Cerca de Juan Carlos Blumberg están muy disgustados con la repercusión de la marcha del jueves. “Había 30.000 personas. Con mejor tiempo, hubiera sido el doble. Los medios mintieron”, aseguran algunos de sus allegados. Otros admiten que fueron 15.000 los presentes –la cifra de la mayoría de los medios osciló entre los dos mil y los 6500 asistentes–, aunque todos tienen que reconocer que existe una notoria baja en la capacidad de movilización. También quienes rodean a Blumberg creen que los medios no le dieron el apoyo que le habían dado en las marchas anteriores. ¿Por qué? Algunos creen que hubo presiones del “Poder”, aunque nadie se atreve a definir exactamente si se refieren a la Casa de Gobierno, a la administración bonaerense, a los partidos mayoritarios, el Congreso, la Justicia o a todos ellos juntos. Blumberg alega que no tuvo en los medios el espacio que le dedicaron antes, por lo que cree que hubo una especie de silenciamiento de la protesta. Por último, están quienes aseguran que “quiso ser absorbido por la derecha y se negó. Ahora se lo cobran cerrándole las puertas”. En un territorio más o menos parecido están los que dicen que se acercó demasiado al Gobierno y que ello le quitó el público que lo había ubicado como un referente de centroderecha, opositor al Gobierno. A esa percepción, Blumberg trató de contrarrestarla en su discurso del jueves: “Dicen que me opera el Gobierno. A mí nadie me opera. Yo ya no tengo nada que perder”. En todo caso, ha decidido mantenerse en silencio y por ahora reflexionará sobre lo ocurrido con su círculo más cercano.