EL PAíS
› RADIO PASILLO
Misceláneas
La renovación de Maradona. El viaje de Esquivel. Aznar y su deslumbramiento. Barrionuevo al acecho. Bielsa y su dead line. Kunkel ríe.
› Por Diego Schurman
Visita obligada
Armó revuelo, como sucede cada vez que aparece en escena. Este vez fue en una dependencia del Ministerio del Interior, adonde llegó para renovar el pasaporte. Estuvieron los que le pidieron autógrafos, los que se querían retratar junto a él y los que se sienten dueños de su vida. Así pasó una mañana más de su vida Diego Armando Maradona.
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Subte, nunca taxi
Llamaba la atención. Más de un pasajero le veía cara conocida. Pero nadie se animaba a sacarse la duda preguntándole. A esa hora de la mañana, el subte A, que une Primera Junta-Plaza de Mayo, no está abarrotado, pero tampoco le sobraba demasiado lugar. Sin embargo, ése fue el medio de transporte que eligió el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel para trasladarse a la Casa Rosada, donde iba a compartir junto al presidente Néstor Kirchner la presentación del Proyecto de Ley de Financiamiento Educativo.
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Souvenir
Primero le agradeció haber aprobado la ley que instauró el Día de la Galleguidad en la ciudad de Buenos Aires y que se celebra con una gran paella por toda la comunidad. Pero no se quedó ahí José María Aznar. A los pocos segundos le manifestó al candidato a diputado Jorge Giorno su embeleso por el distintivo del Partido de la Ciudad que lucía en su solapa, y en un acto que tuvo poco de protocolar mandó a uno de sus colaboradores a buscar un distintivo del Partido Popular español para intercambiar en el momento, en un gesto más emparentado al folklore futbolero que al de un encuentro político.
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Luisito va por más
El proyecto de ley es de Graciela Camaño. Pero todos miran a su esposo, el líder gastronómico Luis Barrionuevo. Y no es casualidad: la iniciativa, que deberá ser tratada este miércoles, promueve la participación en las ganancias –más del 10 por ciento– a todos los trabajadores de establecimientos hoteleros y gastronómicos que se desempeñan en servicios turísticos. En el 2002, Luisito ya había logrado que su gremio absorbiera a los empleados de agencias de viaje, en un convenio refrendado por su esposa, por entonces ministra de Trabajo de Eduardo Duhalde. Pero ahora va por más.
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Confesiones de invierno
La confesión llegó cuando este diario, durante la entrevista que le hizo el viernes pasado, le preguntó cómo fue que le ofrecieron ser candidato a diputado. “Habida cuenta de que soy un canciller en artículo mortis –arrancó Rafael Bielsa–, yo ya había decidido no ser más canciller. Me fijé con mi familia hacer un dead line (final), que iba a ser diciembre de este año. Un canciller tiene una vida útil de dos o dos años y medio. Yo extraño a mi familia, se me hace pesado, quiero mucho a mi familia, me estoy perdiendo años clave en la educación de los chicos. Yo jamás hablé con Kirchner de la diputación hasta el miércoles que me la ofreció. Me dijo: ‘Me gustaría que fueras candidato de la ciudad de Buenos Aires a nivel nacional’. Le dije: ‘Bueno, okey’. Y me dice: ‘¿Qué te interesaría? ¿Cómo ves el tema?’. Entonces le propuse renunciar inmediatamente a la Cancillería y ponerme a laburar en la campaña. Y me dijo: ‘Un gabinete no se puede cambiar espasmódicamente, menos un canciller. Y yo tengo que leer las elecciones para conformar el nuevo gabinete. De modo que quedate hasta el 9 de diciembre.” Y así habrá sido.
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Ríe por Boca
A un costado, en una mesita escondida, tiene la foto de Carlos Bianchi dedicada. La conserva como una reliquia, de la misma forma que los retratos de Eva, Perón y Rosas, personas por las cuales se desvive y hasta puede conversar por horas. Pero cuando el tema es Boca, no hay con qué darle. Ahí sí, Carlos Kunkel, el subsecretario general de la Presidencia, esboza su mejor sonrisa y se olvida de su fama de serio.