El Gobierno deberá seguir conviviendo con los fantasmas y cruzando los dedos. Luego de haber desbaratado en La Pampa la eventual renuncia de Eduardo Duhalde, ahora deberá enfrentarse a la posibilidad de un nuevo revés cuando se discuta en el Senado la Ley de Subversión Económica. La norma es, junto a la ya sancionada Ley de Quiebras y al convenio fiscal con las provincias, uno de los puntos condicionantes para que el Fondo Monetario suscriba un acuerdo con el Gobierno. Al igual que en todas las últimas sesiones, la llave estará en manos del radicalismo. Ante la dificultad del peronismo para obtener el quórum primero, y luego los votos indispensables para la aprobación de la ley, la decisión de los legisladores de la UCR se vuelve crucial para el respaldo a la iniciativa, para la suerte de la coalición parlamentaria que sostiene a Duhalde y también para la continuidad del caudillo de Lomas de Zamora en la Rosada.
Las urgencias fueron reconocidas por el propio Duhalde. Apenas llegado a Santa Rosa, emplazó a los legisladores con una semana de tiempo para la sanción de la ley. Luego de que los Diputados rechazaran primero el proyecto del PJ y posteriormente aprobaran el redactado por la radical Margarita Stolbizer, la opción de los senadores es respaldar éste o revalidar la derogación aprobada por 32 votos contra 30 en una trasnochada sesión de la Cámara alta.
El primer obstáculo del PJ es el quórum. Para ello necesita sentar en las bancas a 37 senadores. Hasta el momento cuenta con la voluntad de 34. “Si pudieran movilizar al neuquino del MPN, Pedro Salvatori, actualmente en un complicado proceso postoperatorio, llegarían a 35”, reconoció a este diario un parlamentario opuesto a la ley. Igualmente, a los hombres del oficialismo les faltarían dos respaldos. Por eso, al momento de analizar posibles escenarios, ayer en la Cámara alta se especulaba con que la sesión se postergaría hasta el próximo jueves, “si es que logran sumar los votos necesarios”. Por lo pronto la reunión de Labor Parlamentaria que precede a las sesiones todavía no fue convocada.
La segunda dificultad del peronismo es tener los votos de la Comisión de Asuntos Penales para poder llevar el tema al recinto, evitando así la obligación de contar con el respaldo de los dos tercios de los presentes. Para ello necesita la firma de seis de los once senadores que la integran. Aunque el peronismo tiene seis hombres sentados en la comisión, no logró obtener un dictamen favorable por la oposición de la santacruceña Cristina Fernández de Kirchner y del riojano Jorge Yoma. “Si la palabra tuviera algún valor, el proyecto tendría que ser rechazado, ya que la derogación de la Ley de Subversión Económica garantiza la impunidad y el propio Duhalde dijo que no la avalaría”, precisó a Página/12 la senadora patagónica.
A pesar de que había firmado el proyecto oficial “en disidencia total”, cuando se percató de que habilitaba el tratamiento del tema en el recinto, Yoma procedió a retirar su rúbrica. “Lo hice para evitar cualquier interpretación equivocada”, comentó el riojano a este diario. Tanto Yoma como Kirchner forman, junto a los entrerrianos Jorge Busti y Graciela Bar, los puntanos Liliana Negre y Raúl Ochoa y el chubutense Marcelo Guinle, las ocho voces rebeldes del peronismo. Ante la falta de números favorables, anoche las autoridades de la bancada justicialista intentaban desesperadamente que, aunque en disidencia, el dictamen tuviera las seis firmas necesarias para su tratamiento. La “maniobra” fue denunciada por la frepasista Vilma Ibarra. “Sin quórum propio ni dictamen a favor de la derogación, necesitarán inevitablemente el apoyo del radicalismo para tratarlo, aun votando en contra”, dijo Ibarra a este diario. “O sea que el radicalismo tiene la llave para evitar que se instale la impunidad de los fugadores de divisas en la Argentina”, concluyó.
¿Quo vadis, radicales?
El dilema al que se enfrentan los herederos de Leandro Alem es mucho más que su posición frente al proyecto de subversión económica. A su conocido rechazo a la derogación votada por el PJ suman su crítica al proyecto presentado por sus correligionarios en la Cámara baja. Igualmente el principal dilema que enfrentan es si continúan apoyando al gobierno de Duhalde o por el contrario le votan en contra, ratificando su repudio a “cualquier forma de impunidad para los banqueros”. Hasta el momento la fórmula que habían encontrado para ser funcionales pasaba por ayudar al oficialismo con el quórum o con los dos tercios, luego votaban sus propias iniciativas. Hoy, en cambio, no desconocen que, como dijo a este diario un destacado opositor a la norma, “dar quórum es como votar por la ley”. Por lo pronto la decisión será analizada desde la mañana, en forma conjunta por el bloque de senadores y por el Comité Nacional de la UCR. El resultado marcará definitivamente el perfil futuro del radicalismo.