Mar 16.08.2005

EL PAíS  › GIANNI PITELLA, EURODIPUTADO ITALIANO

“Es indispensable cambiar hacia el centroizquierda”

De campaña proselitista por la Argentina, el eurodiputado socialista está empeñado en seducir a sus compatriotas con vistas a las elecciones de abril. Critica a Berlusconi, a los banqueros italianos y a la política exterior de su país. Los residentes en el exterior elegirán un total de 18 legisladores, cinco en Sudamérica.

› Por Eduardo Tagliaferro

“Soy hincha del Napoli”, responde el eurodiputado italiano Gianni Pitella cuando se le señala que está vestido de azul y amarillo. A pocas mesas almuerza Edson Arantes do Nascimento, Pelé. El diputado socialista se entusiasma ante la eventual llegada del Diego. “En nuestro cuore Maradona siempre será un campeón”, dice con nostalgia. Por un momento su entusiasmo futbolero deja de lado las elecciones parlamentarias que en abril renovarán la totalidad del Legislativo italiano. L’Unione, una coalición de alianzas, mucho más amplia que la del Olivo, le da al centroizquierda la posibilidad de vencer al centroderecha encolumnado con Silvio Berlusconi. Por primera vez los residentes en el exterior elegirán 18 legisladores que se sentarán en el Congreso de Italia. Cinco de ellos corresponderán a Sudamérica, región en la que Argentina tiene el 70 por ciento de los votos. Eso sólo explica la importancia de la gira de Pitella. “La leyenda dice que la inmigración italiana en el extranjero es de derecha. Todas nuestras encuestas, todos nuestros cómputos dicen que esto no es cierto. La mayoría de los italianos en el exterior se identifica con el centroizquierda”, comenta.
–¿Cuál es el objetivo de su gira?
–Mi visita incluye a varios países de América latina. El principal objetivo es organizar la coalición de la Unione, que nuclea al centroizquierda italiano, para los italianos que viven en el exterior. Por primera vez en las próximas elecciones se les da a nuestros connacionales en el extranjero la posibilidad de votar y de elegir 18 legisladores para el Parlamento italiano. Doce diputados y seis senadores.
–Cuando el gobierno argentino renegociaba su deuda externa privada no tuvo en Italia un país aliado, ¿cómo analiza usted la política del gobierno de Berlusconi en este punto?
–El gobierno italiano no se ha comprometido con este tema, se ha escapado del problema. El gobierno español, el gobierno francés, han dialogado con sus pares argentinos. (Jacques) Chirac se reunió varias veces con Kirchner; José Luis Zapatero vino hasta la Argentina buscando una solución. El gobierno italiano se ha desentendido del tema a pesar de las denuncias de los parlamentarios que integran la Comisión de Finanzas que en marzo pasado vinieron a la Argentina. Estoy hablando de los diputados Giorgio Benvenuto, Olivieri y Didone. Ellos dijeron que hubo una gran responsabilidad del sector bancario italiano al no informar a sus clientes de los graves riesgos que enfrentaban quienes elegían comprar bonos de la deuda argentina. La reticencia de Berlusconi impidió la creación de una comisión investigadora.
–¿Cuál es la reacción de los ahorristas e inversionistas italianos?
–Están muy enojados. Las entidades no deberían haber tomado estas operaciones sin antes informarles de la seria situación económica, financiera y política que estaba viviendo la Argentina. Los pequeños ahorristas pagaron las consecuencias de un mal manejo del sistema bancario.
–¿Qué opinan del actual gobierno argentino?
–Seguimos con atención al gobierno de Néstor Kirchner. Valoramos el mejoramiento de los índices económicos, la reducción de la pobreza, apreciamos el coraje que demostró para enfrentar la verdad sobre una página vergonzosa de la historia argentina como fue la de la dictadura y los desaparecidos. Si aquí se mantiene la certeza y la confiabilidad, los inversores italianos no dudarán en dirigir su mirada hacia la Argentina.
–¿Por qué Italia debe cambiar su rumbo político?
–Debemos dar confianza en nuestro país. En los últimos cinco años, Italia ha conocido uno de los períodos más oscuros de nuestra historia. Por una serie de razones. En primer lugar porque estamos viviendo una fuerte recesión económica, en segundo término porque aumentó la desocupación, tercero porque hubo un distanciamiento con Europa, hemos renunciado a una política internacional autónoma. Algo que históricamente hemos cumplido en el plano internacional. También tenemos un distanciamiento con América latina. El gobierno italiano ha abandonado a un continente al que en varias épocas históricas han emigrado millones de compatriotas. Por esto es indispensable un cambio, una ruptura con el gobierno de centroderecha dándole al centroizquierda las responsabilidades de definir un nuevo rumbo.
–¿Cuánto hay de las características personales de Silvio Berlusconi en lo que usted define como período oscuro italiano?
–Berlusconi es el principal responsable, particular responsable. Incluso más que su fuerza política ya que ha impregnado su gestión de un fuerte personalismo. Ha anulado incluso las posibilidades del centroderecha privilegiando su imagen. Introdujo en Italia serios problemas: redujo la autonomía de la política en relación a las características personales; achicó la autonomía de las instituciones frente al poder económico y al poder de los medios de comunicación.
–¿Favorece al centroizquierda italiano el cambio de signo político que tuvo España?
–Indica una esperanza. No es algo automático. Nosotros también queremos que haya un cambio en Italia. Con el gobierno de Zapatero, España ha tenido valientes posiciones en la política internacional y en el plano de los derechos civiles. Es una señal que los italianos deberíamos tener en cuenta. La opinión pública italiana está descubriendo la importancia de la política exterior. Se está dando cuenta de que Italia es parte de una región más amplia. Un gobierno, un Parlamento debe confrontarse con instituciones de otros países y regiones, no se puede vivir y gobernar encerrados en sí mismos y sin un diálogo positivo con los restantes interlocutores.
–Zapatero introdujo cambios en la política inmigratoria, ¿cómo se comporta la opinión pública italiana con los inmigrantes?
–En Italia había una buena ley de inmigración, la del ministro Giorgio Napolitano. Una ley que hospedaba a los extracomunitarios con una programación, una ley que ha reducido fuertemente la inmigración ilegal. Luego el ministro Umberto Bozzi, de la Liga Norte, modificó la ley Napolitano introduciendo restricciones. De esta manera aumentó la inmigración ilegal. Los ciudadanos ingresan igual en las costas italianas pero lo hacen de manera ilegal.
–¿Qué piensa la ciudadanía italiana de Africa, continente tan cercano a ustedes como olvidado y principal fuente de la inmigración que hoy reciben?
–Hay una opinión país por país. Desde el centroizquierda pensamos que se debe tener una política de apertura con los inmigrantes. Estamos hablando de inmigración legal. A estos ciudadanos pobres nosotros debemos abrirles las puertas. Nosotros somos tierra de inmigración. Argentina está llena de italianos que llegaron aquí porque en Italia no tenían qué comer o de qué trabajar. Hoy estamos hablando de nuevos pobres que vienen de otra parte del mundo. ¿Nosotros qué haremos, nos olvidaremos de nuestra historia y cerraremos las puertas para quienes nos piden ayuda? Este comportamiento es inaceptable. Debemos dar acceso a quienes nos piden ayuda. No sólo con la asistencia social, hospedaje, trabajo y educación, sino también plenos derechos civiles y políticos. Que es lo mismo que pedimos para los italianos que están en el exterior. Debemos darles a los inmigrantes lo que a nuestros connacionales se les da en el exterior.
–¿Qué piensan los italianos de la invasión a Irak?
–Las encuestas realizadas este mes dieron todas el mismo resultado. La gran mayoría está en contra de la guerra, la gran mayoría está de acuerdo con el retiro de las tropas italianas de Irak, pero el gobierno italiano no dudó en participar de esta aventura militar porque no sabe resolver el tema del terrorismo. La guerra en Irak es un modo tradicional, hoy superado, de cómo enfrentar un gran tema como es el del terrorismo. Hoy el terrorismo tiene características distintas a las conocidas. Es cuanto menos equivocado pensar que el actual terrorismo globalizado puede resolverse con una guerra específica, sobre un punto del planeta.

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