EL PAíS
› SE ENDURECIO LA NEGOCIACION ENTRE KIRCHNER Y DUHALDE
Velando las armas
Cuando el bonaerense había accedido a entregar las listas nacionales, Kirchner avanzó sobre las provinciales. Duhalde se negó y las negociaciones se congelaron. Kirchner instruyó armar el Frente para la Victoria en la provincia y esta semana podría haber fractura y dos listas. El plazo del 8 de junio. Señales para Sabbatella. El escollo Chiche.
› Por Sergio Moreno
La negociación entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde parecía estar encaminada. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, apuraba desde los medios de comunicación el cierre temprano del litigio para confeccionar las nóminas de candidatos en la provincia de Buenos Aires y, así, finiquitar un intríngulis que ocupa bastante esfuerzo a ambos márgenes de la General Paz. Al promediar la semana, algunos negociadores de la Casa Rosada se encontraron con el caudillo bonaerense para darse a tal faena. Y, entonces, todo se oscureció: Duhalde, que había accedido a “entregar” las listas de senadores nacionales y diputados de ese rango al Presidente, quería para sí, para su tropa, las nóminas provinciales. Kirchner ofertó partirlas ambas en tres, a efectos de integrarlas por tercios entre hombres del duhaldismo, el kirchnerismo y del gobernador Felipe Solá. Duhalde se negó, rotundamente. “Nos pintamos la cara, vamos a la guerra, preparen el Frente para la Victoria”, instruyó el Presidente a sus operadores, el viernes, tras el fracaso de sus gestiones ante Duhalde.
La prisa tensiona toda la situación, más de lo que naturalmente debería ser. El próximo 8 de junio vence el plazo para inscribir ante la Justicia Electoral las alianzas. Kir-chner ordenó anotar el Frente para la Victoria como su herramienta electoral, subsumiendo, por ahora, al Partido Justicialista en dicho frente. Esta maniobra le sirve por si debe cruzar su rubicón y enfrentar al duhaldismo en las urnas, en las elecciones generales del 23 de octubre.
Esta semana que comienza habrá varios encuentros más entre duhaldistas y kirchneristas. Acaso morigeren su ánimos. Si siguieran como hasta el momento en que estas líneas fueron escritas, habrá dos listas y fractura en el oficialismo.
Tejedurías
Las conversaciones, siempre farragosas, a pesar de ello venían sucediéndose bastante aceptablemente. Duhalde no discutía más la confección de las listas nacionales. Sólo solicitó “echarles una ojeada” una vez elaboradas. Kirchner estaba conforme con eso. Esto involucraba la candidatura de Cristina Fernández (que, según algunos habitantes de la Rosada, sigue enfurruñada ya que no le gusta la candidatura por la provincia de Buenos Aires) como mascarón de proa, liderando la boleta de aspirante a senadora nacional.
Por estas horas, Kirchner evalúa quién se sentará a la vera de su mujer en la lista, si el ministro de Defensa, José Pampuro, o el jefe de la bancada de diputados nacionales del PJ, José María Díaz Bancalari. El Presidente tiene una encuesta nacional de Enrique Zuleta Puceiro/OPSM, realizada entre abril y mayo de este año, entre 1100 casos, que pondera al ministrode Defensa. Según el trabajo, un 55,1 por ciento de los encuestados dijo conocer a Pampuro, contra un 44,1 que dijo no conocerlo. De los primeros, el 22,4 por ciento lo conceptúa bien, el 41,6 ni bien ni mal, sólo el 5 por ciento lo evalúa mal y el 24,9 dijo no poder hacer evaluación alguna.
En cuanto a Díaz Bancalari, Kirchner sabe que el jefe de la bancada es muy aceptado por varios intendentes del conurbano, Hugo Curto de Tres de Febrero entre ellos, que no dudan de su pedigrí peronista bonaerense.
La lista de diputados nacionales estaría encabezada por el intendente de La Matanza, Alberto Balestrini, devenido en uno de los arquitectos electorales de la Casa Rosada sobre el teatro de operaciones.
Más allá de estos cargos mayores, Kirchner continuó avanzando. Los problemas que tiene su aliado Felipe Solá fueron considerados por el Presidente, en aras de la gobernabilidad provincial y como premiación de la funcional “guerra de guerrillas” que el gobernador desató contra el duhaldismo sobre su territorio de acción. La ponderación de Kirchner sobre el gobernador varió notablemente en el último año. Página/12 es testigo documental de tal mutación. En el reportaje que este diario le efectuó al Presidente al cumplirse un año de su gestión (hace un año ya), Kir-chner acuñó su famosa frase “Felipe es Felipe”; en la entrevista efectuada este año, referida a su segundo año de mandato, el patagónico, mutatis mutandis, dijo que Solá es “un gran gobernador y un buen amigo”. Algunas de estas cuestiones pesaron a la hora de la evaluación que hizo Kirchner sobre el futuro de su aliado. No iba a abandonarlo a la hora de su batalla con el duhaldismo que, a la luz de los números conseguidos por el felipismo en el congreso partidario del miércoles pasado, no sería tan desigual. Entonces el Presidente acometió sobre las listas de diputados y senadores provinciales.
Díaz Bancalari decía que el problema que existía en su distrito era “provincial, no nacional”, marcando diferencias y tratando de separar la relación entre el duhaldismo y el Presidente, de su inquina contra el gobernador. Pero Kirchner cruzó las fronteras y pidió que las listas de diputados y senadores provinciales sean repartidas en tres partes iguales, una para cada sector, entendiendo por ellos a sus huestes, las del gobernador y las del ex presidente, dejando a estos últimos reducidos a su mínima expresión. Duhalde no aceptó. Kirchner instruyó a los suyos para aceitar los engranajes del Frente para la Victoria.
Si esto quedara así, cobraría cuerpo, además, la posibilidad de dar lugar en el frente a varios grupos de kirchneristas no peronistas o, acaso, a permitir que otras listas lleven a CFK como candidata a senadora. Bajo esta última hipótesis, en el Gobierno evalúan la posibilidad de sumar al intendente de Morón, el independiente de centroizquierda Martín Sabbatella. El Presidente y parte de su gabinete estuvieron en Morón el jueves pasado. Kirchner y Sabbatella se tiraron flores. Previamente, el martes, el intendente estuvo reunido con el patagónico, en la Casa Rosada, durante una hora. El joven burgomaestre salió más que contento del encuentro y, contó a los suyos, satisfecho por el nivel de coincidencias alcanzadas con Kirchner, rescatando que el Presidente no le insinuó siquiera la chance de sumarse a la patriada pro CFK. Sabbatella pasó a ser una especie de aliado con autonomía, como más quiere él. Ello no invalida la posibilidad de que, si Kirchner terminase enfrentando al duhaldismo con otras listas, Sabbatella sumase la suya. Pero eso aún no está definido.
La otra dama
Hilda “Chiche” González de Duhalde es otro problema para quien imagine un escenario de concertación. La diputada nada quiere saber de arreglos, incluso contra el parecer de su marido. No quiere dar el brazo a torcer y pelea con su sanguíneo carácter para enfrentar los anhelos que se hacen saber desde la Casa Rosada. “No quiere bajarse, parece Bouchard que sigue haciendo la guerra cuando la guerra ya terminó”, ilustraron en Balcarce 50, haciendo referencia a Hipólito Bouchard, el héroe criollo naval de la guerra por la independencia de la Argentina y América del Sur.
No obstante su tezón, las cosas no son fáciles para ella. Esta semana varios de sus seguidores defeccionaron, lo que causó sus iras. Julián Domínguez, uno de los operadores de la señora, le llevó la noticia de que algunos intendentes no creían conveniente enfrentar al Presidente de la Nación. Ella lo acusó de traidores, a los gritos.
“Es una asesina de correos”, suele recordar de Chiche sobre su irascible carácter y su desafección a recibir malas noticias el ministro del Interior, Aníbal Fernández.
Acaso su temperamento la llevó el viernes a cruzar al propio Kirchner, diciendo que cometía un error al fustigar la alianza de derecha que comenzaron a construir Ricardo López Murphy y Mauricio Macri. Chiche, a quien Macri le cae más que bien, quizás no haya medido el peso político de sus palabras, quizás sí. El efecto que produjo en el Presidente, que imagina a Macri como el Silvio Berlusconi argentino, fue vitriólico. “El Presi estaba re-loco con esas declaraciones. Para colmo, las negociaciones con Duhalde se endurecieron. Nos mandó a armar el Frente para la Victoria”, confió a Página/12 uno de sus contertulios del viernes.
El Presidente se fue al Sur rumiando su estrategia. Hoy, el duhaldismo hará su demostración de fuerzas en Lanús, en un congreso partidario que pretenderá superar al efectuado por las mesnadas de Solá el miércoles pasado.
“La fuerza y el engaño son, en la guerra, las dos virtudes cardinales”, supo escribir Thomas Hobbes en Leviatán. Se verá esta semana que comienza, cuánto de nuez y cuánto de ruido hay al cascar estos frutos.
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