Mar 28.05.2002

EL PAíS  › LA DESCONFIANZA DE FELIPE SOLA

Reteniendo la firma

Felipe Solá, gobernador de Buenos Aires, dudó en viajar a La Pampa con Eduardo Duhalde en el Tango 01. Recién cambió de idea cuando el ministro de Economía, Roberto Lavagna, le aceptó que la reducción del déficit fiscal bonaerense fuera menor al 60 por ciento, tal como acordaron el resto de las provincias. De todas formas, Solá quiere ser el último en firmar el Pacto Social. Por contárselo a los periodistas, el gobernador perdió el avión presidencial, ese que durante el fin de semana había pensado no utilizar.
Durante la reunión pampeana, Solá fue uno de los gobernadores que no le pareció mal la propuesta de elecciones anticipadas que tiró sobre la mesa el santacruceño Néstor Kirchner. Sin embargo, junto a José de la Sota y Carlos Reutemann, adhirió a la posición que sostenía que era mejor dejar para más adelante este tema porque antes había que cerrar la negociación con el FMI.
La participación del bonaerense en el encuentro en La Pampa se gestó durante la semana pasada. Duhalde se reunió en privado con Solá. En ese encuentro la conversación giró alrededor de temas absolutamente políticos. El Presidente le dijo algo que el gobernador esperaba: la confianza en que él será el candidato del PJ para gobernar Buenos Aires. Claro, Solá no contaba que, al día siguiente, la primera dama, Hilda González, anunciaría su deseo de convertirse en gobernadora. Cuando se enteró de ello, el bonaerense se enfureció. Hasta tanto llegó la bronca que había planeado no subir al Tango 01.
Sin embargo, el sábado, Solá mantuvo una reunión con Lavagna –a pedido de Duhalde– donde las cuestiones económicas limaron en parte las asperezas políticas. El ministro accedió a la exigencia del gobernador de no reducir el déficit fiscal en la proporción en la que exige el gobierno central en representación del Fondo Monetario Internacional. Del 60 por ciento que el resto de los estados provinciales se comprometieron a realizar, Buenos Aires lo hará entre el 50 y el 40 por ciento.
Solá lee esto como un triunfo. Igual, y hasta tanto esté seguro de que no haya cambios de última hora, recién rubricará el acuerdo con la Nación una vez que lo firmen el resto de las provincias. Un privilegio, sin duda, que se puede dar sólo la provincia más grande del país.
Igual, al gobernador bonaerense todo esto le deja un gusto amargo en su boca. El favorecer la resolución de uno de los 14 puntos que firmaron hace un mes y que para el oficialismo significa la llave que le permitirá al Gobierno acordar con el Fondo, no significará para Solá un triunfo. Y esto es así porque el gobernador suele quejarse con amargura de que, empezando por el enviado Anoop Singh, la gente del FMI considera a Reutemann como uno de los presidenciales, “en cambio a mí me miran y dicen: ‘Ahí está José Déficit’”.

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