EL PAíS
› DECRECEN LAS CHANCES DE ACUERDO ENTRE KIRCHNER Y DUHALDE
Frío, frío, frío
Las acciones de esta semana alejaron la posibilidad de consensuar listas entre el Presidente y el ex. Si bien los plazos para anotar aspirantes son bastante extensos –faltan cerca de dos meses para cerrar legalmente cualquier posibilidad–, tanto Kirchner como Duhalde se alejaron más uno del otro.
La desazón de los negociadores. Arslanian tentado.
› Por Sergio Moreno
Pero, a pesar de que los teléfonos están colgados este fin de semana –y todo hacía prever que hasta mañana, cuando menos, no serían levantados–, no está definitivamente roto el puente hacia el acuerdo. De eso dan cuenta los laxos plazos para anotar finalmente las listas, la decisión de no inscribir, ni de un lado ni de otro, a las candidatas mayores, y la forma en que observan el tablero ambos contendientes, el presidente Néstor Kirchner y su antecesor, Eduardo Duhalde. Dicho esto, también vale aclarar que esta semana que termina fue pródiga en gestos de ruptura, los principales negociadores de ambos campamentos ven aún más lejos que antes cualquier chance de arreglo y en la Casa Rosada no guardan adjetivos para describir la bronca del Presidente ante las jugadas dilatorias y “extorsivas”, como gusta llamarlas a él, de su contendiente del conurbano. Si había una luz al final del camino, se ha achicado considerablemente. Pero no se apagó aún. Tal es el consenso entre aqueos y troyanos.
Los tironeos entre ambos, característicos de cualquier cierre de listas en el peronismo, guardan en esta ocasión una sensación de vísperas; así lo viven a ambos lados de la General Paz los coroneles más negociadores de cada escuadra. Como cuando se acercan las definiciones, los temores y las dudas surgen aquí y allá, y aunque Kirchner dice a quien quiera escucharlo que el tiempo del acuerdo pasó, no ha tomado las medidas para darlo por clausurado definitivamente. El jueves, si nada cambia, Cristina Fernández de Kirchner (CFK) comenzará su campaña electoral en La Plata, en su acto de lanzamiento. El duhaldismo responderá, quizás un día antes, quizás un día después, con lo propio, poniendo en ruta a Hilda “Chiche” González de Duhalde. Hasta ese entonces, tensa calma.
Si se concreta el lanzamiento de CFK en La Plata, acaso también aparezca en ese acto su coequiper. Hasta ahora se hablaba de que el ministro de Defensa, José Pampuro, podría ser el acompañante. Pero una misteriosa y solitaria visita del ex camarista federal y actual ministro de Justicia de la provincia, León Carlos Arslanian, efectuada el miércoles a la Casa Rosada, abrió el interrogante sobre si no sería él quien caminase a la vera de la senadora y candidata (ver página 6).
La lógica ha sido, como en la ley física, de reacción ante cada acción. El duhaldismo sostiene que el anuncio del lanzamiento de la fórmula Chiche-José María Díaz Bancalari para senadores y Julio Villaverde como cabeza de lista de diputados, efectuado al promediar la semana que termina, fue la respuesta al anuncio kirchnerista del lanzamiento de CFK, el jueves que viene, en La Plata. “Ahora, nosotros no vamos a mover hasta que muevan ellos”, confía uno de los principales trujimanes del caudillo.
–Si Duhalde quiere acordar, ¿por qué pidió el segundo senador y 9 casilleros en la lista de diputados nacionales cuando, según dicen, todo estaba arreglado para las listas provinciales? –le preguntó Página/12 al experimentado negociador de Duhalde.
–¿Y quién dijo que no habíamos pedido eso antes? –respondió.
–Desde la Casa Rosada pidieron que bajaran a Chiche para sentarse a acordar.
–No me va a decir que cree que eso es de vida o muerte. De hecho negociaron y lo de Chiche estaba latente. Además, si hay acuerdo, ¿el segundo senador lo van a poner ellos? Si vamos separados, ya tenemos un senador y cuando menos 9 diputados nacionales. (N. de la R.: el duhaldismo está convencido de que obtendrán un 20 por ciento de los votos en las elecciones generales con listas propias, de ahí las cifras anteriores.) ¿Por qué no pueden darnos eso si quieren una sola lista?
El mismo negociador que así habló ante este diario (pidiendo reserva de identidad) mostró cierta desazón por la dirección que van tomando los acontecimientos. El hombre mostró su preocupación respecto de lo que vendrá. “Acá se juega la existencia del PJ como partido y como elemento de contención y gobernabilidad –acometió el dirigente, hombre central en la Cámara de Diputados–. Ahora está todo bien, la economía florece, baja la pobreza, el FMI acepta hablar en nuestras condiciones. Pero, ¿qué va a pasar cuando no nos vaya tan bien, como ocurre con cualquier país del mundo? No es que quiera que vaya mal, todo lo contrario, pero acá nadie prevé que este país suele tener graves problemas a menudo y que hace falta mucho poder político y cohesión para enfrentar las recurrentes crisis argentinas.” La argumentación apunta tanto a la existencia del peronismo como partido cuanto a la gobernabilidad a corto y mediano plazo. La fuente alerta sobre las heridas abiertas que dejará la confrontación en ciernes y pone su ojo en la Cámara baja: “Por lo pronto, Diputados va a dejar de funcionar hasta diciembre. ¿Y después? Nosotros (los duhaldistas) somos 23 diputados los que no renovamos ahora, más 9 que meteremos en la próxima elección, serán 33. ¿Cómo va a votar ese bloque después de esta guerra? ¿Y el Presidente, cuántos diputados ganará solo? ¿14? ¿Por qué 14 serían mejor que 23?”.
Esa lógica, que es bien diferente a la que construyen en la Casa Rosada, contempla varios interrogantes que intramuros del Conurbano no logran responder(se). Algunos de ellos, en palabras de uno de los colaboradores más cercanos del caudillo de Lomas, son:
- “Esta confrontación es como en la guerra civil española: de pronto, miembros de la misma familia quedaron en bandos separados y se mataron entre ellos. Es catastrófico. Yo me tengo que pelear con quien era mi amigo hasta hace dos meses. ¿Qué pasó? ¿Cambiamos el modelo de país que queríamos ambos en dos meses?”
- “Además, muchos de los nuestros que ahora están con ellos no dejarán de tener las causas judiciales que tenían hasta hace dos meses, ni el aura de corrupción que los rodea. Ahora están con ellos, ¿son la nueva política? ¿Por qué? ¿Porque cruzaron el Jordán?”
- “Algunos gobernadores comenzaron a preocuparse y se preguntan si después de Duhalde no van a ir a por ellos también. (Rubén) Marín (ex gobernador y actual mandamás de La Pampa) no le dio (a Kirchner, en las listas) un solo diputado.”
Frente a la Plaza
En la Casa Rosada hay quien también acuña una preocupación sobre la belicosidad de los acontecimientos. Y “la gobernabilidad” aparece como un fantasma. Palabra cara a Raúl Alfonsín y a Eduardo Duhalde, para quienes guarda una curiosa sinonimia con el acuerdismo y la búsqueda de consensos por lo general tibios, no encierra el mismo significado para Kirchner. No obstante, alguno de sus colaboradores se pregunta, en días de definiciones, si no hay algún riesgo. Un importante integrante del gabinete así hablaba ante Página/12: “Yo creí que la confrontación era necesaria; ahora lo dudo. Estoy preocupado por la gobernabilidad. Imaginemos qué pasará el 24 (de octubre, un día después de las elecciones), con este hombre (Duhalde) vencido, ¿con quién vamos a hacer alianza para gobernar? Porque acá había una alianza de gobierno que funcionó durante estos dos años. Ahora eso se ha roto y el 24 de octubre nada quedará”, reflexiona.
Uno de sus pares carece de tal temor. Al respecto categoriza que, si hay pelea con las mesnadas duhaldistas, habrá triunfo sobre ellas, y los que queden rogarán pasarse de bando. En ese marco, la gobernabilidad no se asentará sobre una alianza, sino sobre la fortaleza de haber encuadrado a toda la tropa bajo los estandartes del Presidente.
La mirada que desde Balcarce 50 se tiene de lo que ocurre en la trinchera opuesta es bastante descarnada. “Del otro lado (en el duhaldismo) hay mucha desazón. Están a las puteadas contra Kirchner, pero más contra Duhalde: dicen que el Negro los está mandando al matadero y no entienden bien por qué.” En esa pira sacrificial ponen al titular de la bancada de los diputados nacionales y presidente del PJ bonaerense, Díaz Bancalari. “El caso del Mono es claro: si bien nadie le pone un revólver en la cabeza para que tome esa decisión, acompañar a Duhalde hasta el final le causa la muerte. El es presidente del bloque y presidente del partido: ninguna de esas cosas seguirá siendo en adelante.”
Esta semana, el diputado kirchnerista Osvaldo Nemirovsci adelantó que Díaz Bancalari no podría continuar al frente del bloque oficialista si enfrentaba el proyecto del Presidente. Según un importante integrante del Gobierno, las declaraciones de Nemirovsci fueron un poco motu proprio y otro poco inducidas desde la Casa Rosada.
En el areópago kirchnerista entienden que el ex gobernador despliega una estrategia equivocada. “Apretando no va a conseguir que Kirchner se siente a conversar. Todo lo contrario. Kirchner va al frente y se enoja cada vez más. Y no es Menem o Alfonsín, que finalmente lo llamaban para arreglar. Acá la lógica es la inversa: si escalan, Kirchner escala aún más”, relatan.
Los unos y los otros
A ambas márgenes del Jordán hay, además de negociadores, duros. Los del conurbano apelan a un sentido de propiedad provincial con costados casi estancieriles. Coincidentemente, son aquellos cuya existencia política depende de la permanencia de Duhalde en las lides políticas.
Aquende la General Paz, los duros sostienen que cualquier acuerdo con el ex presidente desperfila a Kirchner, y lo expondría ante la sociedad pactando con el mayor aparato político de la Nación, cuya ponderación extramuros del peronismo es bastante negativa.
Los argumentos de unos y de otros parece que van ganando densidad, según se dieron los acontecimientos esta semana, si bien Duhalde ha conseguido exponer que, más allá de que no le guste al Presidente la foto ni la palabra pacto, en estos siete días pasados (por acotar un lapso) se han dado a los teje-manejes para tratar de consensuar lo que hasta ahora no se logró.
Uno de los principales operadores de Duhalde destaca diferencias con el pasado. Dice: “Esto no es como cuando nos peleábamos con Menem. A Menem todo el mundo lo aguantó hasta que empezó a andar mal; después estalló la pelea por diferencias ideológicas profundas con él. Con Kirchner no es así, la mayoría no tenemos diferencias ideológicas. Coincidimos en un 90 por ciento con lo que está haciendo. Las diferencias son más de forma que de fondo, de trato si se quiere”.
A pesar de esto, las acciones de los principales actores de esta puja han alejado la chance acuerdista. Cuando el jueves se anotaron las nóminas a diputados y senadores provinciales, se oyó decir a Kirchner: “Las listas que se arman ahora son las compiten el 23 de octubre”.
El acuerdo se aleja. La negociación desgasta.
Y esta historia continuará...