EL PAíS
› EL GOBIERNO DESCARTO REDUCIR
EL NUMERO DE MINISTROS EN LA CORTE
Se viene el minué de los candidatos
El Presidente instruyó a sus ministros sobre la decisión de no introducir cambios. Aníbal Fernández había planteado una duda.
› Por Diego Schurman
Néstor Kirchner descartó ayer reducir el número de integrantes de la Corte Suprema de Justicia. Así se lo transmitió ayer a tres ministros del Gabinete para atemperar el debate público que se generó tras la sorpresiva renuncia de Augusto César Belluscio. “El tema es, sin dudas, factible de diversas opiniones del mundo académico, pero políticamente la decisión es de no producir cambios”, señalaron a Página/12 altas fuentes oficiales.
El Presidente no hizo más que reafirmar ante su tropa lo que públicamente había aseverado el martes a los acreditados de Casa de Gobierno, durante la celebración del Día del Periodista. “No estamos evaluando cambios”, señaló entonces.
La posibilidad de llevar a siete el número de integrantes de la Corte, que actualmente es de nueve, fue materia de estudio en el Gobierno a fines del 2003, tras las renuncias de Julio Nazareno y Guillermo López. Había una explicación lineal para defender esa postura: menos personas, menos conflictos.
En esa lógica, Kirchner debía promover menos candidatos para evitar así eventuales cuestionamientos por el inexorable cambio en la composición del Tribunal. Pero desde entonces a la fecha ya suman cinco los supremos que se alejaron del cargo, de manera tal que con 7 o 9 miembros el riesgo del surgimiento de voces interesadas en vislumbrar una Corte adicta al poder es el mismo.
Durante la gestión kirchnerista, además de Nazareno y López, se alejaron Adolfo Vázquez y Eduardo Moliné O’Connor. Belluscio se irá formalmente en septiembre y Antonio Boggiano podría ser destituido en el mediano plazo. Dicho de otro modo: de 9 cortesanos que había cuando asumió K, quedarán apenas 3.
El Gobierno ya designó cuatro: Eugenio Zaffaroni, Carmen Argibay, Elena Highton y Ricardo Lorenzetti. Ahora deberá impulsar un reemplazante de Belluscio y, por como viene la mano, también de Boggiano. En los mentideros del poder los garantistas reflotaron la candidatura de Arístides Horacio Corti, especialista tributario y profesor titular consulto de la Facultad de Derecho de la UBA. Será uno más en la danza de nombres que comenzarán a circular en las próximas horas.
La desmentida presidencial sobre un cambio en el número de integrantes de la Corte no logró evitar especulaciones sobre el tema. En rigor, los rumores los terminó alentando Aníbal Fernández en un reportaje matinal por una radio porteña. Kirchner debió llamarlo más tarde dándole instructivas para no dar margen a un error.
¿Qué había dicho el ministro de Interior? Que “no estaría de más revisar” la propuesta de Belluscio de reducir el número de miembros del máximo tribunal. “Me parece que en esto hay que ser lo suficientemente ordenado. Sin ser erudito ni un conocedor de la materia, que lo diga Belluscio, a quien le tengo mucho respeto intelectual, amerita, por lo menos, pararse un segundo y prestarle atención”, señaló Fernández.
La Corte Suprema de Justicia sufrió una ampliación en 1990 cuando Carlos Menem impulsó un paquete de reformas, que incluyó además la duplicación del número de juzgados federales. Hasta ese momento había solamente cinco cortesanos. Pero con el cambio, el ex presidente consolidó una mayoría automática que le allanó el camino para implementar su modelo económico, que tenía entre sus pilares la enajenación de las empresas del Estado.
En los últimos años hubo varios intentos por ajustar el número de cortesanos. Los informales: el ya dicho anteriormente del kirchnerismo y uno del gobierno de Eduardo Duhalde, que pretendía volver a la vieja composición de 5 integrantes. Pero también hubo un proyecto formal, presentado en el 2003 por el ex diputado justicialista Jorge Martínez Llano.
La explicación del ex legislador, que reconoció haber conversado para el escrito con Belluscio, Fayt y Enrique Petracchi, se centraba en la”funcionalidad” de una Corte con menos jueces. En algún momento el kirchnerismo había hecho propio ese argumento, aunque evidentemente ahora decidió no introducir mayores variantes.
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