Graciela Fernández Meijide finalmente levantó la reunión que tenía agendada para ayer a la tarde con dos delegados de un importante grupo de dirigentes del Frente Grande de la provincia de Buenos Aires, quienes iban a pedirle que renuncie a la presidencia del distrito. Graciela se enojó por la difusión del encuentro y adelantó que no tiene en sus planes renunciar ni a su cargo partidario ni a su afiliación. “Tendremos que utilizar los caminos legales”, se resignaba un dirigente bonaerense.
El sábado pasado casi 200 dirigentes del Frente Grande bonaerense se encontraron en un hotel céntrico para analizar la política del distrito. Lo que resolvieron fue que no resultaba coherente que Graciela siguiera como presidenta del FG de la provincia si no coincidía con la línea aprobada por el último congreso nacional partidario. Esto es, mantener la autonomía del Frente sin sumarse al ARI –como hizo el sector que sigue al ex vice Carlos “Chacho” Alvarez– ni aliarse al gobierno de Eduardo Duhalde o al radicalismo –como el grupo de Darío Alessandro y Juan Pablo Cafiero, al que adhiere Fernández Meijide–.
En la reunión también quedó determinado que si Graciela renunciaba, su lugar sería ocupado por el senador provincial Eduardo Sigal, uno de los actuales vicepresidentes. En el encuentro estuvieron el ex diputado Ricardo Vago, los legisladores provinciales Alejandro Mosquera y Pedro Courtial y el intendente de Avellaneda, Oscar Laborde, para citar a los más conocidos. Vago y Courtial serían los encargados de transmitirle la resolución a Fernández Meijide. El grupo sostiene que cuenta con una representación más que suficiente para desplazar a Graciela por los carriles orgánicos si es necesario, pero imaginaron que le resultaría más sencillo a través de la persuasión.
Desde hace algunos años Graciela actúa en sintonía con el diputado Rodolfo Rodil. Y como la semana pasada Rodil renunció al Frente Grande y anunció que crearía una fuerza propia, los dirigentes frentistas supusieron que Graciela seguiría sus pasos. Es decir, pensaron que no pondría muchos reparos a allanarles el camino hacia la conducción partidaria. No fue así.
Rodil confirmó a Página/12 su alejamiento del FG. Lo mismo que el intendente de Morón, Martín Sabbatela –cercano a Rodil–, quien comenzó el armado de un partido vecinal con el que buscará su reelección. Pero el diputado aclaró que, por ahora, la fuerza que quiere lanzar no estará integrada por Fernández Meijide, que quiere seguir dentro del Frente Grande.
“Yo no renuncié al partido. Tampoco se hizo un congreso en la provincia, así que no veo por qué tendría que renunciar”, explicó Graciela a este diario. Y agregó que, si querían desplazarla, Sigal, Laborde y Mosquera tendrían que utilizar el procedimiento previsto en la carta orgánica. “No sé ni cuál es ese procedimiento. No es mi prioridad ni la de la gente, así que ni me quiero preocupar”, agregó la ex ministra. Enterada de las intenciones de sus visitantes, Graciela cortó por lo sano y levantó la reunión, prevista para ayer a las 17 en su casa del barrio de Belgrano.
Detrás de la disputa está en juego la política de alianzas del FG de cara a las próximas elecciones. En eso es difícil encontrar dos dirigentes que estén de acuerdo. Hay unos cuantos volcados a buscar una alianza con Lilita Carrió –incluso el presidente del partido, Aníbal Ibarra, mira esta posibilidad con simpatía–, mientras que otros –como Sigal, el posible reemplazante de Fernández Meijide– imaginan un futuro común con sectores peronistas “progresistas”, como el que encabeza el gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, con quien ya hicieron algunos actos conjuntos en la provincia.