EL PAíS
El kirchnerismo ya inscribió su frente para Capital y provincia
La inscripción generó reacciones en la provincia de Buenos Aires. Para el felipismo significa un paso más hacia la ruptura con Duhalde. Para el duhaldismo, no modifica nada.
› Por Martín Piqué
La pelea bonaerense tiene sus actos y sus interpretaciones. El kirchnerismo inscribió ayer al Frente para la Victoria en la Justicia de la provincia de Buenos Aires. La novedad originó explicaciones distintas en el kirchnerismo, el felipismo y el duhaldismo. La presentación la hizo el subsecretario legal de la Secretaría Legal y Técnica, Carlos Moreno. Ex miembro de la JUP de La Plata, hoy funcionario de la Rosada, Moreno se convirtió, desde ayer, en el único apoderado de la coalición por la que competirá Cristina Kirchner. Todo candidato que se presente por esa lista –desde diputado nacional hasta consejero escolar– deberá pasar antes por la lapicera de Moreno. “Kirchner decidió concentrar la postulación de todos los cargos”, analizó un intendente afín al gusto K.
La inscripción judicial del Frente para la Victoria generó interpretaciones encontradas. En la gobernación bonaerense la tomaron como una prueba de que el Presidente decidió avanzar en la disputa contra Eduardo Duhalde. Según esa lectura, la estrategia sería optar por la confrontación total. Eso derivaría en una competencia entre dos listas, una encabezada por Cristina Kirchner, y la otra por Chiche Duhalde. Sin embargo, no es ésa la opinión que prevalece en la Rosada: en los despachos de Balcarce 50 consideran que “falta poco” para un acuerdo con Duhalde. La condición –indispensable– es que Chiche, al igual que la chilena Soledad Alvear, se baje de su candidatura.
Ese panorama, favorable a un acuerdo, se reflejó esta semana en un contrapunto que no había trascendido. El lunes, el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, encabezó un acto en La Plata. Allí dijo, ante los medios platenses, que no habría acuerdo con Duhalde. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, no quedó nada satisfecho con esas declaraciones. En la Rosada se pensó en armar una conferencia de prensa en La Plata para que alguien dijera lo contrario de lo que había comentado Kunkel. No se hizo. Pero unas horas después, Kirchner entró a la sala de periodistas y dijo: “Tengo una relación excelente con Duhalde”.
La interpretación del felipismo sobre la inminencia de una ruptura se apoyó en argumentos jurídicos y políticos. En el entorno del gobernador destacaron que ayer se vencía el plazo para oficializar ante la Justicia frentes electorales de candidatos nacionales. Sin embargo, no hay un criterio único en este tema. El apoderado del PJ bonaerense, el eterno arquitecto legal de Duhalde, Jorge Landau, no tiene la misma opinión. “Como hay un vacío legal, hay tiempo hasta fin de mes para inscribir los frentes. Tenemos veinte días más”, aseguró Landau a Página/12. Aparentemente, el juez electoral de La Plata, Manuel Blanco, avalaría esa visión. Si todavía hay tiempo para inscribir frentes, también hay tiempo para incorporar a lo que queda del duhaldismo.
El clima que prevalece en la Rosada va en ese sentido. Allí confían que los intendentes –¿ex?– duhaldistas que se sumaron la semana pasada logren un acercamiento con Duhalde. Los plazos legales permitirían un acuerdo de último momento. Hasta el 24 de agosto hay tiempo para inscribir alianzas electorales. Esa idea tiene bastante sintonía en el duhaldismo, donde admiten que Chiche podría atemperar sus críticas al matrimonio Kirchner y, finalmente, bajarse. Pero la opción no seduce a Solá, quien sabe que su suerte y su proyección futura se potenciarían con una fractura. Por eso el felipismo prefiere hablar de un golpe de mano en el congreso del PJ para quitarle al duhaldismo el control del partido.
El presente no permite aventurarse en pronósticos. Esta semana, Chiche Duhalde cuestionó el manejo de los planes sociales del Ministerio de Desarrollo Social, a cargo de Alicia Kirchner.
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