresa. El Gobierno confirmó que el viaje presidencial a Cuba, previsto para el 31 de este mes, quedó portergado hasta nuevo aviso. “Hay que encontrar la mejor coyuntura”, argumentaron desde la Cancillería. Es la tercera vez que el Ejecutivo suspende la visita a La Habana desde que Néstor Kirch-
ner es presidente. Pero en esta ocasión la fecha del vuelo estaba muy cerca: faltaban apenas diez días. Los dos gobiernos ya habían comenzado a preparar la visita. El embajador Darío Alessandro regresó a Buenos Aires el lunes pasado. Antes se había reunido con Fidel Castro. En la charla, que duró cuatro horas, se habló de la neurocirujana Hilda Molina. Alessandro tanteó a Fidel sobre la posibilidad de que Molina viajara a Argentina en el avión de la delegación argentina. No hubo acuerdo.
En público, el Gobierno hizo todo lo posible por quitarle importancia política a la decisión de suspender el viaje. Desde la Cancillería dijeron que la postergación se debía a otros temas, como el fideicomiso de 100 millones de dólares firmado en agosto del año pasado, y no a la situación de Molina. “El viaje se suspende porque el fideicomiso no está avanzado, y tampoco la deuda (que mantiene Cuba con la Argentina). Como no están resueltos esos temas, la visita se convertiría en un viaje político donde el único tema sería Molina”, argumentaron a Página/12 desde el Palacio San Martín. Pero esos argumentos sonaron a excusas. Este diario constató que el viaje fue postergado precisamente por el caso Molina.
En la suspensión del viaje influyeron las últimas conversaciones con Fidel. El líder cubano se sorprendió de que el Gobierno insistiera con la situación de Molina y propusiera que la disidente –que fue un cuadro del Partido Comunista y cuyos retratos siguen colgados en las paredes del Polo Científico de la isla– viajara a Buenos Aires en el avión de Kirchner. Fidel se mostró dispuesto a hablar de Molina con el propio Presidente. También ofreció “las garantías del gobierno cubano” para que el hijo de la neurocirujana, Roberto Quiñones, viaje a La Habana para encontrarse con su madre y su abuela. Aunque no trascendió cuál fue la respuesta argentina, se puede interpretar de los hechos: el viaje se suspendió.
En el Gobierno pretendían que el vuelo a Cuba contribuyera, también, para compensar el revuelo que generará la llegada de George Bush a la Argentina, en el marco de la Cumbre de las Américas que se hará en Mar del Plata. Todo indica que eso no podrá ser. En la isla, a su vez, esperaban a Kirchner con mucha expectativa. Tanto los funcionarios como muchos cubanos de a pie suelen expresar su satisfacción con las políticas y el estilo del santacruceño. “Hay mucha expectativa en la visita porque representa los anti 90 y el rechazo al neoliberalismo”, comentó un integrante del Ejecutivo que estuvo en la patria de José Martí. Como turista, el argentino escuchó los comentarios en las calles de La Habana Vieja.
Ambos gobiernos pretendían que el viaje sirviera para anunciar el fideicomiso. El convenio preveía una compra de vacunas, antirretrovirales e interferon por unos cinco millones de dólares. Los cubanos, por su parte, adquirirían alimentos a empresarios argentinos a través de Alimport, la entidad estatal con la que importan productos alimenticios. Como La Habana tiene una deuda de más de mil millones de dólares con la Argentina, la operación se concretaría con un fondo fiduciario del Banco Nación, el BICE y el Banco Nacional de Cuba. A pesar de las explicaciones oficiales, Página/12 pudo saber que la operación estaba lista. Sólo faltaban detalles y las firmas de ambos presidentes. “El convenio sigue en vigencia”, informaron desde el Ministerio de Salud. Sin embargo, otras fuentes oficiales creen que la cancelación del viaje pondrá en riesgo todos los acuerdos.