Mar 26.07.2005

EL PAíS  › JUICIO POR KOSTEKI Y SANTILLAN

Las balas de plomo

La declaración del subcomisario de la Policía Bonaerense Juan Carlos Cielli inauguró una nueva audiencia en el juicio por los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. El testimonio del policía, que el día de la masacre presenció el momento inicial en que se abrió fuego contra los manifestantes, complicó aún más la situación del ex comisario Alfredo Fanchiotti al asegurar que la Bonaerense comenzó a disparar a pesar de que los piqueteros “ya estaban en retirada”. Fanchiotti y su chofer, Alejandro Acosta, están acusados por la muerte de los dos dirigentes y siete intentos de homicidio.
Durante la represión, Cielli estuvo a cargo de un grupo de policías que actuaba bajo las órdenes de Fanchiotti y que protagonizó los primeros disparos. Todo comenzó cuando el grupo quedó encerrado entre dos columnas de piqueteros que venían marchando por Pavón y Mitre para unirse en la columna principal. Según relató Cielli, nadie recibió la orden para disparar, sólo escucharon un disparo y abrieron fuego. Aclaró además que los efectivos no estaban siendo agredidos por los piqueteros, lo que para la querella pone en evidencia que “la represión que dejó dos muertos y 33 heridos fue producto del clima caldeado por el propio gobierno de Duhalde”.
La declaración de Cielli contrarresta la versión que buscó instalar la defensa de Fanchiotti, que negó que la Bonaerense haya utilizado balas de plomo y argumentó la presencia de múltiples tiradores con la intención de sembrar la duda sobre el autor de los disparos que mataron a ambos piqueteros. Lejos de este escenario, la situación del comisario se vio ayer más complicada con el testimonio de Cielli, quien aseguró que en los móviles había armas cargadas con municiones de plomo y destacó que los piqueteros estaban ya “dispersos y en retirada” cuando comenzaron los disparos. Fue por esta razón –explicó– que cuando Fanchiotti ordenó seguir hacia la estación de Avellaneda para proceder con las detenciones, él desconoció la decisión porque le parecía “ilógica e irrazonable”. De acuerdo con su relato, se quedó a 60 metros, mientras que “Fanchiotti avanzó con sus hombres rumbo a la estación de trenes”. De esta forma, si bien el subcomisario apuntó a tomar distancia de los asesinatos, la declaración confirmó la teoría que maneja la acusación, según la cual una “patota policial” salió a la caza de manifestantes.
Al testimonio de Cielli ayer se sumaron las declaraciones de media docena de policías que, según destacó la querella, apuntaron en la misma dirección: hacer hincapié en el clima caótico en el que se inscribieron los hechos. Por otro lado, el tribunal ayer rechazó el pedido realizado por el abogado defensor de Fanchiotti, Amílcar Chiodo, que había cuestionado el valor probatorio de los videos con las imágenes televisivas de ese día por tratarse “de material editado y por lo tanto adulterado”. Los jueces a cargo de la causa desestimaron el argumento. Las imágenes, que pusieron en evidencia la actuación coordinada de dos patotas de la Bonaerense durante la represión, fueron las que obligaron al ex presidente Eduardo Duhalde a retroceder con la versión de que la masacre había sido producto de un enfrentamiento entre piqueteros, constituyéndose en una de las principales pruebas en las investigaciones de los asesinatos. Sobre ellas se apoyaron los peritos para reconstruir las secuencias en las que los dos acusados dispararon contra los manifestantes. De acuerdo con el cronograma dispuesto por la Justicia, la presentación de los peritos está prevista para la semana que viene.

Informe: Carolina Keve.

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