EL PAíS
“Acá no hay vuelta atrás porque Duhalde no cumplió”
El subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, defiende al Gobierno, analiza la campaña del kirchnerismo y habla de los Duhalde, a quienes imagina aliados con Macri “en la vereda de enfrente”.
› Por Diego Schurman
El recorrido empieza con una foto de Perón abrazando al jugador de Boca Eliseo Mouriño. Sigue con retratos de Evita y de Rosas. Y termina en un escritorio en donde descansan un café con leche humeante y unas tostadas huérfanas de dulce. Todo indica que se trata de un viaje hacia lo nacional y popular. Y seguramente eso no le disguste a Carlos Kunkel, un reconocido representante de la cruzada antiliberal. Pero el secretario general de la Presidencia no quiere que su despacho sea el único que hable. “¿Va a hacer de abogado del diablo? Está muy bien, para eso está la prensa”, desafía sonriente. “Pregunte, pregunte”, insiste con vozarrón tanguero.
–Bien. Ahí va: ¿Usted se mete la Marcha Peronista en el culo?
–...
–Disculpe, se lo digo textual como lo expresó Aníbal Fernández.
–Noooooooooo. Yo no me meto nada en el culo. La expresión del ministro de Interior no fue una expresión de buen gusto. La Marcha la tengo metida en el corazón. Soy peronista porque me crié en una familia de ferroviarios.
–¿Y está de acuerdo con la ausencia de simbología peronista en la campaña kirchnerista?
–Ni el decreto 4161 de 1956, de la dictadura de Aramburu, logró bajar de mi casa los cuadros de Perón y de Evita. Nuestra gestión es peronista. Pero en los actos están agazapados para caernos con la Justicia Electoral si usamos la simbología que por ley está reservada al PJ.
–¿Usted se hizo peronista por la mucama, como le pasó a Bielsa?
–(Sonríe.) Ahora con mi mujer tenemos una persona que nos ayuda en la casa. Pero no me crié con mucama. Estaba en un pueblo ferroviario.
–¿Qué es la nueva política?
–Soy mayor para esa pregunta. Es volver a las raíces de una Argentina más solidaria.
–¿Todos los aliados al Gobierno se ajustan a ese concepto?
–Están acompañando. ¿Cuando desembarcó en Buenos Aires el capitán José de San Martín lo tendrían que haber fusilado porque venía de pelear defendiendo al rey de España? Respecto del pasado de cada cual, que lo resuelva la Justicia. Muchas veces nos preguntan por qué aceptamos el apoyo de Duhalde después de que sostuvo la candidatura de Ruckauf, Reutemann y De la Sota.
–¿Y por qué?
–Después de la muerte de Kosteki y Santillán, Duhalde dijo que se retiraba porque había una dirigencia pésima. Le tomamos la palabra. No la cumplió. Entonces ahora no le creemos ni tampoco a su círculo más íntimo.
–Eso no decían cuando avanzaban en un acuerdo por las listas.
–¡Haga nombres! ¡Haga nombres! (Levanta la voz.) Yo siempre dije que no iba a haber acuerdo. Mire que conozco de adentro al pejotismo bonaerense.
–¿Entonces tengo que pensar que el Gobierno es ingenuo y se alió con el diablo sin darse cuenta?
–¿Aliado? Aliado noooooo. Aliado es cuando uno condiciona la posición política del otro. Kirchner nunca estuvo condicionado por Duhalde.
–¿Qué es Duhalde?
–Es representante argentino en el Cono Sur y se maneja con el Gobierno a través de la Cancillería. Entró tres veces al despacho presidencial.
–Claro, y ahora me va a decir que con Kirchner sólo habla del Mercosur.
–(Se ríe.) Yo respeto lo que dice. Usted respete mi opinión.
La nueva oposición
Hizo punta promocionando a Cristina Kirchner en la provincia, cuando el desembarco aún parecía una quimera. Kunkel no tenía demasiada compañía en su arenga antiduhaldista. Pero el tiempo confirmó la candidatura de la primera dama y la ruptura con el ex presidente.
–¿Le pegará también con aquello de que la elección bonaerense es “la madre de todas las batallas”?
–Es un punto de inflexión para renovar las prácticas políticas. Es un recorrido. No es una foto. Es parte del recorrido.
–La foto es la del festejo: las encuestas dicen que Cristina gana, la pregunta es si la película es la del festejo.
–Es todo un proceso, es prematuro decirlo ahora.
–Me refiero a cómo quedará compuesta la oposición. Si la encabezará Duhalde o Macri o Carrió.
–Mire, Carrió es una mujer a quien le gusta hacer denuncias mediáticas pero que no tiene pruebas y que nunca aclaró lo sucedido en Margarita Belén. Duhalde y Macri son lo mismo. Van a trabajar juntos en la vereda de enfrente, a no ser que Duhalde cumpla su palabra y se retire.
–El que pidió licencia, pero de Boca, es Macri.
–¿Sabe qué? Yo a Bianchi –muestra un foto dedicada del ex técnico xeneize– le pedí un autógrafo. A Macri, en cambio, le pediría explicaciones por la firma de un contrato millonario para la construcción de cloacas durante la intendencia de Rousselot.
–¿Qué opina de Chiche Duhalde?
–Mucha veces fui injusto y duro con ella. Es una persona que no se capacitó para las funciones que ejerció. Tampoco ha tenido experiencia de gestión concreta. Hace lo que su marido le indica.
–Entiendo que no hay vuelta atrás con el duhaldismo...
–No hay vuelta atrás porque Duhalde no cumplió con su palabra, porque Eduardo Camaño nos dice que no vamos a poder gobernar después del 24 de octubre, porque nos hacen presiones corporativas, porque a la señora de Duhalde la mandaron a decir que sabe muchísimas cosas de nosotros y que no las quiera decir. ¡¡¡Que las diga!!! Si tiene algo que denunciar que vaya a la Justicia, sino son comportamientos...
–...¿mafiosos?
–No quiero usar la palabra italiana porque se ofenden mucho.
–¿Se murió la transversalidad?
–El PJ tiene que recuperar su práctica movimientista. Y sigo identificado con esa metodología.
–Es curioso que después de haber considerado al socialista Hermes Binner como paradigma de la transversalidad, el kirchnerismo lo cuestione tan duramente, como ocurrió en el acto de Rosario.
–Con Binner hubo una vocación frentista, pero después de lo que votaron los legisladores de su partido...
–¿Está mal tener criterio propio a la hora de votar?
–No pueden decir que apoyan una gestión de gobierno en la foto, para captar la popularidad del Presidente, pero no a la hora de votar.
El piquetero Camaño
Una muchedumbre acompaña a Perón en un 1º de mayo. Es otra imagen que cuelga en la pared. Al pie, en texto habla del “gobierno de los trabajadores”. Hoy el Gobierno es peronista. Pero la realidad es otra. Son los desocupados los que salen a la calle. Kunkel no esquiva el tema.
–¿Está de acuerdo, como proponen otros miembros del gabinete, con mantenerse inflexible con los piqueteros?
–Es que ahora queda un sector más reducido, más politizado, que no está mal que sean politizados, pero que busca la repercusión mediática.
–¿Privatizaron la Plaza? Porque derecho a entrar tienen.
–Tienen los mecanismos para reclamar...
–Su antiliberalismo no condice con esta actitud de dureza sobre expresiones de algunos sectores, aun pudiendo ser éstos minoritarios.
–Se dieron oportunidades, pero hoy algunos piqueteros son candidatos y sólo buscan repercusiones. Veremos cuántos votos obtiene Pitrola.
–Medido así, D’Elía, declarado kirchnerista, tampoco sacó muchos votos, y siempre tuvo derecho a expresarse, y de hecho lo hizo frente a Shell. Si bien ambos pueden expresar minorías, tienen derecho a manifestarse.
–Yo respeto su opinión.
–A veces no se nota la misma dureza con el capital concentrado, como a la hora de renovar licencias de los medios.
–(Sonríe con ganas.) Me gustaría que eso salga publicado.
–¿Por qué el Presidente tradujo como una “conspiración” o una “campaña de desestabilización” lo que es una disputa de poder?
–El no habló de figuras penales, si no hubiera ido a Tribunales. Habló de expresiones, como la de Camaño, que como presidente de la Cámara de Diputados es tercero en la línea sucesoria, que busca desestabilizar.
–Más que conspiración eso es presión, o en todo caso despecho.
–Buscan acuerdos con torturadores, militares golpistas y con enriquecidos de los ’90, como De Narváez. Es un perfil de confluencia de intereses perjudicados por los cambios. Copian gestos de mafiosos. Ojo, no digo que lo sean. Yo puedo hacer un gol con la mano y no por eso voy a ser Maradona. (Levanta las cejas y se ríe.)