EL PAíS
› TRAS LAS CRITICAS DE CFK, EL
DUHALDISMO DEBATE QUE TONO LE DARA A SU CAMPAÑA
Mucha ofuscación por lo de “El Padrino”
Duhalde, Chiche y sus colaboradores estuvieron reunidos ayer en San Vicente, donde hoy harán el lanzamiento. Las acusaciones de CFK cayeron muy mal y estudiaban de qué tipo sería la respuesta. Cargaron contra Pampuro. Reacción desde el kirchnerismo.
Por Diego Schurman y Martín Piqué
Con una mueca de bronca inconfundible, Eduardo Duhalde no dudó en hacer catarsis:
–¿Ahora se dio cuenta de que soy el padrino? ¡¿Y Pampuro, que fue mi secretario privado durante tantos años, qué es?!
En la quinta de San Vicente nadie se preocupó en completar la frase. Todos compartieron no sólo la bronca por el discurso de Cristina Kirchner sino también un gran interrogante: si librar una batalla pública con el kirch-
nerismo o evitar la escalada.
Duhalde habló delante de los integrantes de su corriente Lealtad: Chiche, Juan José Alvarez, José María Díaz Bancalari, Jorge Villaverde, Alfredo Atanasof y Mabel Müller, entre tantos otros. El ex mandatario no suele exigir demasiado de los ajenos, pero sí de los propios. A Pampuro, ahora candidato a senador junto a Cristina, lo consideraba uno de éstos.
Luego de verlo acompañando el duro discurso de Cristina, en el que lo equipararon con el capo mafia que interpretó Marlon Brando en El Padrino, cambió de idea. Las familias Duhalde y Pampuro siempre fueron muy amigas. El deterioro de la relación quedó en evidencia en el reciente casamiento de la hija del ex mandatario, al cual no fue invitado el ministro de Defensa. Duhalde ya no diferencia entre política y afecto personal, como sí lo hizo en algún momento.
En la quinta, donde se ultimaron los detalles del discurso de Chiche para su acto de lanzamiento, hubo frases hirientes y también una bronca a flor de piel que tomó forma de amenaza. “Cuando te separás de tu mujer tenés que tener cuidado con lo que decís, porque ella sabe todos tus secretos”, advirtieron sobre aquellos que supieron transitar por el duhaldismo y hoy hacen loas a Néstor Kirchner. Sonó a extorsión.
Como es costumbre en estos casos, se reivindicó a los leales. Y en especial a Jorge Sarghini, quien renunció al Banco Provincia –en donde tenía que tributar al gobernador Felipe Solá– para sumarse a la tropa de Duhalde como segundo candidato a diputado. “No podemos expresar lo nuevo renegando de la historia. Si la renovación es irse del PJ y llamarle Frente, juntarnos con algunas organizaciones a las que también les tenemos que cambiar el nombre, porque no podemos decir que son de piqueteros, entonces decimos que son organizaciones libres del pueblo, y eso es cambiar la política, no coincido con eso”, dijo, mesurado.
Distinto fue el caso de Daniel Basile, un ultraduhaldista que no se ha privado de batallar contra Cristina aun cuando había posibilidades de acuerdo. En este caso, volvió sobre la candidata del Frente para la Victoria con una frase gauchesca, sencillamente para demostrar su supuesto desagradecimiento. “Ella –dijo– es como la vaca empantanada, que cuando usted la empuja para que salga, sale y le tira la patada.”
El jueves Cristina recordó que Duhalde tuvo que dejar el poder antes de tiempo por los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Y se quejó por aquella promesa del ex mandatario de abandonar el poder que nunca cumplió.
Duhalde es un auténtico fanático de Los Sopranos, una serie sobre familias mafiosas que protagoniza James Gandolfini. Pero nadie sabe si se entusiasmó con El Padrino, a pesar de que la primera dama lo convirtió en un personaje de la película de Francis Ford Coppola.
En el duhaldismo sostienen que si ésa es la verdadera percepción del Gobierno sobre el ex presidente, debería tomar una urgente medida y desplazarlo de la titularidad del Mercosur. “A no ser que esté esperando que sea Duhalde el que dé el portazo”, sugieren.
Alberto Fernández entendió el intríngulis que había provocado la comparación que hizo Cristina Fernández e intentó aclarar que el emparentamiento con la película de Coppola respondía a la manera de poner trabas de Duhalde, de intentar digitar el armado de las boletas bonaerenses, y no a una descripción literal sobre el accionar mafioso.
El jefe de Gabinete igualmente fue duro con los duhalistas, a quienes ahora responsabiliza de muchas cosas, entre ellas las ojeras de aquellas largas y extenuantes negociaciones en búsqueda de un acuerdo. “Tienen esa perversión de la política de resolver todo a puertas cerradas de la gente, o venderle historias que, muchas veces, no tienen que ver con la realidad”, dijo.
Atrás quedó aquella diferenciación entre Duhalde y el duhaldismo: esta vez Fernández se dedicó a señalar las contradicciones del ex presidente. “A veces avanza peligrosamente para las instituciones. Tiene un modo de conducción política altamente individualista y concentrado”. Casi a tono, se plegó en la crítica Aníbal Fernández. Como lo viene haciendo en las últimas semanas, reivindicó la potestad de Kirchner de decidir lo que tiene que hacer.
Más allá de las polémicas, el ánimo que campeaba ayer en la Casa Rosada y aledaños era de euforia, la misma que impregnó al Presidente y a su tropa –su esposa incluso– después del acto en el Teatro Argentino. “Ahora vamos por todas”, alertaban, exultantes.
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