“Partimos de una situación en la que el presidente Néstor Kirchner tiene un grado de aprobación que llega al 51 por ciento en la Capital Federal, pero eso no se traduce automáticamente en votos a su candidato, Rafael Bielsa –sostiene la consultora Graciela Römer–. Hay gente que está de acuerdo con lo que hace Kirchner, pero vota a Elisa Carrió. Lo que sí esta claro es que los que opinan mal de la gestión presidencial se orientan decididamente hacia Mauricio Macri. Ahí está, por ahora, la clave de la elección porteña: la difícil relación entre popularidad presidencial y voto. Eso sí, la gente piensa con gran independencia: por lo menos hasta ahora, los ciudadanos no creen en la consigna del plebiscito y piensan que la elección de octubre no es un plebiscito de la gestión presidencial.”
Las conclusiones surgen de la última encuesta realizada por la consultora Graciela Römer y Asociados en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Fueron entrevistadas 938 personas, en sus domicilios, guardando las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. El trabajo se terminó en la última semana de junio y para la cuestión electoral porteña la base fueron únicamente los encuestados en Capital Federal, mientras que el resto de los cuadros sintetizan las respuestas de los habitantes de todo el área metropolitana.
“Yo diría que hay una actitud expectante de la gente con el Gobierno –diagnostica Römer–. Casi la mitad de las personas creen que hay que darle tiempo, pero que el rumbo es correcto. A primera vista, tal vez el mayor valor con el que cuenta Kirchner es que no son muchos los que hablan de rumbo equivocado o que tienen mala opinión del Presidente. La economía es un buen parámetro. No parece haber enamoramiento, porque el 50 por ciento califica las cosas con un regular, pero la mayoría piensa que las cosas están mejor que antes y esa misma mayoría cree que el año que viene vamos a estar mejor. Eso sí, hay advertencias de importancia. Por ejemplo, el 64 por ciento cree que no cambió la distribución de la riqueza, el 54 por ciento ve que no mejora la autonomía de la Justicia, ni la cuestión de seguridad ni la calidad de las instituciones. Percibo también un ambiente crítico con los salarios y los ingresos laborales, y cuando se pregunta por los principales problemas del país aparece creciendo el tema de la corrupción. Ya lo mencionan el 29 por ciento de los encuestados.”
“Como se ve, hay críticas, pero un alto grado de aprobación y buenas expectativas. Este cuadro de situación, al que yo califico de expectante, se traduce en la intención de voto fuerte que hoy tiene Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires, pero no tan directamente en el distrito porteño. Habrá que ver qué sucede más cerca de las elecciones, porque, hoy por hoy, sólo un diez por ciento de los consultados dicen que son importantes. Eso también se ve cuando opinan sobre el planteo de plebiscito realizado por Kirchner: 70 por ciento de los encuestados creen que las elecciones no deberían ser un plebiscito sobre la gestión presidencial, es decir que les atribuyen a los comicios un tono mucho menos dramático que el que hoy le ponen los dirigentes.”
Sobre la competencia entre Carrió, Bielsa y Macri, Römer sostiene que “de la medición anterior a la actual hay una cierta estabilidad, salvo en el caso de Bielsa, que aumentó lógicamente después de su lanzamiento. Es muy difícil diagnosticar si esto seguirá en tres tercios, porque permanentemente hay novedades. Por ejemplo, la incorporación de Enrique Olivera a la lista de Elisa Carrió indica que el ARI también piensa en competir por derecha. Eso favorece al candidato del Gobierno. Veo una tendencia peligrosa: en una etapa de promesa de cambio político, de nuevas reglas para dar un salto cualitativo en la calidad del sistema, la ingeniería electoral se hace dueña de las circunstancias. Hay un intento desesperado de los partidos por captar la atención con candidatos que ya tienen cierto nivel de presencia pública.”