EL PAíS
› KIRCHNER A VENEZUELA PARA REUNIRSE CON CHAVEZ Y LULA
Un encuentro del trío más mentado
Kirchner viajaría el martes. La reunión tendrá un contexto especial. El intercambio entre los tres países viene sufriendo contratiempos.
› Por Martín Piqué
Todavía está a tiempo de suspenderlo. Pero si cumple con su agenda oficial, en la que están trabajando funcionarios de la Cancillería, el presidente Néstor Kirchner viajará a Venezuela la semana próxima. El viaje, probablemente, se realizará el martes 28. La idea, que Hugo Chávez ya adelantó en público, es que Kir-chner pase dos días en Caracas en compañía del anfitrión y del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Hace mucho que no se juntan los tres a solas. Y el contexto político le pondría un condimento especial: problemas internos para Lula, que intenta recuperarse con la designación de la nueva jefa de Gabinete; un clima gélido entre los dos ¿socios? del Mercosur –incluyendo a la relación de ambos presidentes–; y un estancamiento en el intercambio comercial entre ambos Estados, que había ganado impulso con el fondo fiduciario firmado en abril de 2004, por el cual Argentina adquirió fuel-oil a Pdvsa.
Si Kirchner y Lula viajan finalmente a Venezuela, un tema estará asegurado en la agenda: la discusión energética. Infaltable si el anfitrión es Chávez, quien reina sobre sus petrodólares, el debate cobró nueva importancia tras la crisis política en Bolivia. Por eso, será una buena ocasión para analizar el detalle la propuesta del “anillo energético” y avanzar, como pretende Caracas, hacia la creación de una empresa petrolera regional. No por casualidad, en esos días Chávez se reunirá con los presidentes del Caribe para impulsar una corporación petrolera que agrupe a los países de Centroamérica.
También será un buen momento para analizar la región, cuando faltan pocos meses para la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado de Mar del Plata, a la que asistirá George Bush. El clima que viven los gobiernos progresistas aparece empañado por problemas internos, pero también por decisiones que muestran que la sintonía ideológica parece no ir más allá de las formas: en Uruguay, el Frente Amplio está ante el dilema de ratificar un Tratado de Libre Comercio con Washington y enfrenta su primera huelga de la PIT-CNT. De este lado del río, el Gobierno archivó una de las decisiones que más irritaban a Estados Unidos, el tantas veces anunciado y tantas veces postergado viaje a Cuba del matrimonio presidencial.
Otro tema de la agenda del encuentro en Venezuela serán los problemas en la ejecución del fondo fiduciario entre ambos países. El acuerdo se firmó hace dos años, cuando Argentina se asomaba a una crisis energética que después no fue tan grave. Urgido por los acontecimientos, el Gobierno acordó una compra de combustible por unos 260 millones de dólares (aunque luego la operación se redujo a 160 millones). Eran 8 millones de barriles de fuel-oil y un millón de diésel. El método acordado fue que el pago lo haría la distribuidora mayorista de energía eléctrica, Cammesa, que lo depositaría en una cuenta del Banco de Desarrollo de Venezuela (Bandes). Con ese dinero, Venezuela haría compras a empresas privadas argentinas según sus prioridades. Esos pasos se cumplieron.
De los 160 millones, Argentina pagó 140. Aunque Venezuela mantuvo el precio internacional del barril, compensó con una financiación muy favorable. Con ese dinero en sus cuentas, el gobierno de Chávez decidió usarlo para hacer compras del Ministerio de Salud: firmó tres contratos directos que suman un total de 92 millones de dólares con las empresas Philips Argentina (por software), Medix (incubadoras de bebés) y la empresa estatal Invap (equipos de medicina nuclear). El problema es que las tres empresas sólo recibieron, hasta ahora, un adelanto del 30 por ciento. En Venezuela argumentan que la demora se debe a los tironeos entre Bandes y el Banco Central de ese país. Pero en el Gobierno se preguntan si la desaceleración de las compras no es también una señal política. Una luz amarilla prendida en el país que habla de socialismo y que tiene la mayor liquidez –el crudo en su precio más alto– de la región.
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