EL PAíS
“Corach me ofreció 300.000 dólares por mes para Cáritas”
Confirmando los sobresueldos que el menemismo les pagó a varios obispos, el ex presidente de Cáritas y actual obispo de Zárate, Rafael Rey, cuenta cómo resistió las presiones y las ofertas.
› Por Miguel Jorquera
Rafael Rey es obispo de la diócesis Zárate-Campana de la Iglesia Católica y estuvo al frente de Cáritas durante gran parte de la presidencia de Carlos Menem. Sus cuestionamientos al modelo de exclusión social durante esos años le costaron innumerables presiones del entonces embajador ante el Vaticano Esteban Caselli y rechazó los 300 mil dólares mensuales que Carlos Corach le ofreció para que “bajara los decibeles de sus críticas”. Después que Horacio Verbitsky publicó en Página/12 que los obispos Emilio Ogñeñovich, Jorge Meinvielle y hasta Baseotto –entre otros– recibieron durante la década menemista 29 millones de dólares en “sobresueldos”, monseñor Rey volvió a relatar ante este diario cómo fue el ofrecimiento del ministro de Menem, reconoció la amistad con el poder de los obispos que aceptaron el dinero, criticó que esos fondos “poco transparentes” hayan ido a parar a las diócesis en lugar de ser destinados a la ayuda social y admitió que la Iglesia debería rendir cuentas.
–Página/12 publicó que usted rechazó un ofrecimiento económico del gobierno de Menem para que acallara sus críticas. ¿Cómo fue esa entrevista con Corach?
–En julio del ’98 me llamó un día Esteban Caselli, desde Roma, para insistir que bajara los decibeles de mis críticas al gobierno por la situación social y que tuviera una reunión con las autoridades nacionales. Yo le dije que no tenía problemas en reunirme con el gobierno. A los pocos minutos me vuelve a llamar, me dice que había arreglado todo y que el ministro me esperaba tal día a tal hora, y así fue. Nos encontramos con Corach en su despacho, me preguntó cómo estábamos trabajando, los planes que teníamos y cómo lo llevábamos adelante. Yo le expliqué. Y en un momento me ofreció 300 mil pesos mensuales para ayudar a Cáritas. Le contesté que otras veces habíamos recibido dinero del gobierno a través de la Secretaría de Desarrollo y que lo hacíamos con planes y objetivos concretos, que teníamos que hacer un proyecto y darlo a conocer.
–¿Aceptó su propuesta?
–Me dijo que él disponía de ese dinero, que no hacía falta que hiciéramos un proyecto y que el dinero lo íbamos a recibir a través de la municipalidad de Campana. Yo le dije que sin un proyecto, que además debíamos hacer público, yo no podía aceptar ese dinero.
–¿Qué le contestó?
–Se ofuscó bastante, me dijo que él no podía hacer eso porque su ministerio no estaba autorizado. Pero insistió en que lo recibiéramos.
–¿Sintió que el dinero era para que usted se callara?
–Lo intuí, me pareció poco transparente y me negué.
–¿Qué hizo después?
–Lo consulté con la dirección de Cáritas y coincidieron conmigo que no se debía aceptar. Se redactó una carta de Cáritas que le enviamos al ministro para rechazar oficialmente el ofrecimiento. Al poco tiempo, esa carta tomó estado público, pero ni el texto ni el contenido salió de Cáritas, supongo que habrá sido desde el propio ministerio.
–¿La conversación con Corach fue a solas o participó alguien más?
–No, fue entre nosotros dos solamente.
–¿Lo comentó con otras autoridades de la Iglesia?
–No formalmente. Sí lo hicimos en Cáritas.
–¿Caselli hablaba habitualmente con los obispos?
–Yo lo conocía poco. Pero a mí las veces que me llamó fue para pedirme que no siguiera criticando al gobierno. Me lo decía muy amablemente.
–¿Qué le decía?
–Que le hacía daño al país en expresar mis opiniones así, en llevarle la contra al gobierno, que lo perjudicaba, que dividía. Me pedía que disminuyera el tono de mis críticas, que tratara de dialogar y de acercarme al gobierno.
–¿Usted sentía que esto era un acoso por sus críticas al gobierno?
–Sí, sí, con toda seguridad. Yo me encontré con otras personas que vinieron a pedirme también, con tonos diferentes, que acallara mis críticas.
–¿Personas del gobierno de Menem?
–Sí, o gente acercada al gobierno. No que ocuparan altos cargos en el gobierno, sino gente que estaba relacionada con el gobierno. Me pidieron así, fuertemente, que no siguiera hablando.
–¿Políticos, empresarios?
–Gente muy ligada al poder, que tenían algún trabajito alrededor del gobierno que pretendían cuidar y mi posición les molestaba. Vinieron muchas veces a verme por eso.
–¿Recuerda algún nombre en particular?
–No, no.
–La nota publicada por Página/12 afirma que entre 1991 y 1999, la Iglesia recibió del gobierno unos 29 millones de pesos, en esos momentos dólares. Usted se negó, pero otros obispos aceptaron ese dinero. ¿Qué opina de eso?
–Esto yo lo conocí después. Me he enterado de que algunos obispos recibieron ayuda, porque todos de alguna forma hemos pedido alguna vez. Nosotros mismos desde Cáritas hemos pedido a los organismos correspondientes realizar obras concretas. Cáritas participó en programas de ayuda a los pobres recibiendo el dinero de la Secretaría de Desarrollo, pero no de otro lugar. Así, muchos obispos han pedido dinero para obras concretas en sus diócesis. Ahora, no sé a quién lo pidieron. Desconozco lo que haya ocurrido en otras diócesis o lo que hayan hecho otros obispos.
–¿Pero los obispos sabían de dónde provenía el dinero?
–Si eran de fondos reservados, yo no lo sé sinceramente.
–Una vez que se hizo pública la opinión de Cáritas, ¿el espiscopado discutió este tema?
–No, que yo sepa la Conferencia Episcopal creo que no lo ha tratado. Se ha comentado privadamente.
–¿Algún otro obispo se solidarizó con usted frente a esa situación?
–Monseñor Jorge Casaretto, también monseñor Ramón Staffolani y otros obispos me manifestaron también que estaban de acuerdo con la medida que tomamos en Cáritas.
–La lista publicada por Página/12 detalla que el obispado de San Justo recibió casi seis millones de dólares y el de Mercedes-Luján casi cinco millones. ¿Cuál es su opinión que estos obispos hayan recibido ese dinero sin tener que rendir cuentas sobre los mismos?
–Sobre todo en aquel momento en el que la situación de la pobreza era tan grave, aun cuando el gobierno lo negaba y hacía esfuerzos por tratar de disimularla, me parece muy triste que se destine tanto dinero para algunas obras de la Iglesia, aunque fueran importantes. Para ayudar a los pobres había tanta mezquindad porque el dinero que había para eso no era demasiado abundante. Hubiera preferido que esos millones se hubieran destinado a obras sociales y no para tareas nuestras.
–¿Entonces usted no comparte que otros obispos hayan aceptado ese dinero por el cual después no tenían que rendir cuentas?
–Creo que la Iglesia tiene que recibir, siempre que pida un dinero, que tenga un fin social conocido y que se rinda cuenta de ese dinero. Que se sepa con toda transparencia, con toda claridad para qué es ese dinero.
–Usted ya no es presidente de Cáritas, ¿ha seguido recibiendo presiones políticas de otros gobiernos?
–No, no, después no.
–Entre quienes cobraron ese dinero figura Antonio Baseotto, entonces obispo de Añatuya, que cobró 1,5 millón de dólares.
–Añatuya es una diócesis muy pobre y creo sin temor a equivocarme que la Iglesia allí fue la que más obras pudo realizar porque el obispo anterior recibió mucha ayuda de la iglesia alemana. Baseotto continuó haciendo obras y seguramente destinó ese dinero a obras para la comunidad.
–Baseotto tuvo una actitud muy crítica con este gobierno, que provocó una crisis en la relación con la Iglesia, pero entonces recibió esa suma tan importante de dinero sin rendir cuentas a nadie.
–Y bueno, si él era amigo de alguno que entonces estaba en el gobierno, a lo mejor lo recibió con mayor facilidad.
–¿Se notaba ese grado de amistad a la hora de recibir ayuda económica?
–Sí, sí. De hecho eso se ha comentado muchas veces, de obispos que tenían una cercanía grande con el doctor Menem o con miembros del gobierno.
–¿Quiénes, por ejemplo? ¿Meinvielle, Ogñeñovich?
–Sí, esos obispos tenían un trato cercano. Pero no sé si recibieron dinero, es muy probable que hicieran obras en sus diócesis a favor de sus comunidades.
–Frente a este escándalo, ¿la Iglesia tiene que rendir cuenta ante la sociedad?
–Sería bueno que los obispos que ahora se han sentido mencionados por esto, tal vez puedan decir algo. Cada uno verá si tiene que decirlo o no.