EL PAíS
› KIRCHNER APUNTO “A QUIENES
ESTAN LIBRES Y CONTRABANDEARON ARMAS”
Contra Menem en zona menemista
Fue en Ezeiza, en un acto en que estuvo con Cristina Fernández y Solá, aunque la candidata a senadora no habló. El Presidente también aseguró que “siempre pienso” en los jubilados.
› Por Martín Piqué
“No hay lealtad más fuerte que la del pueblo argentino”, dijo ayer Néstor Kirchner en el estadio cubierto del club Tristán Suárez, en Ezeiza. La expresión hizo recordar a otra, que quedó en la historia de la política argentina, aquella de Perón sobre “la más maravillosa música” que, junto con “mi único heredero es el pueblo”, son interpretadas como la despedida del tres veces presidente. Lejos de aquel tono trágico y de final de época, el discurso del Presidente en Ezeiza tuvo algo de aquellas frases. En un contexto mucho más proselitista, Kirchner demostró que quiere consolidar una relación directa con los votantes más pobres, los que fueron la base electoral del peronismo. En ese contexto, reconoció que está en campaña y sugirió que los jubilados tendrán beneficios en el corto plazo. “Que se queden tranquilos los jubilados que este presidente piensa en ellos”, dijo. Por primera vez en la campaña, apuntó contra Carlos Menem, de lleno. “¿Cómo va a haber justicia si los que vaciaron el Banco Nación con el caso IBM, los que entregaron los intereses del país o los que participaron del contrabando de armas están libres?”, decerrajó.
El acto se realizó en un enorme gimnasio con tinglado, sin revocar, decorado sólo con banderas argentinas y un telón con el logo de la Municipalidad de Ezeiza. El gimnasio estaba ubicado al costado de la cancha del club Tristán Suárez, que juega en la B Metropolitana y es conocido como “el Lechero” por hinchas propios y ajenos. El apodo lácteo tiene su explicación: en la zona hay muchos tambos que proveen leche a las empresas del sector. Kirchner llegó en helicóptero junto con su esposa, quien volvió a mostrarse como candidata pero no habló, y el gobernador Felipe Solá. También lo acompañaron los ministros José Pampuro (Defensa), Julio De Vido (Planificación) y Aníbal Fernández (Interior).
El acto mostró las contradicciones de la Argentina. Mientras hablaban el locutor o los primeros oradores (el intendente Alejandro Granados, menemista ¿reconvertido? en kirchnerista, luego Solá), el auditorio –compuesto por familias humildes– hacía sus reclamos. Aprovechaba la oportunidad de tener cerca a tantos funcionarios y periodistas:
–¡Queremos el tren eléctrico! –gritaba un cuarentón, petiso, vestido con ropa de trabajo.
–¡Que aumenten los planes! –vociferaba un grupo de mujeres que se alentaban entre sí para vencer la timidez o el miedo.
–¡Queremos la universidad! –insistía el albañil.
El resto de la multitud escuchaba los reclamos sin intervenir. A veces sonreía. A veces preguntaba “¿quién es ése?”.
Los primeros aplausos se escucharon cuando Granados adelantó las inversiones que el Gobierno haría en Ezeiza. “Vamos a tener treinta ambulancias las 24 horas para todos los barrios humildes”, anticipó. La multitud festejó con una ovación. El municipio tiene en su territorio al aeropuerto internacional, lo que implica un indiscutible riesgo de seguridad para los barrios cercanos. La obra fue confirmada poco después, cuando el locutor ratificó que funcionarios de Presidencia y de la Fuerza Aérea estaban firmando el “sistema de defensa del aeropuerto”. El anuncio formaba parte de un paquete de inversiones que incluía subsidios para regularizar tierras, infraestructura, desparasitación, y para la construcción del hospital municipal, que se llama María Teresa de Calcuta.
Las obras prometidas superaban los cien millones de pesos. “El pueblo de Ezeiza no solamente dice gracias. Dice gracias pero va a agradecer con votos”, prometió Granados. Entonces, el anfitrión llamó a votar por “el compañero Balestrini”, por el intendente de La Matanza y primer candidato a diputado, y a la “compañera Dulce Granados”, su esposa. Pero la mujer del intendente no es el único miembro de su familia que será candidata: su hermana Leonor, actual concejal del distrito, competirá por el PJ bonaerense en la boleta de Chiche Duhalde. “Le pedí que se sumara a este proyecto. Pero me dijo que no porque no podía dejar de estar al lado de Chiche”, reconoció hace poco el propio Granados en una entrevista del diario La Palabra de Ezeiza (ver aparte).
El acto siguió con el discurso de Solá, que volvió a cargar contra el duhaldismo con el argumento de que “dice una cosa y hace lo contrario”. Desde hace meses, el gobernador eligió el argumento de la incoherencia y la extorsión como su principal crítica a Eduardo Duhalde. La muchedumbre aplaudió pero sin excesivas muestras de entusiasmo. Simplemente agitaba las banderas argentinas o bromeaba con los dirigentes pidiendo saludos o besos. Hasta que llegó el turno de Kirchner. Como en los últimos tiempos, criticó a los periodistas que lo acusan de hacer demasiado proselitismo. “Estoy en campaña. En campaña por una patria mejor. Este país vivió en la hipocresía de los que piensan que hacer campaña es salir dos meses antes de cada elección a buscar los votos”, contestó. El estilo desafiante, clásico del Presidente, entusiasmó a la multitud.
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