EL PAíS
“Seguimos creyendo que la manera de solucionar conflictos es hablando”
El obispo Jorge Casaretto es presidente de Cáritas, por lo que está acostumbrado al contacto con el Gobierno. Los puntos de tensión y los proyectos de ciudadanía de su organización.
› Por Washington Uranga
Jorge Casaretto, el obispo de San Isidro y presidente de Cáritas, sostiene que la Iglesia Católica en la Argentina tiene asegurada la libertad para cumplir con su misión y autonomía para actuar, aunque preferiría mayor diálogo institucional con el Gobierno. Reconoce la existencia de conflictos y subraya que el diálogo es el camino para superarlos. En cuanto a Cáritas, dice que además de hacer asistencia directa, tiene que promover la educación, la capacitación laboral y, sobre todo, la participación ciudadana.
–¿Este es un momento difícil de la relación entre la Iglesia y el Gobierno? Lo pregunto vistas las diferencias en torno al “caso Baseotto” y las discrepancias sobre el aborto y las campañas de salud reproductiva?
–Doy mi propia opinión al respecto. Como Iglesia tenemos una aspiración máxima: tener libertad para poder evangelizar y llevar adelante nuestra misión. En Argentina lo podemos hacer, está suficientemente asegurado. Esta es una base fundamental. En segundo lugar, tenemos una autonomía muy grande respecto de los distintos poderes. No solamente de los poderes políticos, sino también del poder de los medios, de los distintos poderes que existen. La Iglesia tiene autonomía, tiene su propio espacio de trabajo y se está plasmando una aspiración del Concilio Vaticano II: autonomía respecto de todos los poderes y colaboración en lo que se pueda. En Cáritas tenemos muchos planes en común con áreas del Gobierno y los llevamos adelante con autonomía, pero también con sentido de colaboración.
–Pero los conflictos aparecen a la vista.
–Sin lugar a dudas. Seguimos creyendo que la manera de solucionar los conflictos es el diálogo. Y a eso tenemos que aspirar. A un diálogo un poco más fluido, serio, con los distintos estamentos, ya sea del gobierno nacional y provincial como con los otros poderes de la sociedad, los medios de comunicación y con las otras religiones.
–¿Es equivocada la idea de que el diálogo entre la Iglesia y el Gobierno hoy se da a través de los medios de comunicación?
–En parte es así. Es verdad. Yo no sé si hay que aspirar a otra cosa. Porque tampoco es cuestión de que estemos en tratativas directas continuamente. No estaría mal que algunos encuentros directos se den de vez en cuando. Pero tiene que ser planificado. He pensado siempre que los diálogos tienen que ser institucionales para que sean productivos.
–La exclusión es un tema grave entre nosotros. El lema de la colecta de Cáritas 2005 es precisamente “Por una sociedad justa que nos incluya a todos”. ¿Qué debe hacerse hoy en la Argentina para superar la exclusión?
–Lo que podemos decir es cómo trabaja Cáritas en este sentido. En primer lugar a través de la ayuda inmediata, en nuestros comedores, con nuestros trabajos en la vivienda. Pero en el último tiempo en Cáritas –y es lo mismo que podemos ver de otras organizaciones que están preocupadas por el país– nos hemos dado cuenta de que hay que pensar también en el mediano y en el largo plazo. En esta línea las tres grandes áreas de trabajo de Cáritas son educación, trabajo y ciudadanía. El ministro Daniel Filmus está comenzando a hablar de la política de Estado de educación. Es muy importante que se esté viendo la necesidad de políticas de Estado.
–¿Qué son “políticas de Estado” en materia de inclusión?
–Todo aquello que signifique que la persona sea consciente de sus derechos, que trabaje para clarificar, concretar y obtener efectivamente sus derechos. Incluir significa pasar de un estado pasivo a un estado activo en la vida social. Pablo VI decía que desarrollo es pasar a mejores condiciones de vida en las que se pueda expresar la dignidad de hijos de Dios. Hoy la inclusión es una forma de desarrollo.
–¿Qué puede hacer Cáritas en el tema trabajo?
–Capacitar. Tratar de que todos los proyectos tengan una dimensión de capacitación laboral que permita a las personas seguir una vez que se hayacompletado la ayuda. Cuando Cáritas toma el tema vivienda y trata de que la gente construya su propia casa a través también de los planes que ofrece el Ministerio de Planificación Federal quiere además que la persona pueda luego continuar con el oficio, que haya aprendido el oficio.
–¿Y por qué el tema ciudadanía desde Cáritas?
–Porque nos parece fundamental, parte de nuestra tarea. Intentamos que la gente que participa tome conciencia de que tiene que hacer algo por la sociedad, que no alcanza con votar cada vez que hay elecciones, sino que esté preocupada, por ejemplo, por algún tipo de organización barrial, por el mejoramiento de la plaza, por cualquier aspecto que lleve a la persona a participar. Esto nos parece muy importante.
–¿Cuáles son las prioridades en este aspecto de la participación?
–Estamos alentando y animando para que en todas las parroquias haya preocupación por integrar los Consejos Consultivos de Políticas Sociales en los municipios, en los barrios. Buscamos que el habitante de la Argentina se sienta un ciudadano que tiene responsabilidades sociales respecto de la sociedad. Por otra parte, habría que distinguir dimensiones. En el nivel macro Cáritas participa con otras organizaciones de la sociedad civil, en el Consejo Consultivo Nacional de Políticas Sociales. Allí trabajamos con otras organizaciones no gubernamentales, con otras iglesias, con representantes del Estado. Ahí opinamos en serio sobre lo que tienen que ser las políticas sociales y de alguna manera también le aportamos al Gobierno ideas sobre cómo avanzar en la política social. Eso que sucede en lo macro, nosotros tratamos de reproducirlo en lo micro. Buscamos que en un barrio se junten los miembros de las distintas iglesias, los representantes de las organizaciones barriales para ver cómo mejorar el barrio. En un municipio, lo mismo. Que traten de participar en el Consejo Consultivo Municipal. El tema es buscar mayor participación.
–Se entiende esto en lo macro. En la base, ¿se percibe esta idea de ciudadanía?
–Yo diría que muy lentamente, pero alguna percepción hay. Incluso creo que el deseo de cambio y de mayor participación es creciente. Pero no nos olvidemos también que en la Argentina ha habido proyectos políticos clientelistas que aún mantienen vigencia en muchas provincias y que eso se constituye en un gran impedimento para la participación ciudadana. Sin embargo, insisto, nosotros vemos un deseo creciente de participación.
–¿Se “aprovechó” la crisis del 2001?
–Depende en qué aspectos. Ha habido cambios importantes en el nivel macro, por ejemplo en lo que se refiere a la deuda externa. Estábamos en un panorama cerrado y salimos de esa crisis desde la institucionalidad, con mecanismos democráticos.
–¿Y en lo político?
–Yo diría que la renovación política que tantos esperaban, y las reformas de la política, de la justicia y en el campo educativo que se trabajaron en el Diálogo Argentino no se aplicaron todavía, eso es verdad. Hay aspectos en los que sí hubo una recuperación y se pudo aprovechar la crisis y otros en los que no todavía.