Sáb 18.06.2005

EL PAíS  › MAS ROCES EN AMBOS BANDOS DE LA INTERNA DEL PJ

Chiche cuenta las horas

La diputada dijo ayer que está “un 80 por ciento” convencida de ser candidata. Se abrió la guerra de las solicitadas. Reunión con Solá en la Rosada. Kirchner se mantiene intransigente.

› Por Martín Piqué

La historia le reservó un lugar que quizá no imaginaba. La semana entrante, Chiche Duhalde podría terminar con la intriga que mantiene en velo a la política argentina. Si finalmente lanza su candidatura, como todo parece indicar, acabará con las especulaciones acerca de un acuerdo electoral entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde. “Estoy casi convencida en un 80 por ciento de presentarme a elecciones, pero hay un 20 por ciento que estoy evaluando”, aseguró. Sus dichos anticipan una ruptura. Sin embargo, en el duhaldismo aún se reservan un espacio –mínimo– para un acuerdo. Una de las condiciones es que el kirch-
nerismo no publique en los diarios del domingo una solicitada con el número de intendentes que apoyan a Cristina Kirchner (anoche se reunieron en la Casa Rosada Kirchner, el gobernador Felipe Solá, dos intendentes y la senadora candidata para revisar el número de intendentes con que cuenta ahora su sector). Otra condición es que no se convoque al congreso del PJ bonaerense, un fantasma que el kirchnerismo –envalentonado por el pase en masa de jefes comunales– viene agitando desde hace días.
“Las ideas, a veces en política, hacen que los hombres se separen”, advirtió Chiche. No hizo nombres propios, pero no hacía falta. Con esa frase describió muy bien el clima que hay entre kirchneristas y duhaldistas. Cuando le preguntaron si era posible una reunión entre Kirchner y Duhalde en los próximos días (mañana coincidirán durante algunas horas en Asunción, Paraguay), la diputada se mostró muy escéptica. “No los veo. No sé si es necesaria esa reunión”, contestó. Para justificar su escepticismo, dijo que se basaba en su experiencia de “34 años” acompañando a su esposo.
La reaparición de Chiche debe haber sorprendido a más de uno en la Casa Rosada. En la última semana y media, la diputada no hizo declaraciones públicas. Ese silencio fue interpretado por el kirchnerismo como un indicio de que pensaba archivar su candidatura. Ayer, esas ilusiones se hicieron añicos. Un día después de que su esposo visitara al ministro de Economía, Roberto Lavagna, Chiche desempolvó uno de sus pasatiempos preferidos: criticar a Cristina Kirchner. “Lo ideal sería que la senadora fuera a internas por el partido al que pertenece, que es el justicialismo”, cargó. “Ella ha llegado a su banca y su esposo al Gobierno y han militado toda el vida en el PJ”, agregó.
Chiche anticipó que este fin de semana tendrá la agenda llena de “reuniones”. En esas tertulias decidirá qué pasos seguir. Serán dos días claves por lo que aparezca en los diarios y por lo que suceda en Paraguay. En el duhaldismo dicen que si Kirchner avanza en su cruzada por quedarse con el control partidario, la guerra será abierta. “Si el lunes se pudre todo habrá que esperar cualquier cosa”, vaticinó un duhaldista que prefiere la negociación y que gusta ser definido como paloma. Para el matrimonio Duhalde, el gesto más irritante sería que el kirchnerismo cumpla con su amenaza de “ir por todo”.
En concreto, el duhaldismo está alerta ante la probable publicación de la solicitada que exhiba la nueva correlación de fuerzas. Si el aviso se publica el domingo, el duhaldismo lo tomará como la declaración de guerra. La respuesta llegaría un día después, con el lanzamiento de Chiche Duhalde como candidata a senadora. Anoche, el gobernador se reunió en la Rosada con Kirchner, su esposa, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el intendente de La Matanza, Alberto Balestrini. Solá precisó que cuenta con 61 alcaldes sobre un total de 74 peronistas de toda la provincia.
“Si (la solicitada) sale el domingo ya no hay más que hablar”, advertía anoche un duhaldista con indisimulable pesimismo.

Fin de semana salvaje

La preocupación del duhaldismo llegó hasta los cuarteles del Frente para la Victoria. Hasta ayer al mediodía, los hombres de Kirchner y Solá parecían dispuestos a redoblar la ofensiva. Y hasta desafiaban con un “cronograma” de solicitadas, que irían publicando por entregas, como un folletín, para demostrar cómo el peronismo bonaerense estaría cambiando de manos. La idea es publicar una solicitada el domingo, con la firma de los intendentes; otra el martes, con los presidentes del PJ de cada municipio; el miércoles otro aviso con los senadores y diputados provinciales; y el viernes otra más, firmada por los congresales del peronismo bonaerense.
Todas las solicitadas expresarían el apoyo al Frente para la Victoria y a su candidata, Cristina Kirchner. “Estamos avalando las firmas de los congresales por escribano público. Para el viernes queremos superar los 450 (la mitad del cuerpo). Si lo logramos, el PJ será nuestro”, se entusiasmó uno de los primeros intendentes K.
Pero la estrategia de pelear por el control partidario tiene un obstáculo: si los hombres del Presidente retoman el congreso del PJ que había autoconvocado el felipismo se abriría un debate jurídico de prolongada resolución. El duhaldismo no reconoce la validez de aquel encuentro. Sostiene que lo avala la Carta Orgánica del partido. Además, todo podría derivar en imágenes de los primeros ’80, del pasado que el peronismo quiere olvidar: “Pueden volver los congresos en los que nos matábamos a cadenazos”, advirtió un experimentado legislador duhaldista que pide permanecer en el anonimato.
El duhaldismo está atento a los anuncios de solicitadas. ¿Serán amenazas, se quedarán en amagues? Sus consecuencias, dicen los colaboradores de Duhalde, serían la fractura definitiva. Anoche las advertencias parecían surtir efecto: a último momento, un grupo de intendentes vinculados al ministro del Interior, Aníbal Fernández, se negó a firmar la solicitada tan polémica. En esa lista se encontraban los jefes comunales de Lincoln y Chacabuco. La sorpresa podría influir en la publicación del aviso a favor de Cristina Kirchner. Para el duhaldismo, eso constituiría un primer paso para el acuerdo.
Los duhaldistas esperan –¿fantasean?– con que la negociación se encarrilará en Asunción, con los dos jefes, cara a cara. Pero desde la Rosada no dan ninguna señal en ese sentido. Y Duhalde, por si acaso, ya está instruyendo a su tropa para lo que viene. “Estas son batallitas. La guerra no empezó. Si Kirchner sigue tan sectario no debe haber reelección”, fue una de las frases que se le escucharon. Todo pronostica un fin de semana salvaje.

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