EL PAíS
“Si se quiere ir, que se vaya, ya hay candidatos para reemplazarla”
El ministro de Planificación, Julio De Vido, se refirió de esta manera a la empresa francesa Suez, controlante de Aguas Argentinas. Rodríguez Zapatero adelantó que, si Aguas de Barcelona logra construir una ingeniería financiera, podría regresar a la empresa.
Por S. M.
Desde Nueva York
Néstor Kirchner está convencido de que el anuncio público de la empresa francesa Suez, controlante de Aguas Argentinas, constituyó una maniobra para tratar de quedarse y obtener beneficios. Sin embargo, el Presidente dijo a sus colaboradores que dicha movida no ha de tener efecto. “El Gobierno no está preocupado por la salida de Suez; si se quiere ir, que se vaya. Ya tenemos candidatos nacionales e internacionales para reemplazarla”, dijo ayer, públicamente, el ministro de Planificación, Julio De Vido. En privado, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, le adelantó a Kirchner que Aguas de Barcelona, que forma parte de Aguas Argentinas, si logra construir una ingeniería financiera, podría regresar como inversor a la empresa de marras.
“Todo lo que nos hizo Suez. Tiene una rentabilidad garantizada y no plantó ni un metro de caño”, se quejó Kirchner ante sus ministros y consejeros por los últimos anuncios de la empresa en cuestión. Su anuncio desató una expectativa ante la no concretada reunión entre el presidente argentino y el primer ministro francés, Dominique de Villepin. El encuentro quedó como posibilidad después de que el presidente Jacques Chirac hablara con Kirchner para felicitarlo por la identificación del cuerpo de la monja francesa asesinada en la ESMA Léonie Duquet. Pero Chirac se enfermó y no pudo viajar a Nueva York. En el medio, Suez anunció que se retiraba de Aguas y desde Francia se hizo saber que De Villepin podría conversar sobre el asunto con Kirchner.
Pero el gobierno argentino no estaba interesado, a pesar de las confusiones que se generaron entre los funcionarios. No ocurrió.
En enero de este año, cuando Kirchner se vio en París con el presidente galo, trataron el tema de Suez. “Esta es una piedra en el zapato. Debemos sacarla y seguir caminando”, había dicho Chirac. La frase fue decodificada por el argentino como una buena señal del gobierno francés. Desde ese entonces, poco se había avanzado en la negociación. Suez, que había acordado un cronograma de aumento tarifario aceptable para el Gobierno, solicitó que el Estado se hiciese cargo de la deuda que la compañía mantiene con un banco: unos 300 millones de dólares, que pretendía cancelar con un crédito que debía otorgarle el Banco Nación. El Gobierno le dijo que no.
Ayer, si bien el primer ministro español dijo que el asunto había quedado pendiente para más adelante, este diario puedo saber que en la reunión entre Kirchner y Rodríguez Zapatero, ambos mandatarios desmenuzaron el tema. Aguas de Barcelona integra la sociedad de Aguas Argentinas, pero es controlada por Suez, que tiene capital accionario en la empresa catalana. Zapatero consideró que Aguas de Barcelona podría salir de Aguas Argentinas, desvincularse de Suez y volver a entrar como inversor en la nueva sociedad que gerencie la privatizada argentina.
De Vido sostiene que ha conseguido capitales internacionales y locales que están interesados en tomar la concesión de Aguas Argentinas. El Estado nacional tendría una participación mínima en el nuevo esquema, acaso una acción de oro, y Aguas de Barcelona como asociada. Zapatero no descartó que pudiese haber otra empresa estatal española que participe también del emprendimiento si es que finalmente Suez cumple con su amenaza.
La sensación que dejan las charlas que mantienen altos funcionarios del Gobierno, y lo que suele decir al respecto el Presidente a sus allegados y colaboradores, es que la presencia en argentina de la empresa francesa tiene los días contados. El Gobierno solicitará que cumpla con todos los pasos legales para dejar el servicio, y luego pensará como seguir la historia, tantocon Suez cuanto con Aguas Argentinas.