EL PAíS
› EL HOSPITAL PUSO NUEVAS ENFERMERAS PARA SUPLANTAR A HUELGUISTAS
Algo más de tensión en el Garrahan
Hubo quejas por la medida pero, finalmente, los trabajadores le restaron importancia. El ministro del Interior ratificó que no habrá nueva propuesta. Críticas de Kirchner.
› Por Laura Vales
En el primer día del nuevo paro de 72 horas en el Garrahan, un grupo de enfermeras contratadas por la dirección entró al hospital a suplantar a los huelguistas. El ingreso fue llevado a cabo con ciertas medidas de seguridad, ya que las autoridades temían que se produjeran incidentes, pero más allá de algunos gritos en la entrada la novedad no causó una gran preocupación en el gremio. “Acá hacen falta enfermeras”, definió la delegada Adriana Agüero. “Claro que no me cae simpático que tomen gente para romper la huelga pero tampoco me asusta.” A nivel sindical intranquiliza más que los días transcurran sin que se inicie una negociación. Ayer el ministro del Interior, Aníbal Fernández, insistió en que el Gobierno no hará otra oferta salarial y el propio Presidente criticó a los trabajadores en conflicto por “tirar más de la soga de lo que se puede”.
¿Por qué no preocupa la idea del reemplazo? En el hall de entrada del hospital, donde cumplen el paro bajo la modalidad de permanecer en el lugar de trabajo, Mariana Riveros explicó sus razones. “Para entrar rendimos examen de ingreso. Después es necesario hacer una pasantía, que en mi caso fue de tres meses y en otros es de seis, durante la cual estamos acompañados. Es decir que se trata de un trabajo de mucha complejidad que no cualquiera sabe hacer. Manejamos cosas de mucha delicadeza, como la dosis de las drogas, que para un chico o un bebé se administran a veces en microgramos. Equivocarse es altamente riesgoso y puede ser fatal; incluso tareas más fáciles, como colocar una vía, es complicada cuando en lugar de estar con un adulto uno atiende a un recién nacido de 600 gramos.”
“A este hospital no viene cualquiera”, interviene una de sus pares. “Es un centro de derivación. Acá llega el pibe más chongo cuando está hecho fruta. No hay ningún paciente que necesite nada más que una nebulización. Estamos muy entrenadas, es un trabajo difícil, no cualquiera lo aguanta: de diez enfermeros que emplearon la última vez, cuatro se fueron porque no aguantaron.”
Durante la jornada hubo duras críticas oficiales a la medida de fuerza. Luego de las declaraciones del Presidente (ver aparte), Aníbal Fernández sostuvo que el Gobierno “no se dejará extorsionar por la comisión interna del Garrahan”, a cuyos integrantes calificó como “miembros del Partido Obrero” que utilizan el conflicto para realizar “acciones políticas”. El funcionario anticipó que el reclamo se resolverá en un “cortísimo plazo”. “Sería sensato que la comisión interna se diera cuenta del error que está cometiendo y a esto lo pusieran en orden ellos”, expresó pero “si (los trabajadores) no están dispuestos a producir ese cambio, será el Gobierno el que lo lleve a cabo”. El ministro se quejó, finalmente, del fallo judicial que frenó los despidos, al que calificó de “incomprensible”.
Por la mañana, el juez Eduardo Daffis Niklison inspeccionó el hospital para verificar si se cumplían las guardias mínimas. Fuentes judiciales indicaron que el magistrado consideró que la atención era “adecuada”. La semana pasada, Niklison había rechazado el pedido de un fiscal para indagar a 13 enfermeros por abandono de persona. De todas maneras la postura no es definitiva y el juez espera los informes de los inspectores del Ministerio de Trabajo.
En un comunicado de prensa la dirección del hospital consideró “dispar” el acatamiento al paro e informó que durante el día no se suspendieron cirugías. Tal novedad fue atribuida a que parte de las instrumentadoras volvieron a trabajar después de recibir los telegramas de intimación de la semana pasada. De acuerdo con los datos suministrados por el Consejo de Administración, hubo un 10 por ciento menos de internados con respecto a lo habitual y como en paros anteriores se acercaron a la guardia menos pacientes.
El reclamo del personal no médico consiste en un sueldo básico de 1800 pesos, el aumento del 2 por ciento por año de antigüedad y un reconocimiento del carácter profesional de los enfermeros. En apoyo a estos pedidos, ayer pasó por el hospital una delegación de las organizaciones de desocupados que acampan en la Plaza de Mayo. Juan Cruz Daffuncchio, Néstor Pitrola y Vilma Ripoll estuvieron en el lugar donde hoy se esperan otros gestos similares. Al mediodía, los ceramistas de Zanon, la fábrica neuquina reabierta por sus trabajadores, van a donar un camión de cerámicos. “No como caridad sino como denuncia de las inversiones que debe hacer el Gobierno, también como parte de la pelea que hay que dar hacia la sociedad, en respuesta a la campaña de desprestigio que hacen los medios”, dijo Raúl Godoy. El dato curioso fue la visita de una enfermera sueca que dio su solidaridad al conflicto. “¿Cuánto ganan allá?”, quisieron saber todos. “Mil quinientos euros”, dijo ella. Pero aclaró que la cifra “no es tanto en Suecia” y que “en muchas partes las enfermeras somos mal pagas”.
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